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miércoles, 25 de junio de 2025

INSTITUCIONALES

INSTITUTO EVANGÉLICO AMERICANO


LITERARIAS


EL ENSAYO ETERNO

Escribe: CAMILA TAMASI. Estudiante de 5º año


El teatro estaba más silencioso que de costumbre cuando Bianca llegó esa madrugada, lista para otro ensayo sola. Desde hacía semanas, cada noche después de l a última función , se quedaba a practicar en el inmenso escenario vacío, buscando alcanzar la perfección en cada giro. La tranquilidad y el silencio a esas horas le brindaban la concentración que necesitaban lejos de las miradas de los demás. Esa madrugada, como tantas otras, había regresado a su lugar de siempre.

Aquel espacio estaba desordenado, con todos los vestuarios abandonados. A un costado, un gran espejo de marco dorado, parte del decorado de una vieja obra, reflejaba la escena mientras Bianca, calentaba sus músculos y repasaba mentalmente la coreografía. Después de unos minutos, comenzó a girar, buscando un giro perfecto que había perseguido por tanto tiempo.

Fue entonces cuando, mientras trataba de lograr ese giro preciso, notó algo extraño en el espejo. En lugar de reflejarla, mostraba el mismo escenario vacío, pero con un aire sombrío, como si hubiera captado otra realidad, un teatro alterno donde el polvo cubría los asientos y extras voces resonaban en los pasillos. Intrigada, Bianca extendió la mano hacia el cristal, y su reflejo, en lugar de acompañar su gesto, se detuvo, observándola fijamente.

Sin retroceder, Bianca presionó la superficie del espejo y su mano se hundió en el vidrio como si fuese agua. Dio un paso adelante y pronto se encontró en otro teatro. El aire era pesado y las luces, aunque encendidas, iluminaban poco el escenario. El ambiente estaba totalmente quieto. Daba la impresión que el tiempo pasaba lento y un escalofrío recorrió su espalda.

Miró hacia la platea, y había filas y filas de personas vestidas con ropa de época antigua, observándola en absoluto silencio, con ojos que la seguían en cada movimiento. Sus rostros eran difíciles de distinguir, pero permanecían quietos, lo que hacía que Bianca se sintiera un tanto juzgada. Intentó dar un paso atrás, pero sus pies no se lo permitieron y la impulsaron a bailar. Y así, comenzó a girar y a girar. Su cuerpo se movía sin control en una coreografía que no recordaba haber ensayado, pero que de cierta manera reconocía.

Las figuras de la audiencia, sin producir ningún sonido, comenzaron a levantarse. En sus ojos, Bianca pudo ver tristeza, pero también ilusión, como si hubieran esperado mucho tiempo para verla bailar. Sintió entonces que sus fuerzas se agotaban, pero la coreografía continuaba. En su último intento, miró hacia el espejo de donde había venido y, por un instante, creyó ver su reflejo, esperándola, con los ojos perdidos.

Cuando las luces dejaron de iluminar el escenario, todo quedó en silencio. Su último giro se desvaneció y el espejo volvió a reflejar tan solo el escenario vacío.

Nadie vio salir a Bianca esa mañana ni las siguientes. Sus giros quedaron perdidos para siempre entre las paredes del teatro, y se vería obligada a actuar eternamente.

miércoles, 4 de junio de 2025

VILLA DEVOTO

RELATOS…


Un poco de humor...
CLORITO, EL FANTASMA DEL PALACIO DE AGUAS


Escribe: NORBERTO PEDRO MALAGUTI. Vecino.


En el primitivo Camino del Progreso, hoy avenida Francisco Beiró, nombre de un destacado y querido vecino que acompañara a Hipólito Irigoyen como vicepresidente de la Nación en 1928 que la muerte le impidió asumir, se destaca la presencia de un hermoso y espléndido edificio, el Palacio de Aguas proyectado por una reciente institución, Obras Sanitarias de la Nación, allá por 1912 para llevar agua potable a los hogares.

La Primera Guerra Mundial, demoraría su concreción pero un primero de Diciembre de 1917 se inauguraba. Cuando lo vemos tan imponente nos impulsa un deseo que debería tanta belleza tener una importante cosmética y una destacada iluminación.

Pero en realidad sito estos datos porque al escuchar muchas veces por picardía o simple por deseos fantásticos el correr boca a boca de la presencia de fantasmas en emblemáticos palacios de nuestra hermosa Villa Devoto me lleva a contarles un hecho.

Uno no desea sumarse a estos comentarios porque intenta respetar nuestro ayer con cierto rigor histórico, pero cuando la realidad te golpea y te convierte en un testigo inesperado no puedes obviarlo.

Respecto al tema del título de este relato, les contare mi experiencia acaecida ya hace un par de décadas que ahora me atrevo a confesar.

Un sábado de Octubre, de estas tardecitas primaverales donde nuestro barrio explota de jardines floridos, y el ambiente se perfuma, reafirmando nuestro lema “Villa Devoto Jardín de Buenos Aires” estaba allí en ese lugar ordenando un recorrido tentativo para una visita guiada y me detuve en esa oportunidad a contemplar el palacio con suma atención.

Me atrapaba su imponente estructura, pero también descubrí como era habitual ver pasear a grupos de hermosas jovencitas muy emperifolladas denunciando nuestra alma pueblerina.

Pero algo inesperado me saco completamente de eje, detrás de las verjas de la esquina de la calle Mercedes, una fantástica figura que parecía rememorar al fantasma Casper, marcaba su presencia para deleitarse observando a ese desfile de las adolescentes niñas devotenses con su gracia, sus risas pergeñando algún asalto, como se le decía a los bailes de las barras de amigos o ir a algún cumpleaños.

Quizás hoy Laura logre que ese chico que le gusta se anime de una buena vez, pensaban sus compañeras.

