lunes, 10 de mayo de 2021

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

SALUD


ENFERMEDAD MENTAL Y MALTRATO PSICOLÓGICO
Amarse y odiarse casi al mismo tiempo


Escribe: ADRIANA DEZA - MN 55836
Psicóloga. Profesora de Filosofía. Especialista en investigación educativa. Magister en neuropsicología clínica

“La perspectiva nosológica es de interés en victimología forense para realizar valoraciones sobre el pronóstico clínico de la lesión psíquica (…) y valorar el grado de incapacidad funcional de la secuela psíquica.” 

J.M. Muñoz.

Anuario de Psicología Jurídica. 


Soportarse en Pandemia.

Al inicio de la nueva peste del siglo XXI, las cuarentenas fueron según los casos, encuentros y desencuentros. Novios que decidieron vivir juntos. Parejas que decidieron lo contrario. Mucho sexo, poco, nada, virtual, real. La coyuntura extraña de la era del Covid19 o Corona Virus, afectó de manera notoria a las personalidades humanas. Y si digo humanas es porque los animales en cierta y gran medida, recuperaron el hábitat perdido. Por un lapso corto de tiempo, el planeta se oxigenó. El hombre forzado por las circunstancias, dejó de dañarlo. Y los pulmones de la naturaleza respiraron después de más de un siglo.
Algunos con inquietudes narcisistas disfrazadas de altruistas salieron arengando a los rebaños siempre disponibles a ser funcionales a cualquiera, que no sean ellos mismos. Otros creyentes todavía de los proyectos colectivos hicieron lo propio. La cuestión se redujo entre varios grupos (tal cual anunció el filósofo Antonio Negri en su libro Imperio) con demandas diferentes. Libertad para salir sin barbijo, libertad para romper con los confinamientos, libertad para tener sexo, libertad para hacer lo que se quiera, libertad para oponerse a las reglas, libertad para tomar decisiones aisladas, libertad para ofender, libertad para pedir respeto, libertad para manifestarse en contra de los gobiernos elegidos en Democracia. En fin, grupos y grupos de sujetos convencidos de luchar por el deseo singular cuando en verdad, como diría Heidegger, son muchos iguales replicados por una propaganda detrás de la falsa fachada, del uno particular. Estos muchos iguales, son los mismos que Nietzsche menciona en su libro Así habló Zaratustra cuando ridiculiza a la igualdad. Porque si existe un pensador genial (no lo pienso como filósofo) apto para exaltar el individualismo más acérrimo, ese es Nietzsche. No tiene un solo libro (tiro el guante, a ver quien lo levanta) en dónde lo colectivo tenga algún sentido. El desapego es su mayor logro y con certeza, es el primer posmoderno. Dicho esto, necesario para justificar algunas reflexiones, sigo.

¿Soportarse en Pandemia? Si.

Aspectos positivos: aprendimos a cocinar, a entrenarnos, a meditar, a ejercer una psicología en ojotas o hacer terapia gracias a la tecnología. También a comunicarnos de otro modo. Nos reencontramos con gente a la que por años, no tuvimos en cuenta o no, nos tuvieron en cuenta. Empezamos a estudiar idiomas, cursos, intentamos microemprendimientos y cómo hacer para sostener nuestro trabajo. El interrogante habitual, teletrabajo sí, teletrabajo, no. Presencial o video conferencia, primero la economía, primero la salud y viceversa. Blanco o negro. Estar en los opuestos es sencillo y ayuda a desplazar malestares varios. Lo complejo y difícil, es estar en el medio. Sobre este tema volveré.
Aquí y de repente esa persona a la que prácticamente no conocíamos, pasó a estar con nosotros 24 horas al día.
No importa, si nuestra pareja llevaba una semana, un mes, 10 años o más. Cada integrante estaba en su mundo; internet, redes, trabajo, gimnasio, encuentro con amigos, cena, cama y salida de fin de semana.
El mundo de la vida construido por cada miembro de la pareja se esfumó. Tuvimos que aprender a estar encerrados. Tarea nada sencilla. A esta altura, lo sabemos.
Los trabajadores esenciales, tuvieron poco tiempo para comprender a los padecientes del síndrome carcelario. La casa, el hogar, de pronto, una cárcel.
¿Exagero? Unos dirán, un enfático. Sí. Otros, un rotundo. No. Y otros, quedarán sostenidos en la red más complicada, los archiconocidos: grises.

¿Qué quedará de nuestros lazos sociales? Seguiré...

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