viernes, 6 de enero de 2023

CIUDAD DE BUENOS AIRES

EN EL RECUERDO


RODOLFO LIVINGSTON

Un arquitecto de familia que puso su profesión al servicio de la gente.

1931 - 2023



Rodolfo Livingston
había nacido en Buenos Aires el 22 de Agosto de 1931 en el seno de una familia con un muy buen pasar. Hijo de un prestigioso odontólogo se crió en el barrio de Recoleta rodeado de todas las comodidades y pronto descubrió su pasión por la arquitectura. 

En sus años de estudiante comenzó a cuestionar algunos de los paradigmas que le imponía la academia y apenas se recibió comenzó a construir su propio camino en la profesión tomando como base sus propias experiencias y escuchando a la gente.

Así, con el título bajo el brazo transitó una de sus primeras experiencias en el Chaco donde comprendió que muchos de los formalismos eran inaplicables en ciertos lugares y para avanzar se necesitaba saber que necesitaban las personas de los arquitectos.

Otra experiencia que lo marcó profundamente fue su viaje a Cuba en la década del `60. Allí participó de un Proyecto de construcción colectiva de 124 viviendas en la localidad de Baracoa. En el trámite tuvo que enfrentarse a los desafíos que le imponía el entorno. Por un lado, construir viviendas donde no había cemento implicó encontrar materiales sustitutos y para esto fue trascendental escuchar a los lugareños. Por otro lado, convencer a los habitantes de esa localidad de construir casas con techos piramidales, lo cual ayudó a que en esa zona de huracanes las casas resistieran durante años las tempestades.

Ya en la década del '80 y con el advenimiento de la democracia, Livingston decidió abrir su propio estudio de arquitectura, con una impronta única y absolutamente disruptiva.

Elaboró ​​​​un método propio cuyo objetivo consiste en ofrecer soluciones reales a los problemas de las personas con sus casas, es decir, en poner la arquitectura al servicio de la gente.

Mediante este método participativo se decodifica la demanda real del cliente para potenciar sus propias ideas y ofrecer soluciones alternativas, que se basan en los mismos deseos originales, pero más económicos, en armonía con el entorno, con los habitantes y con "la película" de la familia, es decir, teniendo en cuenta futuras transformaciones previsibles, como hijos adolescentes que demandarán más independencia, padres mayores que vendrán por temporadas, y otras necesidades familiares.

A través de una serie de encuentros entre el arquitecto y sus clientes - la familia completa - se desentrañan las demandas y necesidades de cada uno, tanto las manifiestas como las latentes. Para ello se utiliza una serie de juegos y dinámicas que permitirán compartir los deseos de cada miembro de la familia y, en el caso de reformas, los problemas de la vivienda que se desea reformar.

​Al final de la primera etapa, el arquitecto presenta tres o cuatro soluciones alternativas para que la familia, con su asesoramiento, las evalúe y entre todos lleguen a una solución final. Y los profesionales acompañan ese vínculo hasta que la obra está concluida.

Rodolfo Livingston publicó más de una decena de libros, algunos de los cuales fueron reeditados más de 38 veces. Entre sus títulos podemos destacar Casas de barrio, Arquitectos de familia, Cirugía de casas, El método, Arquitectura y autoritarismo , entre otros.

Fue docente universitario y cofundador de la Facultad de Arquitectura en la Universidad del Nordeste.



En el plano personal, tuvo tres hijos, Juan, Ana y Tomás. Con su compañera de vidaNidia Marinaro, también compartía la profesión.

Javier Barbis, en la despedida a esta notable persona y profesional, contó varias anécdotas que lo pintan de cuerpo entero.

“Aún en los peores momentos de nuestra historia, Rodolfo siempre cuestionó el orden impuesto para el uso del espacio público. Por ejemplo con el libro ARQUITECTURA Y AUTORITARISMO.

“Durante la dictadura, Rodolfo salía a correr vestido como linyera por la zona de Puerto Madero para llamar la atención sobre el abandono del lugar. Incluso, haciéndolo al borde del absurdo, gritando de manera enérgica “soy el Coronel Washington Pérez” para que los efectivos de la prefectura que custodiaban el lugar no lo detuvieran.

“Un hombre altisonante y rupturista de los parámetros preestablecidos desde sus años en la facultad, un lugar por el que circulaba en patines.

Sus actitudes lo llevaron a ser columnista estrella de la revista Humor e integrante del staff de colaboradores del programa de TV La Noticia Rebelde. Una época en la exhibición con gran ironía su Carnet de Loco.

“Rodeado a intelectuales y artistas del Di Tella, y luego de ejercer la docencia en Perú interpeló de manera directa a la ortodoxia de la arquitectura.

"Descubrió la muerte del living como espacio central de una casa, sosteniendo que debería ser probablemente por la cocina.

"Construyó las casas de personajes de la cultura como Tato Pavlosky y Horacio de Dios donde exhibió gran parte de su ideario sobre la arquitectura. Ese registro quedó impreso en el libro “Cirugía de casas”.

“A fines de los 90 vuelve a Cuba, da una conferencia y conoce a Selma Díaz, cuñada de Camilo Cienfuegos, y comienzan a trabajar juntos.

"Fue recibido en Baracoa como un héroe, y pudo ver las casas terminadas que había tenido que dejar por una enfermedad mucho tiempo atrás.

"Volvió varias veces a Cuba y finalmente sistematizó su Método de trabajo, pero se dio cuenta de que su esfuerzo no evolucionaba cuando se iba. Junto con Selma crea el programa Arquitectos de la Comunidad, con el apoyo del gobierno en Holguín.

"Sus amigos siempre recuerdan una discusión con Fidel Castro en la que tiró un vaso sobre escritorio. La burocratización en la que entró el programa en Cuba lo alejó de la isla.

"Luego de eso escribió “El método”, que fue reeditado varias veces y que en su última versión fue titulada como “Arquitectos de Familia”.

"Rodolfo se convirtió en un personaje mediático, sin embargo no capitalizó eso como arquitecto. Siempre fue un bon vivant. Elegía a sus clientes. Y sus clientes que se acumularon millas nunca dejaron de expresar el cariño y la admiración con la que siguieron manteniendo el contacto. Adoraba el ceviche y el caviar, negro aclaraba; los mariscos, el vino blanco, las frutillas con crema y las cerezas. Un hombre que amaba su casa, y ver cine en compañía de su esposa y su hijo.”

"Siempre sostuvo que las casas evolucionan con la dinámica de la familia. “La casa es un proceso, y ese proceso lleva el 70% de la energía constructiva de una ciudad, de un país. El resto, el otro 30% de venta en las revistas.”

"Rodolfo dejó como legado miles de casas e historias personales que crecieron en esas casas, cientos de arquitectos de familia que se formaron con su método de trabajo, y una arquitectura mucho más cerca de las personas."

A los 91 años Rodolfo Livingston murió rodeado del cariño de su familia en uno de los lugares que más amaba estar, como era su casa de veraneo en Mar de las Pampas.  

Q.E.P.D.

1 comentario:

  1. Redefinió mi profesión de arquitecta....Gracias maestro. ....buen viaje

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