Este inocente personaje que decidí bautizar Clorito me llevó a volver en otros sábados a aquel significativo lugar para comprobar si mi experiencia no era un ataque de delirio.

Cuando las sombras predominaban se esfumaba y nunca pude aproximarme a él porque inmediatamente desaparecía por su extrema timidez hasta tal punto que ni siquiera arrancaba de su boca un modesto buuuu.

Pero si noté un hecho que se reiteraba ante cada uno de los grupitos de bellas jovencitas que desfilaban para su deleite por esas gastadas veredas del Palacio...

Era que al verlas, a Clorito se le hacía agua la boca...

viernes, 11 de abril de 2025

EDUCATIVAS Y CULTURALES

RELATO


FASTIDIO
Mateo Videnor


Escribe: NORBERTO MALAGUTI
Secretario de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto. Vecino.



Marcelo Patricio Muñiz Lazar
, así dice la placa sobre ese enorme escritorio de caoba, debajo de su nombre se lee Jefe de Relaciones Humanas.

Está de muy mal humor, justo ahora cuando tenía la escapada al sur para participar en la competencia de running, tiene esa inoportuna inflamación en la rodilla.

Mira la hora, recién ha llegado, son las nueve y cuarenta y cinco, aprieta el intercomunicador y grita como si su secretaria estuviera a cien kilómetros.

- Claudia venga de inmediato.

Claudia, demora unos instantes, más de lo común, ha descubierto que tiene el cinto desabrochado de su calzado, lo ajusta y parte al despacho.

Claudia, qué le paso que tardó tanto?, esta aquí al lado!

No le da tiempo a una respuesta y continúa...

- Escúcheme bien, tome mi carnet de la prepaga, pida un turno urgente para un médico traumatólogo, y tiene que ser esta semana, ya que tengo que viajar al sur este viernes, no acepto un no, ya que pago bastante, la hago responsable.
Ah!, eso sí, cuando tenga el turno, llame a mi chofer, y avísele que esté listo pues no vendré a la oficina, cuál es la hora del turno y averigüe una farmacia próxima al sanatorio para adquirir lo que necesito.
Usted, pásele el Cuit de la empresa al chofer para la factura y que se la de a usted, para que me reintegren el importe, está claro no?

- Sí, Señor.

- Ah, vaya y dígale a Alberto que me traiga un café doble bien caliente y una aspirina.

Dos pequeños golpecitos en la puerta del despacho

- Quién es?

- Yo señor Marcelo, Alberto con el café.

- Pase.

- ¿Trajo la aspirina?

- Si Señor y un vaso de agua para ingerirla...

- Perdón Señor, podría pedirle algo?

- Diga...

- Mi mujer está ya por parir y tiene que realizar un último control y está muy pesada, podría llegar un par de horas más tarde pasado mañana?

- ¿No tiene ningún familiar que la acompañe?

- Señor, yo soy de Chaco, no tengo a nadie aquí.

- Mire que la empresa no está para regalar nada a nadie, ni satisfacer las cuestiones personales, esa es su responsabilidad, pero bueno, hágalo, pero luego tendrá que compensar esas horas.

- Gracias Señor, es Usted muy generoso.

- Para eso estamos!

miércoles, 12 de marzo de 2025

VILLA DEVOTO

RELATO


EL PREMIO


Escribe: NORBERTO MALAGUTI
Vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto. Vecino


Raúl, acababa de recibir la citación para el enrolamiento militar.

Era una suerte, pensaba, el haber ingresado al Correo, porque le iban a mantener el empleo hasta su baja militar.

Francisco su padre, hubiera deseado que como era su único hijo varón, continuara en su mismo oficio, en el herraje de los cascos de los caballos, Pero Raul, curiosamente manifestaba un gran temor a dichos animales.

Una tarde de febrero, sus hermanas y Liliana su novia del barrio, lo fueron a despedir en el playón del Regimiento de Patricios, lo vieron subir a los camiones junto a una multitud de jóvenes aun vestidos de civil, para ser distribuidos, como si fueran reses, a distintos destinos militares del país.

El tren que le toco, lo llevaría a un destino poco conocido, Zapala.

Debería esperar seguramente unos cuatro meses, según se entero al llegar a destino para poder volver a ver a su familia, cuando cumpliera con la jura a la Bandera,

Sin embargo, su retorno no sería el esperado, su regreso fue en un ataúd sellado, con un certificado de defunción a causa de una peritonitis.

Nadie sabía en ese entonces, que Raúl, fue víctima de su temor a los caballos.

Su sargento primero, conociendo esa debilidad, lo obligaba a gatear entre las piernas de los animales, previa a las clásicas cepilladas de los lustrosos pelos de aquellos potros.

Una mañana uno de ellos le destrozo su cien de una patada certera.

Tampoco, sabia en ese momento que Liliana llevaba de él, una vida en gestación, producto de los furtivos amores de zaguán.

Claudia, tía de Liliana, mujer de carácter, como se decía, quedó viuda muy joven, sola, sin hijos, habitaba una modesta casa en la calle Bazurco, sobreviviendo con la pensión de su marido, marino mercante, y de los favores asistiendo a los vecinos, con aplicaciones de ventosas, inyecciones, o de madrona en algún parto domiciliario.

Se hizo famosa su persona, y estuvo en boca de comerciantes y compradoras en la feria de Franco, por aquel puñetazo que le propino al sacerdote del barrio, vaya a saber por cual razón, de las decenas de versiones que se tejieron de ese hecho, no fue la boca de Claudia quien emitiera palabra sobre el tema.

Ambas mujeres se unirían intensamente, era ella quien acogería en su casa y acompañaría a Liliana, cuando su embarazo ya no pudo ser disimulado, a consecuencia de ser rechazada por su familia.

Junto a ella vio nacer en el hospital Zubizarreta a Laura, una niña preciosa que parecía devolverles esos ojos verdes inmensos de Raúl.

