jueves, 21 de diciembre de 2023

EDITORIALES

MEDIO AMBIENTE


ESTÁ TERMINANDO EL AÑO MÁS CALUROSO DE LOS ÚLTIMOS DOS MILENIOS


Escribe: Lic. MÓNICA RODRÍGUEZ - Dirección

Se derrite el 2023. A la metáfora que significa que en días más pasaremos página para iniciar un nuevo ciclo anual mientras el actual se transforma en historia, también podríamos utilizar esta figura a modo casi literal con lo que pasa en materia ambiental: 2023 queda liderando como el año más caluroso de la historia, superando así al tórrido 2016. A la par, marcará otro récord como el período de doce meses con el pico de mayor consumo global de carbón, después que se quemaron 8.530 millones de toneladas de este combustible fósil(1), causante junto con el petróleo, de los gases efecto invernadero y la consecuente crisis climática.

Estos dos datos, evidencian que la humanidad está viviendo una especie de “vida loca” totalmente fuera de sintonía con la naturaleza y el medio ambiente, vitales para nuestra existencia.

Y la crisis climática empieza a golpearnos. Comenzamos a experimentar sus consecuencias en primera persona. Quienes gustan y tienen la suerte de viajar por nuestras hermosas provincias, habrán podido observar los desmontes de miles de hectáreas de nuestros bosques que dan lugar a la agricultura intensiva nutriendo procesos de desertización, el retroceso de los glaciares es cada vez más manifiesto y se estima que gran parte de ellos desaparecerán en pocos años, la contracara de la carencia de agua, son las inundaciones que afectan vastas zonas del país, a la vez que los eventos extremos nos sacuden con mayor frecuencia, que antiguamente estaban calculados que ocurran una vez en un siglo y ahora se suceden cada diez años.

Y de esto los porteños podemos dar fe. Al cumplirse poco más de diez años de las enormes inundaciones ocurridas en abril de 2013 que dejaron a nuestra ciudad y particularmente a los barrios de la comuna 11 literalmente bajo agua, con sectores en los que faltó la luz por más de un mes y se multiplicaron los estragos en los domicilios que quedaron anegados, ahora acabamos de vivir otro evento extremo con una feroz tormenta que incluyó vientos huracanados de más de 100 km/h, generando cuantiosos daños materiales. Pero indudablemente, la peor parte y lo más triste de este siniestro fueron las 20 personas fallecidas y las decenas de heridos que dejó como saldo el paso de este tornado por distintas zonas de nuestro país.

Si convenimos que hay responsabilidad humana en lo que está sucediendo, debemos también precisar el grado que le corresponde a cada uno.

En este sentido, hay individuos, grupos y ONGs que desde su enorme compromiso plantean advertencias y realizan permanentemente acciones tendientes a la sostenibilidad ambiental.

También están los científicos que desde hace décadas vienen advirtiendo, a partir de estudios de campo, recopilación de datos e informes sobre las calamitosas consecuencias que pueden sobrevenir si el mundo sigue manteniendo este ritmo de vida y estilo de producción.

197 países estuvieron presentes en la COP28
Finalmente están los líderes mundiales, los grupos de presión y factores de poder, entre los que no podemos dejar de mencionar a las grandes corporaciones y lobbies económicos. Ellos se vienen reuniendo desde hace años en cumbres, como la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas, cuya última edición, la COP28, acaba de finalizar el pasado 12 de diciembre en la ciudad de Dubai, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Allí 197 países asumieron compromisos, firmaron convenios y se propusieron crear un fondo para financiar las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables que padecen las consecuencias más graves del calentamiento global. Sin embargo, a la hora de la verdad, los recursos financieros asignados para enfrentar la ciclópea tarea por delante, que además es una carrera contra el tiempo, resultan extremadamente magros.

Argentina participa de estos foros. Este año, más allá del cambio de autoridades que operó mientras transcurría la COP28, la cancillería local no cambió la postura de nuestro país.

