miércoles, 10 de abril de 2024

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

SALUD MENTAL


¿MI HIJO ES BORDER?

¿Qué significan las categorías borderline, límite de personalidad o fronterizo?


Escribe: ADRIANA DEZA
Lic. en Psicología (M.N. 55836). Magister en Neuropsicología clínica


Los términos bordeline, trastorno límite de la personalidad o fronterizo son prácticamente sinónimos. En el sentido de estar al borde de un estado normal. Sin embargo, cada vez se hace más difícil establecer una conceptualización sobre lo "normal" y también acerca de las otras nomenclaturas expresivas de ciertas patologías mentales. Incluso el vocablo mental, ha sufrido muchas críticas a lo largo de los años, señalado con más énfasis por el psicoanálisis. El objetivo de esta nota no es profundizar el contexto de di-chas palabras o mejor, el marco teórico, sólo se menciona lo básico, en cuanto a constructos categoriales temáticos para introducirnos brevemente en el tema.

Como padres, educadores y profesionales de la salud mental, nos interesa identificar ciertos conflictos psíquicos específicos a efectos de poder contribuir a la inserción de los niños en el mundo social, evitar que sean discriminados, contribuir a un buen desempeño escolar. En resumen, mejorar la calidad de vida de ellos y nosotros.

Si bien, cada uno de los actores nombrados padece desde un lugar diferente la frustración de estos niños y niñas con problemas, los padres parecen ser los más afectados, por muchos motivos y uno de los más llamativos, es la negación y el estado defensivo hacia los profesionales que señalan ciertas complejidades conductuales. Esto resulta, lo más común y luego de la aclaración arriba manifestada, lo normal.

En general, los padres somos seres a los que les preocupa más la felicidad de nuestros niños que la nuestra. Y por ello, en principio no podemos aceptar, así como así, la primera observación realizada venga de donde venga. ¿Qué hacer? Un psicodiagnóstico, una evaluación neurocognitiva y un estudio conductual, suelen ser los más habituales para decidir si el menor necesita la intervención de un neurólogo, de un psiquiatra o simplemente psicoterapia. En ocasiones, ni siquiera. En un test neurocognitivo se puede establecer con bastante seguridad lo que afecta al pequeño o pequeña, púber o adolescente. Es verdad, que a medida que los chicos crecen se hace más difícil actuar de manera preventiva y corregir ciertas conductas pasibles de ser reeducadas con el adiestramiento adecuado.

Hablamos de aprender habilidades personales y sociales para responder de manera correcta. Y encuadrarse dentro del encastre cultural de "normal".

¿Puede aprenderse la normalidad? Si. ¿De forma acabada? No. ¿En qué medida? La proporción varía en relación al efecto buscado, el ámbito y la meta. ¿Por qué? Porque algunos chicos tienen un razonamiento que funciona desde lo simple a lo complejo y otros al revés. ¿Por qué? Son múltiples los factores. Uno: el desarrollo de las funciones cerebrales en los niños es asimétrico.

¿El sufrimiento psíquico de un niño bordeline es mucho? Sí. ¿De los otros casos enunciados al comienzo? Sí.

¿Por qué decidimos recortar en trastorno límite de la personalidad? Porque muchos no detectados a tiempo terminan mal. Consumen sustancias, contraen HIV, terminan privados de su libertad. Además, porque existen en la actualidad concepciones teóricas que los señalan como un tipo de personalidad y no, como una enfermedad. Así como el DSM V y la Cie 11, sacaron definitivamente la homosexualidad como una patología, lo mismo ocurrió con el TLP. No obstante, si no se trata tempranamente, las consecuencias son muy dolorosas.

Existen varios criterios diagnósticos para determinar si un niño, púber o adolescente padece esta patología o tipo de carácter conflictivo. Uno de ellos, es la incapacidad de empatizar con el prójimo, la crueldad y la temeridad. Estos rasgos de por sí, dañan al sujeto enfermo y los posibles afectados del accionar de este. Como la inteligencia en sus diferentes funciones puede ser incluso, más elevada que la media promedio, nuestros bebés como solemos decirlo, pueden acabar hasta con nosotros. La manipulación es un atributo marcado en el TLP como lo es, la capacidad para mentir compulsivamente. Sin entrar, en conjeturar acerca de la posibilidad de que estos sujetos lleguen a un cargo de autoridad y sus terribles consecuencias. Imaginemos por un momento que nuestro ama-do hijo o hija, termina preso por haber incendiado el auto del vecino, haber acosado por una red de internet o lo que es peor, haber amenazado a alguien. Las víctimas reaccionan de distintas formas. La ley, los medios, las redes, mano propia. Hay que pensar que las víctimas pueden ser también TLP. Con lo cual, el panorama se oscurece.

La historia reafirma cada día que pasa la condición de psicótico de Hitler. ¿Cuántos casos son sospechados de locura? Llegados aquí. ¿Y si podemos evitarlo con una simple consulta psicológica? Y cuando decimos una, no nos referimos a una sola sesión sino a un estudio de varias. ¿Vale la pena?

La crisis económica y social nos afecta a todos. Dentro de esta totalidad los niños la padecen con mayor dificultad. Dependientes por necesidad de sus cuidadores (padres o no), poco entienden de los recortes a sus útiles y elementos didácticos para mejorar su desempeño escolar.

Son tiempos en dónde pocos pueden o no quieren, hacerse eco del dolor ajeno. Tiempos mundiales en dónde, ni por ser niños se salvan en algunas regiones de ser señalados con los peores adjetivos.

¿Cómo afrontan los padres los déficits de atención? Y si además ¿hay un tras-torno de aprendizaje?

Los papás trabajan y los chicos utilizan más de la cuenta los celulares o la TV. Los Juegos que hasta en algunos casos, los ayudan a pensar, contribuyen negativamente en la etapa de lecto-escritura. Abundan pequeños con sospecha de Dislexia y trastorno en el neurodesarrollo. Si bien, algunos casos cuentan con una etiología genética, otros casos se han forjado día a día, por falta de ejercitación. Se sabe, que un miembro que no se utiliza se atrofia. Pues, los mismo ocurre con algunas funciones del cerebro y, por ende, sus consecuentes fallas en la motricidad fina.

En ocasiones, durante las tres o cuatro sesiones de una evaluación neurocognitiva, los pequeños aprenden a escribir correctamente su nombre, comprender una historia breve y ciertas pautas de conducta, si se quiere, escolares. ¿Hay rehabilitación para el déficit de atención? Si. ¿Se puede mejorar un trastorno de aprendizaje? Si. Los niños lo merecen. Tratemos de darles un espacio accesible dentro de la comunidad.

De esto se trata esta nota.

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