Ya convertida en la Nona Claudia, fue su apoyo de crianza. Era habitual ver abuela y nieta juntas de la mano haciendo las compras en los negocios del barrio.

Liliana, trabajaba de overloquista en Villa Ballester, era un sueldo pequeño pero les permitía sobrevivir sin sobresaltos importantes.

Don Olfav, era el dueño del establecimiento textil donde Liliana trabajaba.

Hombre de carácter serio, que intentaba ser severo, sobre todo con las llegadas tarde de las empleadas a su cargo, pero como con sus retos y reprimendas, o descuentos que finalmente solía perdonar no daban el mínimo resultado, eligió un camino diferente.

Aconsejado por el Ruso Hershele, otro inmigrante de aquellos alemanes de Volga, le propuso que estableciera un premio a la puntualidad, para todas las que no llegaran tarde al trabajo ni un solo día durante el mes...

Él, le agrego su avaricia a la propuesta, se los pagaría si cumplían con la puntualidad durante tres meses seguidos.

En aquellas caminatas de compras con su abuela, Laurita, ya con cuatro añitos cumplidos, soñaba con que los Reyes Magos, le trajeran ese caballito hamaca, tan precioso que se exhibía en el negocio de José Panizza.

Liliana, encontró una posibilidad para cumplir la ilusión de su hija, con el premio y algún ahorrito acumulado, podría generar el milagrito.

Apoyada por Claudia, y con la complicidad de Martha una macanuda compañera que le salvo una llegada tarde en noviembre, aprovechando que don Olfav había viajado al sur en busca de hilados.

Ese último día laborable de diciembre, Laurita se despertó con algunas líneas de fiebre, su madre en la angustia de la situación se demoro más de lo habitual, cuando reaccionó, se acordó del premio, se ató el pelo a la ligera, tomó su monedero de mano y se dirigió, como tantas jornadas a la Estación Migueletes del Ferrocarril Mitre, bajó rápido el terraplén de la avenida Gral. Paz, llego al cantero central, y notó el temblar de puente de hierro que indicaba la llegada del tren, no lo podía perder.

Días después, en la edición semanal del periódico La Razón de Villa Devoto, salía a media página un espléndido aviso de los rodados de la bicicletería Panizza.

En un rinconcito, de una sola columna, bajo un escueto título que expresaba, “Una joven vecina perdió su vida”, Una joven de 24 años que intentaba cruzar la avenida General. Paz, a la altura del puente de Migueletes, fue arrollada por un vehículo que le produjo la muerte instantánea, deja una niña huérfana de corta edad.

viernes, 8 de noviembre de 2024

EDUCATIVAS Y CULTURALES

RELATO ...


POR UN ALFAJOR


Escribe: NORBERTO PEDRO MALAGUTI
Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto. Vecino


Sabía que había varios compañeros del curso se colaban en el tren, cuya estación estaba a un centenar de metros del Colegio Reconquista, pero yo por timidez, temor o estúpida moralina, nunca me animaba.

Algunos lo hacían para compran algo mas en el buffet, yo salteaba ese paso del almuerzo para ahorrar y poderme comprar un libro, con esas novedades atractivas que aparecían en la vidriera de la Librería Bautista,

De Urquiza a Migueletes, dos estaciones que podía pasar? me preguntaba, hasta que me anime, si me ahorro el boleto del colectivo, me podría comprar otro libro más.

Las primeras coladas, fue con algún compañero, pero empecé a preferir estar solo pensado que era más fácil pasar desapercibido.

La técnica no era compleja, ver por donde subía el chancho, después de dar la orden de salida con su silbato ingresaba bastante alejado.

Pero un día la estrategia fallo, y me atrapo, solo intente decirle que me había quedado sin plata, pero era inflexible.

Me amenazo con que me bajaría en la próxima estación y que deberían retirarme mis padres, eso era terrible, pues esta falta de conducta era intolerable.

El tren por no se que razón, se paro entre barreras llegando casi a la estación Pueyredón, pensé en saltar, pero me tenia bien bloqueado

Pero de pronto se me ocurrió la última excusa.

Señor, le diré la verdad, sabe, mis papas me dan la plata justa y como tengo una compañera en el aula que me vuelve loco, me gaste la plata del viaje y le regale un alfajor.

No se porque experiencias amorosas paso ese hombre, todo cambio, me reto con energía, y me dijo “te bajas en la próxima y no quiero verte nunca más”

Menos mal que el chancho no sabía que mi cole era solo de varones.

miércoles, 30 de octubre de 2024

EDUCATIVAS Y CULTURALES

RELATO


UNA EXTRAÑA CONFESIÓN

Mateo Videnor


En recuerdo a Diego Armando Maradona, que vivió en Villa del Parque, en una comuna que lo vio crecer futbolísticamente.
30 de Octubre 1960 - ∞


Escribe: NORBERTO MALAGUTI
Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto. Vecino


Hacia tanto tiempo que no ingresaba a una iglesia, si no recuerdo mal la última vez fue cuando asistí a la boda de una compañerita de trabajo.

Muchísimo más tiempo aun para ir a confesarme, creo que lo hice una sola vez, a los ocho años para estar en estado de gracia cuando mi padre me obligo a tomar la comunión.

Si me acuerdo del único pecado que tenía por declarar, porque sentía que eso era una declaración, que con mis amigos habíamos matado a unos gatitos.

Lo que no recuerdo, si de ese hecho realmente estaba arrepentido, éramos bastante crueles.

Observe a una jovencita arrodillada ante ese hermoso confesionario, espléndidamente tallado, santiguarse antes de levantarse y luego volver a hacerlo ante el Cristo crucificado.

Me aproxime, recogí mis pantalones y me arrodille esperando.

Una voz del interior me indicó,

Te escucho hijo.

