SALUD PÚBLICA
HOSPITALES EN PELIGRO
Abrazo al Instituto Roffo
A pesar de la diferencia de contexto, como sucedió hacia fines de los años noventa, el Hospital de oncología volvió a recibir embates de una política que pone en jaque su capacidad de atención, investigación y ejercicio de la docencia.
La salud pública argentina, con sus más y sus menos, con sus virtudes y sus defectos, siempre ha sido un faro dentro de nuestro continente y en materia de investigación, docencia y tratamiento del cáncer, particularmente el Hospital “Dr. Ángel H. Roffo” es un referente indiscutido a nivel mundial por la calidad de sus profesionales y la atención que brinda.
Quienes ya tenemos años de experiencia acumulada y nos dedicamos a la información, presenciar y compartir este nuevo llamado a abrazar simbólicamente al Instituto Roffo en un intento de visibilizar un deterioro presupuestario, que de seguir avanzando y profundizándose podría traer consecuencias mucho más graves de las que ya está atravesando, es una especie de déjà vu, un volver a vivir aquellos días de los años 1998 y 1999, cuando la comunidad hospitalaria, universitaria y vecinal se unió en pos de evitar un intento de cierre por parte de las autoridades nacionales de aquel entonces.

AQUÍ VILLA DEL PARQUE
EDICIÓN ENERO 1999
¿QUÉ SUCEDIÓ EN AQUELLOS AÑOS?

EDICIÓN ENERO 1999
Ejercitar la memoria colectiva puede ser un buen ejercicio para evitar que políticas destructivas y de desmantelamiento de los sectores públicos que funcionan de manera virtuosa puedan seguir llevándose a cabo en nuestro país.
En enero de 1999, el periódico Aquí Villa del Parque bajo el título “Ataque al Roffo, ataque a la vida”, comunicaba una movilización para impedir el intento de cierre por parte del Poder Ejecutivo Nacional.
En el cuerpo de la nota se describía “…Vecinos, instituciones y pacientes se han sumado a la defensa del Instituto de Medicina Experimental Ángel H. Roffo, que hoy se ve subestimado y con visos de pretender su cierre o privatización, anulando así un establecimiento modelo en América, que ha honrado al país por la labor trascendente en la lucha por el tratamiento del cáncer y su cura, sin discriminación alguna” … A renglón seguido agregaba: “Por supuesto, la modalidad más usada para debilitarlo ha sido la falta de presupuesto y la mora en los pagos, que ciertas obras sociales, algunos dicen, usan como herramienta política para debilitar al Hospital público, como parte de una campaña muy bien orquesta, que inspirada en una seudo libertad de mercado quiere incorporar la atención de la salud en una filosofía estrictamente monetarista y cotizable, en detrimento de su función eminentemente humanitaria”. Y el artículo periodístico concluye: “Atacar al Roffo, es atacar a la vida y no podemos creer que en nuestro país, se haya perdido el sentido de la solidaridad. Y si algunos persisten en sumergir al sistema de salud, o venderlo al mejor postor, quizás reciban el merecido castigo de la justicia de los hombres, o la que a veces se pretende ignorar que es la divina, aún para los agnósticos o incrédulos. Defender al hospital es y será justicia”.
TODO PARECIDO CON LA ACTUALIDAD… ES MERA “COINCIDENCIA”
Por supuesto los contextos y las formas hoy no son las mismas que antaño, pero sabemos que las políticas de abandono y desfinanciamiento pueden conducir al mismo fin.
Escuchar las palabras que pronunció su directora, la doctora Roxana de Ávila ante una multitud que se congregó el pasado 10 de julio para acompañar y defender al instituto en este momento crítico, da verdadera dimensión del problema: “La situación económica del país de un tiempo a esta parte hace que el hospital no cuente con los recursos necesarios para su correcto financiamiento, además no disponemos de presupuesto asignado desde 2023”.
Y continuó… “A esto se suma el incremento excesivo de los valores de todos los insumos que se utilizan a diario, de los medicamentos, de los servicios que se contratan y del equipamiento médico, afectando también la infraestructura hospitalaria”.
No menos compleja es la situación del personal y en este sentido De Ávila señaló “los salarios de los trabajadores de la salud aumentan muy por debajo de la inflación, esto provoca la deserción de profesionales altamente capacitados y la imposibilidad de contar con personal que los reemplace”.
Y todo en definitiva repercute en los pacientes: “Esta falta de recursos afecta a más de 100.000 pacientes con cáncer que se atienden anualmente, cuyos tratamientos son costosos y prolongados en el tiempo, al padecimiento de la enfermedad se agrega la incertidumbre y angustia y muchas veces la impotencia en los trabajadores de la salud”.
Acto seguido hizo un llamado: “le pedimos a las autoridades nacionales y a los legisladores que reflexionen y presten especial atención a la situación que está viviendo este centro de excelencia…”
Finalmente recordó una reflexión del Dr. Roffo: “El instituto representa a la que vez que una casa de estudios y ciencia, un oasis para aquel que el destino lo ha señalado brutalmente” y cerró su alocución diciendo “Si bien hoy gracias a gente como el doctor Roffo el cáncer es una enfermedad tratable, crónica e incluso curable, estos son los motivos que nos guían para que sigamos abrazando estos principios, día a día sin bajar los brazos”.
Luego de un cerrado aplauso, se inició esta marcha multitudinaria que dio la vuelta al hospital al son de “El Roffo no se toca” y “unidad de los trabajadores… y al que no le gusta, se jode, se jode”.