EL DIAGNÓSTICO

Los datos científicos están a la vista: “las actividades humanas han provocado que el clima se caliente a un ritmo sin precedentes en los últimos dos milenios” sentencia un informe del IPCC (Grupo Gubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático).

La mayor fuente de calentamiento global proviene del aumento en las concentraciones de gases de efecto invernadero - principalmente dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso) generados por la actividad humana y la quema de combustibles fósiles, en primer lugar.

Cuando analizamos como evoluciona este fenómeno en la línea de tiempo, los científicos han demostrado que cada una de las cuatro últimas décadas han sido sucesivamente más cálidas que cualquier otro período de diez años desde 1850 (que se toma como punto de partida de la era preindustrial). Pero además, desde 2010 a la actualidad la temperatura media aumentó 1,1 °C.

Limitar el calentamiento a 1,5 °C respecto del período preindustrial fue el ambicioso objetivo del Acuerdo de París, lo mismo que alcanzar el objetivo de ser carbono neutrales para 2050.

¿Qué podría pasar si fallamos? Si las temperaturas aumentan por encima de 1,5 grados, aumentan los riesgos de una crisis climática de enormes proporciones y consecuencias devastadoras: aumento del nivel de los mares, desaparición de territorios insulares, vastas zonas continentales que quedarían definitivamente anegadas y los eventos extremos serían cada vez más frecuentes y más pronunciados. Así zonas del planeta quedarán inhabilitadas para que las habite el ser humano, se producirían grandes corrientes migratorias y aumentaría la inseguridad alimentaria…

A pesar de estos escenarios dantescos, ya pasaron 8 años de aquel Acuerdo de París y las cosas no se han modificado para bien. Las emisiones de carbono siguen creciendo y la nueva evidencia muestra señales que si no se hace nada o lo que se haga no resulte exitoso, el siglo XXI podría dejar un aumento de la temperatura media global cercano a los 3 °C.

LOS RESULTADOS DE LA COP28

El dato más alentador es que por primera vez desde 1994, cuando se realizó la primera Conferencia por el Cambio Climático, hay una mención específica a que los combustibles fósiles, petróleo, gas y carbón, son los principales responsables del cambio climático y se hace hincapié en la necesidad de hacer una transición que vaya dejando de lado esos combustibles. En este sentido el documento final es muy claro: hay que avanzar en una transición de salida de los combustibles fósiles en los sistemas de energía, de una manera que sea equitativa, pero acelerando ese proceso de transición particularmente en esta década para llegar a ser carbono neutrales en el 2050. El tercer aspecto no menor, es que se le da el crédito de esta decisión a los datos aportados por la ciencia, admitiendo explícitamente que el uso de los combustibles fósiles tiene relación directa con el calentamiento global, algo que sistemáticamente había sido negado hasta ahora.

Pero esta reunión también dejó sabor a poco en varios sentido. En principio porque no se están reduciendo las emisiones, por el contrario, las emisiones siguen aumentando. Si bien, Estados Unidos y Europa tienen políticas positivas en ese camino, las emisiones están creciendo en el mundo en desarrollo, por ejemplo en China e India. Estos países siguen teniendo un crecimiento económico atado al uso de los combustibles fósiles y deberían incursionar en el camino de la transición hacia energías renovables para empezar a reducir emisiones.

Otra cuestión es que el tiempo que tenemos para reducir emisiones al punto de limitar el aumento de temperatura en 1,5 grados, es muy poco. Se requieren medidas muy ambiciosas.

Y por último más allá de las declaraciones grandilocuentes se necesitan acciones concretas con financiamiento acorde. Y si bien se creó un fondo, hasta el momento no se le asignaron los recursos necesarios.


ARGENTINA

La nueva administración del presidente Milei, continúa la línea que sostuvieron los delegados de Alberto Fernández, y aseguran que nuestro país respetará el Acuerdo de París y el compromiso de no superar las emisiones netas de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) para 2030.

Es dable remarcar que si bien las emisiones de Argentina son relativamente bajas en comparación con otros países, ocupando el puesto 49 de los 198 países en emisiones per cápita, nuestra matriz energética es dependiente de combustibles fósiles y las emisiones de ciertos sectores agroindustriales suponen desafíos en materia de mitigación.