Mire padre vengo a confesarme pero no sé si lo que le diré es pecado, sacrilegio, creo ser una buena persona, pero escuchare su concejo o su penitencia.

Siendo un jovencito al iniciar mi escuela secundaria, sentí que no creía en Dios o no lo amaba, ya que el sacerdote que tuve en catecismo me enseñó a tenerle miedo, y eso hizo que me distanciara de él.

Empecé a leer a Bertrand Russell a Anatole France en los comienzos de la escuela secundaria.

Vivía debatiendo y tratando de convencer a los demás de su inexistencia, que era una idea abstracta, muy poco terrenal.

Pero después me di cuenta que era una discusión superflua, si hay gente que lleva en su corazón es absolutamente legítimo.

Pero como veo que nadie espera para confesarse me tomé este atrevimiento con esta larga introducción.

Está bien hijo, estoy para escucharte.

Por ello le decía que ese ayer mío, realmente fue pecado, y porque digo ese ayer porque siento que tengo un Dios.

Lo siento generoso, consustanciado con los pobres, dando alegría a los pueblos, rebelándose contra la injusticia, contra los falsos sacerdotes del poder que lo crucificaban a diario y que era profundamente terrenal.

Primero hijo, la duda no puede ser pecado, pero además tu actitud de volver a acercarte a las enseñanzas de Jesús te redime de todo pecado y desde luego de toda penitencia.

Me alegra por ti y por tu alma, finalizo.

Perdón Padre, con todo respeto, usted no me ha entendido, yo no me refiero a Jesucristo, a quien reitero, respeto profundamente.

Quiero decirle que he encontrado a Dios.

Hijo no te endiento.

Padre, me refiero a Diego

Diego Armando Maradona

Ese en mi D10S


DIEGO EN VILLA DEL PARQUE

Hoy, en un nuevo aniversario del nacimiento de "Diego" uno de los más grandes futbolistas que tuvo el futbol mundial, hoy su leyenda sigue creciendo con la magia que hizo dentro de las canchas  gracias a él Argentina fue ubicada en el mapa por habitantes de los lugares más recónditos de nuestro planeta.

Villa del Parque fue parte de la vida del astro. Llegó a nuestro barrio en 1976 cuando Eduardo Dosisto, un dirigente de Argentinos Juniors lo trajo junto a su familia a vivir a una casa ubicada en Argerich 2750. Por aquel entonces Diego era un chico de apenas 15 años.

En esa vivienda, tipo PH, los Maradona se instalaron en un departamento del fondo, al frente residía la familia Villafañe con una hija llamada Claudia que tenía casi la misma edad que su flamante vecino, quien muy pocos años después se convertiría en una estrella mundial.

Oficialmente Diego y Claudia se flecharon el 28 de junio de 1977 en un baile a tan solo 3 cuadras de sus casas, organizado por el Club Social y Deportivo Parque, un club barrial con la particularidad de ser un gran semillero de jugadores del cual muchos clubes grandes de Argentina se nutrieron de él.

Ese Maradona adolescente, lleno de luz, de esperanza y de futuro comenzó a perfilarse como un deportista distinto y único en lo suyo. Fue entonces cuando el club decidió comprarle una casa que puso a nombre de la familia Maradona en la calle Lascano 2257 (Villa del Parque) donde Diego habitó los siguientes años junto a sus padres y sus siete hermanos. Hoy esa casa fue transformada en la “Casa de D10S”, un museo que conserva gran parte del espíritu y de las condiciones en las que transitó Diego por ese espacio.

El tiempo pasó y Diego se convirtió en una figura de trascendencia mundial. Pero el barrio lo volvería a recibir y abrazar nuevamente en 1991, cuando Maradona volvió para formar parte del plantel del Club Parque, una etapa poco conocida, inclusive para la gran mayoría de los vecinos, pero que llega a nuestra redacción gracias a Oscar, historiador del Club Parque, quien hace un tiempo nos contaba… “Cuando a Maradona lo suspende la FIFA, como AFA depende de esa entidad madre, se encuentra que no tiene ningún club donde jugar que esté dentro de esa asociación”.
“Por aquel entonces “SOCIAL PARQUE” jugaba FUTSAL en la Liga Metropolitana, un circuito que no depende de la Asociación de Futbol Argentina y por supuesto tampoco de la Federación Internacional que los agrupa. Así Diego pudo sumarse al equipo, jugó tres partidos oficiales para “Social Parque” y SALIERON CAMPEONES!!!.

Maradona participó en el Apertura de los partidos Parque vs San Vicente, ganó "Parque" - “Parque” vs “APV” y Parque se queda esta instancia inicial. La final del Clausura fue contra Sarmiento de Olivos que gana “Parque” y sale CAMPEÓN. En ese partido jugaron para Parque los hermanos “Checho” y “Chino” Batista, Pérez, Giménez y Maradona (F1); Caruso Lombardi, Carlos Lara, Landeira, Lamas, Trapasso, Carniglia y Scorpiglioni. El director técnico era G. Cerdán.

"Maradona vino a Parque porque le daba la oportunidad de seguir compitiendo en un club que no estaba adherido a AFA y por lo tanto no lo cercenaba de hacer aquello que más amaba: jugar a la pelota."

“Parque” llegó a ganar 6 o 7 Campeonatos Metropolitanos. Años más tarde, el club decidió abandonar esta liga y fue invitado por la Asociación de Fútbol Argentino, ahí nació una nueva etapa de Futsal dentro de la AFA.

Y para cerrar este paso de Diego por la Comuna 11, no podemos dejar de mencionar que “El 10” eligió vivir en las cercanías junto a su familia, esta vez en Habana y Segurola.

lunes, 26 de agosto de 2024

VILLA DEVOTO

RELATO


UN PASEO IMAGINARIO AL FUTURO

Escribe: NORBERTO PEDRO MALAGUTI
Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto
Vecino de Villa Devoto


Una imagen imaginaria de cómo habrá sido aquel recorrido desde el centro porteño
a esas tierras por urbanizar


Mañana muy especial de un Diciembre de 1888 con esos aromas de una primavera avanzada que solían percibirse en las madrugadas.