Los pacientes acompañaron esta
movilización y no dudaron en
dejar su testiomonio
TESTIMONIO DE MÉDICOS, AUXILIARES Y PACIENTES

movilización y no dudaron en
dejar su testiomonio
En esa mañana nuestro medio también pudo recoger otros testimonios como el doctor Roberto Rodríguez, director del Área Técnica. El galeno se refirió a los costos de las terapias… “un paciente oncológico de cualquier diagnóstico es de alta complejidad y tiene alto costo, porque más allá de los insumos que se requieren en caso de cirugías, se requiere también cierta aparatología. Las internaciones de los pacientes están alrededor de los 200 y 300 dólares. A esto hay que sumarle otros costos que son los estudios por imágenes, el tipo de alimentación (…) Y los pacientes que llevan a cabo tratamientos de quimioterapia también suelen bajarles las defensas, empieza la fiebre y se infectan y se deben internar en salas de aislamiento y los costos de antibióticos en los esquemas de aislamiento son carísimos, puede rondar entre los 20.000 y 30.000 dólares por quince días de tratamiento."
Alejandra es técnica de laboratorio y trabaja hace más de 36 años en el hospital: “tenemos mucho menos recursos, estamos haciendo un gran esfuerzo humano, porque tratamos que con lo que tenemos seguir funcionando de la mejor manera” y fue muy gráfica… “en estos 36 años que trabajo aquí hubo épocas en las que el hospital estuvo mejor, se lo dotó del equipamiento y hubo alguna etapa que no estuvo tan bien, pero como esta no recuerdo ninguna otra”.
Finalmente conversamos con Silvia que es paciente del hospital: “Soy docente jubilada y una de las afortunadas en tener obra social en este país. Cuando me diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3 hace siete años, mi obra social (IOMA) no supo darme respuesta con el tratamiento que necesitaba. Yo era muy consciente que cada día perdido para mi era tiempo valioso para mi vida. Gracias a la obra social de mi marido (UAS) comencé a atenderme en el Roffo y acá me salvaron la vida (…)
Y continúa contándonos: "Después de la pandemia me volvió la enfermedad. Esta vez tenía metástasis, tengo metástasis en mediastino, en pulmón, en vértebras de la columna y acá, en el hospital, me vuelven a salvar la vida, porque yo ya no tenía esperanza de vida. No tenía buen pronóstico. Pero ellos consiguieron hacerme un tratamiento de protocolo con un laboratorio. Me evaluaron y pude entrar en el programa. Hoy, después de cinco años, puedo decir que sigo, el cáncer se redujo a la mitad y vengo desde Cañuelas [donde reside] cada 28 días a atenderme.
Y emocionada concluye: "Pero para mi lo más importante es que cuando entrás, ya entrás sanándote, porque ellos te sanan el alma, los trabajadores te sanan el alma, nosotros no solamente necesitamos una cura terapéutica, necesitamos contención, los pacientes que vienen acá son pacientes especiales, entramos sabiendo que nosotros venimos a tratar de ganar un poquito más de vida, nada más. Y acá nos dan ese amor y esa esperanza que necesitamos. Nunca me dejaron caer en el hospital, en esos días que tuve que hacer las quimios, cuando perdía el pelo y las chicas me decían, `dale que vas a ganar la batalla, vas a ganar la batalla´. Y aquí estoy. Hoy no vengo por mi, vengo a darle la mano a todos estos trabajadores porque por el amor que ponen, para ellos no es solamente un trabajo”.
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