Los combustibles fósiles representan cerca del 60% de la generación de electricidad en la Argentina, porcentaje que se pretende reducir al 35% en 2030 mediante la expansión de energías renovables y la implementación del Plan de Transición Energética.

las inundaciones son una amenaza
para la ciudad de Buenos Aires
debido a la crisis climática
CIUDAD DE BUENOS AIRES

Más del 56% de la población mundial se concentra en ciudades. En Argentina, los números son mucho más extremos, ya que el 92,5% de sus habitantes viven en ciudades medianas y grandes.

Esto implica un enorme desafío para las políticas publicas de los gobiernos locales.

En particular la ciudad de Buenos Aires tiene una complejidad adicional en la medida que forma parte del conglomerado del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) donde están radicadas más de 14.000.000 de personas.

Nuestra ciudad integra el C40, una red global integrada por más de 100 alcaldes de distintas ciudades del mundo que han suscrito los Acuerdos de París y están comprometidos con llevar adelante planes, proyectos y políticas públicas para alcanza esos objetivos, implementar medidas de adaptación y mitigación al cambio climático, fomentar la innovación, promover mejores prácticas en los sectores de alto impacto y financiar proyectos que tiendan a fomentar la resiliencia en la ciudad.

La ciudad de Buenos Aires, como consecuencia de la crisis climática está expuesta a dos grandes riesgos: las islas de calor y las inundaciones. Ordenar sus políticas publicas teniendo en cuenta las políticas de adaptación y mitigación parecen imprescindibles para darle sostenibilidad a largo plazo. 

Una vez más comprobamos que del dicho al hecho, hay un gran trecho. Y en materia ambiental nuestra ciudad tiene varias asignaturas pendientes, empezando por la necesidad imperiosa de actualización del Plan Urbano Ambiental, una ley madre que regula todas las políticas públicas que se deben llevar adelante y marca un camino rector en materia de planificación. El PUA fue sancionado en el año 2008 y debió ser actualizado en el año 2011, sin embargo, eso no sucedió de modo que se llevan 12 años de retraso. En paralelo, tampoco se dictó el Código Ambiental, motivo por el cual la Justicia intimó este año (2023) al Gobierno de la Ciudad a que cumpla con esa manda.

Por último, también este año debería haberse revisado el controvertido Código Urbanístico sancionado en 2018 que está siendo cuestionado por vecinos en más de 18 barrios de esta capital, quienes solicitan una declaración de la emergencia urbanística y suspensión del CUR hasta que se cumpla lo que ordena la ley y es que se realice un relevamiento integral en los 48 barrios de la ciudad, y además se lleven adelante las modificaciones necesarias que no perjudiquen a barrios que estaban positivamente consolidados, rompiendo su fisonomía, idiosincrasia, poniendo en riesgo la sostenibilidad habitacional y ambiental.

El temporal del día
17 de diciembre de 2023
produjo enormes daños
en la Comuna 11, la segunda con
más arbolado público de la ciudad.
COMUNA 11

Si bien los temas atinentes al Plan Urbano Ambiental, al Código Ambiental y al Código Urbanístico no forman parte de las competencias exclusivas de la Comuna, en la medida que estas normas tienen impacto directo sobre los territorios de la ciudad forman parte de las competencias concurrentes de la Junta Comunal, a la vez que tiene injerencia el Consejo Consultivo Comunal y debería habilitarse la participación y una consulta amplia a los residentes.

Más allá de esto, también sería necesario establecer protocolos de contingencia para una más rápida respuesta ante las emergencias y paralelamente habilitar en cada una de las comunas delegaciones de Defensa Civil, con personal capacitado, cuerpo de voluntarios y agentes multiplicadores que formen una red de ayuda en situaciones tales como las producidas a partir de la última tormenta, cortes de suministro eléctrico masivos y prolongados, temperaturas extremas, etc.

(1) Dato de la Agencia Internacional de Energía (AIE)

No hay comentarios:

Publicar un comentario