Era difícil imaginar la llegada de los agitados años de crisis sociales y políticas que en el 90 llevarían a la caída del presidente Juárez Celman, pero si eran muchos los que la sufrían en sus magros salarios.

Como cochero de Don Antonio Devoto se hizo cargo de que la victoria estuviera impecable, los dos caballos negros relucían lustrosos, se ve que el carrero los había cepillado aun con más esmero que nunca, ya que sabía que tendría unos pasajeros muy especiales.

Subió al carruaje y se dirigió a la residencia de Don Antonio Devoto.

Al llegar a la propiedad de la calle Reconquista, descendió y golpeó un par de veces la artística albarda, no se hicieron esperar, detrás de esa majestuosa puerta aparecieron elegantemente vestidos tres personajes muy conocidos en la sociedad porteña.

El primero en saludar fue Don Antonio, con su peculiar cordialidad que lo caracterizaba, le indico que con el arquitecto Juan Buschiazzo y el ingeniero José María Morales debían trasladarse a ver una finca mas allá del pueblo de Las Catalinas, próximo a límites de San José de Flores, le entrego un rollo de papel azul con un simple mapa con referencias de lugares, de las rutas y sendas que debía tomar.

Procedió a acomodar unos pequeños bolsos mientras los pasajeros se sentaban en el vehículo.

Observo con detenimiento el plano del recorrido para memorizarlo y luego con un pequeño sacudir de las riendas alerto a los caballos y se inicio la marcha.

Morales era el que mas conocía esa finca, dando detalles de la conveniencia de la adquisición de la misma. Afirmaba que los herederos de la propiedad habían viajado de Guscoaga región del país vasco con el único interés de deshacerse de gran parte de esa propiedad.

Les explicaba, que al ser una finca unitaria bastante extensa, que otrora había servido de pastoreo vacuno para un tambo de leche propiedad de los Altube, era ideal para encarar un emprendimiento inmobiliario de gran magnitud.

Antonio pregunto, más importante que el realizado este año en Palermo?

La respuesta fue un si categórico, su urbanización podría comprender aberturas de calles, plazas y avenidas la posibilidad de lotear más de doscientas manzanas.


Antigua Estación Antonio Devoto del actual Ferrocarril Urquiza

Antonio asintiendo con su cabeza, recalco que además tenía entendido que era una zona alta, de aires sanos, lejos de las miasmas que se habían hecho recurrentes en el centro de Buenos Aires.

Mientras conducía era inevitable escuchar sus encendidos diálogos, primaba el entusiasmo pero debía seguir atento a un recorrido totalmente nuevo para él.

Ya se encontraba transitando el camino algo sinuoso que llegaba al pueblo de San Martin y luego de cruzar las vías del ferrocarril al Pacifico, reviso nuevamente el plano y se dispuso estar al máximo atento para ver cuando debía girar a la izquierda y tomar un camino que era el límite del pueblo de San José de Flores.

Buschiazzo comento que Clark, quien le había pasado el dato de esa propiedad era un ducho en recorrer esos pagos. Morales le retruco, como para no estarlo con sus intereses en el ferrocarril al Pacifico.

Antonio que parecía en más reflexivo, agrego con picardía, además se lo recuerdan los propietarios por las deudas que tiene su empresa por el permiso de recorrer esas tierras.

Los tres rieron, pero el cochero no se animo.

Morales dio el aviso, señalando a un par de personas que les hacían señas y al llegar se detuvieron.

Efusivos saludos, mientras el cochero preparaba un balde para dar de beber a los caballos.

Ni por casualidad podía imaginarse ese paseo al futuro, sobre todo porque pocos años después estuviera viviendo en esos lejanos pagos, que llevaría el apellido de su empleador.

Villa Devoto.

sábado, 22 de junio de 2024

VILLA DEVOTO

LITERARIAS


RECUERDOS DE UNA NIÑA SIN INFANCIA


Escribe: NORBERTO PEDRO MALAGUTI
Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto




Quizás a Usted no le interese que yo le cuente que fui una niña sin infancia, con hambre, abandono y maltrato, solo para agriarle este momento.

Pero quizás lo haga para descargar mi rencor, como si se lo estuviera echando en cara y sea injusta.

Pero aunque después me sienta arrepentida.

Pero mi paso por el barrio de Villa Devoto fue parte de uno de los años más tristes de mi vida y sobre todo porque esa época de la niñez, de los juegos, de las caricias y los aprendizajes, todo ello nunca existieron para mí, por eso fui una niña sin infancia.

Nací en un conventillo de San Telmo, más precisamente de la calle Defensa, mi madre Ana, planchadora me parió un once de Octubre de 1904, mi padre Santiago para mayores datos cochero, me inscribió con el nombre de Laura Ana, pero no pude ni llegar a sentirlo a mi lado, falleció de tuberculosis, la enfermedad de la pobreza cuando yo apenas tenía cuatro meses.

Mi madre lucho mucho por sostenerme hasta que no pudo más y cuando tenía cinco años me interno en un asilo de religiosas de Villa Devoto, a cargo de unas monjas alemanas, allí estuve cerca de cuatro años, hasta que un tío decidió rescatarme.

Si digo con todos los términos rescatarme, es que fue así, rescatarme de una disciplina extremadamente rígida, repleta de miedos y de privaciones, sobre todo de afecto.

Mientras estuve allí ni siquiera me enseñaron a leer y escribir.

No crea que los tiempos que siguieron fueron mejores, pero ya con nueve años se me trato como si fuera una mujer adulta.

Por eso soy como soy.

Si en estos tiempos estuviera presente en este mundo, tendría que decir que fui como fui.

