SOCIEDAD
LOS ACUMULADORES
Escribe: Lic. en Psicología ADRIANA SILVIA DEZA (M.N. 55.836)
Existen varios nomencladores de salud de Mental. El más validado hasta hace poco es el DSM 5. Si bien, existe un consenso mundial en psiquiatría al realizarlo, hay varios puntos en el mismo, que consideran atenuantes. Es decir, factores socio-culturales incidentes en el sujeto padeciente, al punto de enmascarar su cuadro mental. Por qué digo: atenuantes, término más jurídico si se quiere que ¿psicológico? Porque me parece adecuado. Efectivamente, existen casos en dónde los criterios diagnósticos deben ser atenuados, por factores que escapan a dichos criterios.
Los acumuladores de animales y los acumuladores de objetos tienen algo en común, juntan ganas de tener algo que no pueden y entonces, juntan. A pesar de esta coincidencia las diferencias son demasiadas como para realizar una analogía. El tema de los animales y sobre todo, por tratarse de seres vivos, formará parte de otra nota y a futuro.
Acumular objetos implica rodearse de elementos importantes para esa persona sola interiormente y a veces, sola también exteriormente. Las piezas la abrazan, le dan seguridad y en ocasiones, forman un muro facilitador para alejar a los intrusos. Esos intrusos, que nunca supieron o no pudieron ver, la necesidad afectiva y material de ese prójimo sufriente. Ser humano que encuentra como defensa psicológica abrigarse con elementos útiles. La utilidad se convierte en real. Una blusa, un saco, un pantalón. Esa cosa que para el otro, no sirve, es empleada para vestirse. Acá no hablo de acumular y vender como forma de vida. A no equivocarse. Estoy enunciando una carencia. Un poder decir la verdad íntima de ese sujeto/a. De no poder actuarla. Convertirla en acto. Si para Aristóteles la semilla es un árbol en potencia y el árbol la semilla en acto. Para Hegel, un adulto es la actualización de un niño, que conserva en él, parte de ese niño y como tal, se relaciona consigo mismo y los otros.
El acumulador quiere actualizar su verdad. Sabe que no puede. Sigue manteniendo a su niño en su adultez, aunque a ese pequeño no le permiten dormir más con el peluche, sin dejarlo de considerarlo "loco" o "loca".
El acumulador tuvo que desacumular parte de su vida. Separarse de seres queridos y además de hacer duelos, aprender a soltar (está de moda). Tuvo que encontrar un lugar dónde estar. Juntar fuerzas, juntar desesperanzas y convertirlas en esperanzas. Juntar dinero cuando no se tiene y aprender a conformarse con mercadería de trueque Si, el acumulador cambia sus ganas de tener un calzado nuevo por uno usado. También sucede, que aún con dinero, compra muchas chucherías en lugar de un objeto determinado.
El acumulador junta y junta. Con cada juntada cubre en cierta medida la falta. La falta quizás alguna vez se satisfaga. Por lo menos, por un tiempo. Ese tiempo puede durar años. Y aquí, hay que celebrar y no, juzgar para criticar mal.
En muchas oportunidades, el acumulador dejó de aceptar ofertas laborales interesantes para cuidar a sus padres o a uno de los dos, deja de lado posibilidades de salvarse solo/a para seguir acompañando a un hermano/a. No lo hace porque la soledad física es insoportable, lo hace por solidaridad. Lo hace porque tiene valores propios, pero valores al fin.
El acumulador suele tener una historia de entregas existenciales. Por eso, ahora necesita guardar, necesita no volver a perder. Juntar es su única forma de saciar el hambre de tanto despojo.
Como el acumulador no puede tener lo que quiere, junta ganas. Y esas ganas, se transforman en juntadas.
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