martes, 8 de diciembre de 2015

ACTUALIDAD

OPINIÓN

"¡ARGENTINOS! ¡A LAS COSAS, A LAS COSAS"…

"…Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal".


Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ


Quizás más que nunca estas palabras de Ortega y Gasset pronunciadas en una conferencia dada en la ciudad de La Plata en 1939, hablándole a un pueblo joven haciéndose nación en tiempos de crisis internacional, después de una depresión financiera, saliendo de la guerra civil española y entrando a la segunda guerra mundial, tengan más vigencia que nunca.

Cuando uno ve con cierta desazón a los máximos mandatarios de nuestro país tensar hasta el extremo la convivencia democrática por la entrega de la banda presidencial y el bastón de mando, apelando cada uno a justificaciones jurídicas y reglamentarias, profundizando la pelea que por momentos tiene visos pugilísticos, interponiendo excusas banales que lo único que hacen es alejarlos más y más del elemental sentido común, nos lleva a preguntarnos si esta dirigencia está a la altura de las circunstancias.

El pueblo votó, se expresó en las urnas y la paridad de los resultados invita a pensar que las fuerzas políticas – oficiales y opositoras- deberían estar sentados en una mesa común, buscando una CONCERTACIÓN de los grandes temas que preocupan a los argentinos. 
Por respeto a nosotros, a un pueblo que logro superar situaciones extremadamente difíciles vividas en el 2001 y apostó desde la convivencia pacífica a levantarse desde las cenizas de aquella crisis, los mandatarios deberían estar estableciendo las asignaturas pendientes y trazando los lineamientos de un proyecto de desarrollo de largo plazo, en una transición ordenada. 
En cambio, vemos pasmados primar el desorden, las acusaciones cruzadas y los enfrentamientos personalísimos que lo único que logran es que un puñado de fanáticos de uno y otro lado tomen un protagonismo inusitado potenciando las agresiones que no hacen más que espiralar los niveles de violencia a los que ellos tanto dicen temer, pero que sus conductas alientan.

Por supuesto, el griterío sobre las formas, tapa los temas de fondo.

El gobierno electo hizo su diagnóstico económico: asumiendo que arcas del Banco Central están vacías, anticipó medidas: levantamiento del cepo, devaluación del tipo de cambio a un valor cercano a $15,  quita de retenciones a exportaciones de productos primarios (carne, maíz, trigo), etc. Un combo que generó expectativas en actores económicos concentrados con capacidad de fijar precios o limitar la oferta que se tradujo en los últimos 20 días en una suba de productos de la canasta alimentaria básica de 30% promedio con picos de hasta 40%  en  artículos como la carne, que ni siquiera las sanciones del actual gobierno a los supermercados, en más de $8.000.000 logró detener. También, como era de suponer, se limitó aún más la oferta de algunos productos importados, un sector que venía con serios problemas y que la incertidumbre no hizo más que agravar, quitando los artículos de las estanterías hasta que  el mercado aclare.
Se sumó la sentencia de la Corte Suprema que obliga a devolver a 3 provincias (Córdoba, San Luis y Santa Fe) el 15% de impuestos coparticipables indebidamente retenidos, algo que además el Poder Ejecutivo actual se ocupó de extender por decreto a todas las provincias, lo cual lleva a desfinanciar el ANSÉS y la AFIP.
El nuevo cuadro de situación hizo que el gobierno electo, aun sin asumir, revisara lo dicho y ahora tenemos que quizás el cepo no se levante, que quizás la devaluación del tipo de cambio no sea tan pronunciada e intentarán retrotraer los precios al 30 de noviembre (¿???). 
De la mano de esto, las promesas de campaña quedaron a un lado, como el 82% móvil para los jubilados y la quita del impuesto a las ganancias a los salarios, a la par que se vuelve a aplicar este impuesto al aguinaldo, algo que no sucedía desde hace cuatro años.  Por supuesto ni hablar de la suba del mínimo imponible al monotributo o el aumento de la asignación universal por hijo.
Aún resta por ver si las instituciones republicanas serán respetadas en la pretendidas remociones de los cargos que tienen estabilidad, como el caso de Vanoli (Presidente del Banco Central), Martín Sabatella (AFSCA), Tristán Bauer (Radio y Televisión Argentina) o la Procuradora General de la Nación, Gils Carbó, por poner solo los casos de mayor trascendencia mediática.

En el mientras tanto, la población ve empobrecer sus bolsillos y aumenta la preocupación sobre el porvenir.

Por eso, hoy más que nunca se impone como un llamado a la sensatez la frase de aquel filósofo y ensayista español: "¡Argentinos! ¡A las cosas, a las cosas!” .

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