Me han criticado tantas veces, por la dureza de mi carácter, por un trato inclusive agresivo, pero deberán comprender que no podía ser de otra manera, esa era la forma que me fueron construyendo.

Pero en realidad, yo era temerosa, muy tímida, insegura, pero tuve que representar una máscara de mi vida, reconocer que esa aparente agresividad no era en definitiva otra cosa que una actitud profundamente defensiva.

Roberto Arlt escribía en algunas de sus páginas: “El látigo del amo hace ladino al esclavo”

Fui famosa por otras razones, por mi talento, mi tozudez, un desmedido atrevimiento, pero supe y sentí que ese éxito como artista más algún placer transitorio o reconocimientos públicos no pudieron recompensar el hecho de que nunca tuve infancia.

A través de este juego del autor, quizás ya me reconoció, sino me presento.

Soy Tita, Tita Merello

sábado, 4 de mayo de 2024

EDUCATIVAS Y CULTURALES

CUENTO


TRENDING TOPIC

Escribe: LUÍS DUARTE - Escritor


De pie, con la bolsita de remedios en una mano y la tarjeta de crédito en la otra, espero mi ticket. La empleada que me estaba atendiendo se evaporó.

Pasa una rata entre los demás clientes, y atrás un tipo embanderado en su escoba. Debe ser el dueño de la farmacia, y la carrera es frenética.

Me doy vuelta. Trato de comprender, ya que a mi edad la realidad ha perdido consistencia, toda credibilidad.

Otro cliente le pone el pie, y el tipo cae. El mosaico gana en sangre y el tipo no se mueve. Un chico le pisa la cola a la rata, que corcovea, empuja y se libera. Corre hasta la puerta del negocio. Se para en dos patas, hociquea el vidrio. Se da vuelta y nos mira. Imagino que sólo debe ver paredes con gente dibujada. De tan aterrados que estamos, no sabemos ni dónde meternos. Yo me uní a los que se apoyaron contra los muros, sin saber por qué. La rata se ve exhausta, de no mediar semejante barullo, podríamos escuchar su respiración. Permanece quieta y contra el vidrio.

El griterío confunde a todos. Los trazos de la superficie exhiben las desigualdades. Dos señoras se tapan la cara y rezan. Nadie ayuda al tipo a levantarse. Si alguien se asomara del otro lado del vidrio, vería el local vació, o al dueño tirado en el piso, no más.

El tipo deber sentirse Dios en su peor día: sabe que el espanto y la risa burlona de los clientes han trasformado a la rata en una heroína. Aún así, se levanta. Se pasa la mano por la frente, ríe de su sangre. Empuña la escoba, señala a la rata con la punta. Es en este momento un toro que aborrece a todos los colores. Bufa, putea, y al hacerlo escupe las palabras, que se sumergen en una humedad dialéctica.

Un señor de traje le grita si matás a ese animalito te denuncio en la Sociedad Protectora de Animales. Otro se suma al ultimátum, y agrega que sabe de muchos casos parecidos que terminaron en cana. El tipo se da vuelta, nos mira, lleva el dedo índice a su boca.

— Shhhhhhhh. Cierran el orto, o los escobazos son para ustedes.

Una señora de ruleros se pone a filmar. Varios la imitan. Alguien dice que está transmitiendo en vivo para Facebook. Es un muchacho que tiembla y filma. La epidemia alcanza a casi todos, que sacan los celulares. La de ruleros vocifera que su video ya es trending topic. Lo mira al tipo por arriba de la pantalla: le hace señas de que siga, de que ejecute al maldito roedor.

—Si no —dice—, la gente del otro lado se va aburrir como un hongo.

El tipo mira a la rata, la encuadra, la mensura. Se moja las cejas, saca la lengua. Se aferra a la escoba y, ante el griterío, corre hasta el frente del local.

La rata no se mueve. La colisión es inevitable. El tipo, a muy poca distancia, seguro que ya se imagina entrevistado por Chiche. Sonríe y se zambulle.

Alguien abre la puerta, la rata huye. El tipo vuela a lo Harry Potter, pero sobre el pavimento. Juro que me dolió el golpe. La de ruleros grita que el video ya es viral, y la abrazan. Todos aplauden.

Una vez que apagan los celulares, discuten cuáles eran sus respectivos lugares en la fila antes del incidente.

Yo paso al lado del tipo, que apenas se mueve. Me agacho con dificultad.

—No se preocupe, señor —le digo— al ticket me lo dan mañana.

jueves, 4 de abril de 2024

EDUCATIVAS Y CULTURALES

RELATOS DE VILLA DEVOTO


ENCUENTRO EN OTOÑO


Escribe: NORBERTO PEDRO MALAGUTI


El rigor de los primeros de los primeros días de Abril han ido desnudando los plátanos, sus veredas están cubiertas de una alfombra marrón extensa que parece ondular con alguna brisa.

Hace poco tiempo que Oran ha cambiado de nombre, pienso, que representa ese nombre de un personaje que me es ajeno. Trato en mi marcha de evitar esas grandes hojas para no afectar el reciente lustre de mi calzado, tarea que además me es de enorme desagrado.

Allí voy a ese encuentro, bastante abrigado lógicamente pero que le quita elegancia a mi figura, esa que se supone se representa en los jóvenes años.

Mis pasos me llevan hacia la avenida San Martin, en busca del colectivo, pues el encuentro es en una confitería de Medrano y Rivadavia.

Que sorpresa me llevare esta tarde, ya que Jorge me espera con su novia y una amiga, pues conociendo mi extrema timidez quiere como él dice, desea socializarme con el sexo opuesto.

No puedo negar que me invaden los más diversos sentimientos, ansiedad, vergüenza, miedo a la torpeza, no estoy preparado para esas situaciones

Pero como hijo único, abundancia de primos varones y una escuela unisexual, estoy sufriendo mucho este encuentro.

