jueves, 16 de diciembre de 2021

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

SALUD


Nadie tiene que estar solo en estas fiestas navideñas.
CUERPO SANO EN MENTE SANA


Escribe: Lic. en Psicología ADRIANA DEZA
Ex profesora de Filosofía Occidental en enseñanza secundaria y Universitaria.
Especialista en investigación educativa.


Llega Papá Noel y con él, la gestualidad más tierna de cualquier niño o niña pequeño. El recibimiento al hogar se espera desde antes. Escribir la nunca y suficientemente ponderada carta. Cerrar el sobre, colocar el nombre del afortunado/a previa aclaración, de que hay muchos chicos en el mundo y por tanto, puede que lo pedido sea cambiado por otro juguete.
Armar el árbol de Navidad es un ritual familiar plagado de entusiasmo y creación compartida. Desde los adornos comprados hasta los fabricados con antelación y esmero para disponer de más dinero. Cuando digo familiar, me refiero a su madre e hijo/a, a su padre e hijo/a. A cualquier niño/a acompañado de un cuidador, estable o circunstancial.
Los hospitales están plagados de salas en dónde abundan niños sin familia, que contentos reciben la visita de voluntarios para festejar las fiestas navideñas. Esos voluntarios pueden ser personas solas decididas a transformar su tristeza en alegría. Ayudar a ser feliz a un niño nos hace más bien, del supuesto.
Compartir con el abuelo o abuela un brindis. Si, este ser que alguna vez fue tan pequeño como tu hijo/a, sobrino/a o vos. Ese abuelo que repite varias veces lo mismo y te aburre. Sin embargo, en los medios de comunicación te repiten todo el día el mismo relato y a pesar de que te exaspera, los seguís escuchando y hasta repetís como un perico ebrio esa sarta de barbaridades.
Insisto en que la mayoría de las enfermedades psicológicas mutadas en psiquiátricas, son causa de un mal adiestramiento familiar. No niego a las genéticas, que también las hay. Pero si aprendiendo habilidades sociales un sujeto con cierto trastorno de personalidad, puede formar parte de la comunidad sin ser discriminado. Va de suyo, la mejoría del otro y la nuestra, si aprendemos a dedicar dos horas de nuestro valioso tiempo en la construcción de afectos.
Los chicos son el reflejo del hogar. El futuro. La esperanza.
Toda persona mayor alguna vez fue un bebé. Todo anciano/a fue pequeño.
Por último y parafraseando a Hegel, la semilla es la etapa de afirmación, el tronco delgado del futuro árbol, el extrañamiento y separación de la semilla, que aún la alberga. Y al final, el robusto árbol, la afirmación de la afirmación o síntesis. No termina allí, porque este árbol vuelve a dar frutos y los frutos nuevas semillas. Estas caen a la tierra y la dialéctica sigue su inexorable curso. Por eso la realidad es dialéctica.
Lo dicho, somos un pequeño eslabón en la cadena de la vida. Vivimos en relación aunque no lo sepamos.
Si nos sentimos solos, aprovechemos esa angustia para construir un lazo de amor.
Nadie tiene que estar solo en estas fiestas navideñas.

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