Me repito en el viaje que palabras decir, como actuar, pero sé que no hay encuentro más incómodo que una cita a ciegas. Encima tengo una injusta fama de "engrupido", pero cuido mi imagen del ridículo y la vulgaridad, que suelo trasladarla a los demás, lo cual es muy injusto.

Ese viaje de unos veinte minutos, lo sentiré muy largo, mi amigo que me conoce muy bien me advirtió: "quédate tranquilo, es una piba a tu medida, piensa y siente cosas que se parecen mucho a vos", esforzándose en ejemplos, pero mi incertidumbre me hace dudar de todo.

Pero porque habría de engañarme?

No puedo mentir, en varios instantes, cuando el vehículo se detenía en alguna parada me venía un impulso de bajarse y descender. Podía ser tan estúpido, y tan descortés?

Final de recorrido, desciendo último, creo que al verme en el espejo retrovisor estaba pálido.

No fue difícil ubicar la confitería, estaba en la misma esquina, un edificio algo antiguo, muy bien conservado, con ingreso por tres puertas vaivén diferentes, en sus vidrieras muy amplias se lee "Las Violetas, respire hondo tome valor e ingrese.

Mi mirada busco encontrarlos, pero la voz de Jorge hizo que girara mi vista hacia la izquierda allí casi a escasos metros estaban los tres.

Al arrimarme a la mesa Jorge facilito todo, me anuncio, aquí esta Juan Carlos, mi mejor amigo, acomodo una silla donde me senté casi como un autómata, y siguió ella es Cristina mi novia y te presento a su amiga Mary.

Mary, era rubia, pelo enrulado, relativamente corto, su carita de adolescente con cierto rubor en sus mejillas asemeja a una manzanita deliciosa, unos ojos verdes parecían iluminar aquel momento.

No sé porque pero pensé que ese encuentro era significativo, Mary emanaba una sensación de paz y naturalidad que normalizo mi pulso.

Casi de inmediato me recrimine que tanta estupidez había girado en mi cabeza antes de ese encuentro.

jueves, 1 de febrero de 2024

VILLA DEVOTO

CUENTO DEL BARRIO


AQUEL DOMINGO DE CARNAVAL

Escribe:  Norberto Pedro Malaguti. Vecino de Villa Devoto
Vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto


Juegos de carnaval
Esa tarde del domingo 14 de Febrero de 1956, nos habíamos divertido a lo loco, con el juego de aguas en las calles festejando el Carnaval.

Ya terminadas las batallas, irse a la ducha previa curación de raspones en codos y rodillas por parte de nuestras madres, soplándonos ante el ardor por el alcohol.

Ponerse la ropa sport más elegante e ir con Rubén y Cado a los bailes del Club Renacimiento, por aquellos años en su sede la calle Griveo a pasitos de la avenida San Martin, como podría decir algún aviso radial.

Como había cumplido rigurosamente el retorno a mi casa en las reuniones anteriores, mi padre para mi enorme alegría, me autorizaba a quedarme en el club hasta que terminara el baile.

Recuerdo que el mismo no se extendía más allá de las dos de la mañana.

Allí, presentes los tres, ver que la cancha de básquet estaba convertida en pista de baile, con su contorno de mesas y sillas que los socios debían reservar con anticipación.

Licencia a las noches de básquet, lucha, boxeo, o algún extraño personaje con demostraciones de destreza física.

En general no había muchos disfrazados, nosotros tampoco.

Aquellos bailes inolvidables
Ya a las diez de la noche el Club se hallaba casi completo, todas las mesas ocupadas, y nosotros solo podíamos acceder a la confitería para beber algo, para apagar la sed, alguna Pomona o bidu, lo cual por ser menores, nos estaba rígidamente restringida cualquier bebida con alcohol.

Los bailes de carnaval por esos años el Club ya no lo hacía con orquestas, solo con grabaciones.

No puedo olvidarme que el tema de moda, era “Fumando espero” cantada maravillosamente por Argentino Ledesma, que lo repetían permanentemente.

Pero nuestro tema, el esperado, era escuchar a Bill Halley y sus cometas, con aquel explosivo tema, “Al compas del reloj!” Y allí llegaba nuestro momento, por suerte siempre había una jovencita que se animaba a acompañarnos en toda esa demostración de ritmo, pero sobre todo de malabarismo al bailarlo.

Éramos muy jovencitos, sumando la edad de los tres apenas superábamos los treinta años, nadie soñaba con romances, pero además muchas de las chicas eran hijas de familias conocidas.

Por aquellos años donde la escuela mixta no existía, el contacto con el sexo opuesto era una batalla contra uno mismo, la inexperiencia, las rígidas costumbres, el respeto ilimitado aumentaba seriamente nuestra timidez, una timidez impuesta, extraña, y aceptada con resignación.

Así debía ser.

Además aun faltaban unos años para que apareciera la música que rompiera el hielo, no fueron reformistas, ni transgresores, ni nada parecido, fue si una voz dulzona, con melodía de bolero, era aquel inolvidable Rosamel Araya.

Ceñir con delicadeza la cintura de la compañera, los rostros pudorosamente proximos, ya eso era el paroxismo.

Hasta que llegaba la hora en que las luces del Club, empezaban a entornarse, era el momento de la despedida, las familias se levantaban de las mesas y comenzaba un ritual que parecía nunca acabar, saludar a cuanto conocido había.

Bueno llegaba el momento de regresar.

Mirar con cuidado al cruzar la avenida San Martin aun de doble mano y adoquinada.

Apenas cruzamos, Rubén el caradura de la barra, hijo de un agregado a la Embajada de la India se detiene y nos dice.

Saben, el sábado estoy invitado al cumpleaños de Cristina.

Nosotros también estamos invitados, preguntamos ansiosos.

Su respuesta fue una carcajada estrepitosa que parecía nunca acabar.

sábado, 23 de diciembre de 2023

VILLA DEVOTO

RELATOS


UNA VELADA INOLVIDABLE


Escribe: NORBERTO PEDRO MALAGUTTI (*)


Antiguo programa del cine Devoto
Ese sábado, como casi todos los sábados, teníamos un compromiso ineludible, ir a sufrir al Cine Devoto, a ver la proyección de tres películas en continuado, infaltables encuentros con Christopher Lee y Peter Cushing, con sus inolvidables actuaciones de Drácula y el Doctor Van Helsing, y al incomparable Frankenstein de Boris Karloff, una delicia del terror.

Después de almorzar, Rubén, Ricardo y yo, nos íbamos caminando por la avenida San Martín, hasta Nueva York, para disfrutar de nuestra cuota de masoquismo.

Ya en ese entonces el cine, mostraba sus años de deterioro, nadie se quejaba de ello, su platea estaba casi repleta, sobre todo de niños adolescentes como nosotros, creo que tiempo después, ya como Eurocine, con sus películas eróticas, no tendría tanto público como en nuestra época.

Qué lejos estaba el cine de viejos esplendores, como aquel marzo de 1930 cuando inauguraba el sistema sonoro, proyectándose “Amor Pagano”, con Ramón Novarro y Renne Andoree y unos días después a platea llena “El Beso” con Greta Garbo.

Llegaba el momento en que levantaban un telón medio desvencijado, con propagandas impresas en papel afiche de los negocios del barrio, se entornaban las luces y empezaba lo bueno, y con ello los primeros aplausos.

Eran unas cinco horas, de apretarnos las manos, gritar y asustarnos a lo bruto, una diversión única.

Era muy común que en algún momento la proyección se cortara inesperadamente, y allí, todos gritábamos, silbábamos y pataleábamos en el parquet de la platea. El acomodador se acercaba como para poner orden, pero no mucho, era raro ver que sacaban a alguien de la sala.

Tiempo después me convencí, que esos cortes eran exprofeso, como para dar una descarga necesaria a tanta monstruosa energía acumulada.

Terminada la función, ya de noche, salíamos los tres del cine, y vuelta a hacer la caminata a pie hasta la pizzería de José, ahorrarnos el boleto del colectivo 8, para comernos cada uno una porción de pizza, chorreante de muzzarella, una delicia inigualable, compartíamos entre los tres la Coca, hasta allí llegaba el presupuesto.

Una noche, no sé por qué razón, no volvimos por la avenida, fuimos por calles interiores, por supuesto caminando por el medio de la calle, no sea que fuéramos atacados por detrás de un paredón por Drácula, caminábamos bien juntos, y no era por un juego, era que aún nos duraba el miedo.

De pronto Rubén, gritó: ¡miren! Cuando giramos la cabeza, una enorme figura con los brazos en alto emergía de las sombras de un jardín, cuando lo vimos, disparamos como un cohete, hacia el farol de la esquina.

Seguramente en aquel tramo debimos haber batido todos los récords de velocidad.

Esa noche no hubo porción de pizza, en silencio derechito a nuestras casas.

Sin lugar a dudas debe haber sido: ¡La velada de cine más inolvidable de nuestras vidas!

(*) Este relato forma parte del Libro ¿ANTONIO DÓNDE ESTÁS? Y OTROS RELATOS DE LA VILLA DEVOTO. Si querés adquirir un ejemplar, comunícate con su autor al 4571.9389


RECUERDOS DE ANTAÑO


LOS CINES DE VILLA DEVOTO


Fortunato Nicolás Troisi, más conocido como “Colito” en su libro “La Villa Devoto que vi crecer” repasa las salas que tuvo el barrio

El primer cine que tuvo Villa Devoto existó en la calle Mercedes 4390. En el frente del viejo edificio tenía escrito en su mampostería “biógrafo”, llamado “San Carlos”. La entrada costaba diez centavos los días de semana, treinta los sábados y domingos y la vermouth, setenta centavos.

Las famosas películas mudas fueron muchas, pero para los chicos la Pandilla del Pecoso, Carlitos Chaplin, Jacquie Coogan, el perro Rin-Tin-Tin, las de cowboy, el gran actor Tom Mix, Greta Garbo, Lon Chaney, Rodolfo Valentino, Harold Lloyd, Ben Turpin y otros, eran sus preferidos.

No faltaba un piano que sonaba al compás de la película, ejecutado sin luz para el pianista.

Además, en “Operaci italiani” sito en Vallejos y Chivilcoy también se acostumbraba a hacer cine y después baile.

Alrededor de 1936 se inauguró el Cine-Teatro Febo, que existió en la calle Álvarez Jonte entre Segurola y Sanabria, de mucha categoría, con palcos arteciopelados color rojo, adornos artesanales y finos cortinados, que se conoció como el primer cine hablado.

Este espacio, además de cine, también contaban con espectáculos en vivo: faquires, grandes cantores, músicos de la época, obras de teatro, fiestas de aniversarios y de cooperadoras y otras organizaciones solían realizar allí sus acontecimientos sociales. Sus dueños fueron la familia Corradini.

El último cine con edificio exclusivamente destinado para tal fin que funcionó en el barrio fue el cine “Devoto”, ubicado en la calle Nueva York 3326, que en sus último años pasó a llamarse Eurocine.

Otro popular cine fue el cien teatro “Universal”, ubicado en la calle Lácr y Av. San Martín.

El cine “Lastra” que existió en v. Beiró 4389 englorió por su categoría al barrio.

Y por último, también tuvo gran resonancia el cine-teatro “Nobel, en Av. Beiró y Lope de Vega.

Actualmente el shopping Devoto cuenta con varias salas de cine donde se transmiten los últimos estrenos de la cartelera fílmica del segmento comercial.