viernes, 8 de octubre de 2021

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

SALUD MENTAL


LA OBSESIÓN
¿Único camino para enfrentar a la psicosis?

Parte 2

Escribe: ADRIANA S. DEZA (*) - Lic. en Psicología: M.N: 55836
Magíster en Neuropsicología Clínica.


En la parte uno, hice referencias varias sobre el psicoanálisis, la psiquiatría, el cognitivismo y una tesis propia “crear una obsesión útil al sujeto como primer paso para incorporar de manera consciente o no, pautas para la regulación emocional y racional”.
La etiología de la obsesión tiene varias causas (como casi todas las enfermedades, no sólo mentales), en esta oportunidad no voy a adentrarme en ellas sino en sus síntomas. Si es un mecanismo de defensa, si la represión no funcionó, si existe una falta de serotonina que afecta al cerebro, etc. Hoy, no será el tema en cuestión. Sí, la coincidencia que encuentro en dos aspectos. La obsesión es un pensamiento intrusivo, invade al sujeto y lo perturba. Asimismo, se convierte en compulsión cuando dicha obsesión se traslada a la conducta. “A diferencia de la obsesión, que es un acontecimiento mental, la compulsión es una conducta” (Sinopsis de psiquiatría, 2008, Kaplan y Sadock). En los diferentes análisis e investigaciones documentadas, en general es muy complejo erradicar una obsesión, su obstinada reiteración en nuestra mente puede convertirse en una idea delirante y en muchos casos (no todos) llevarnos a la locura. Creo que como un mecanismo de defensa la volvemos compulsión, es decir la hacemos conducta. Este comportamiento es irracional pero en el sentido, que aún sabiendo que su carácter pareciera dominarnos. Una parte de su racionalidad pugna por dominar a esa otra parte irracional, pero no puede evitarlo. Ocurre que, cuando la obsesión compulsiva no es maligna, ésta puede desviarse según la personalidad del sujeto o la sujeto y convertirse en un acto similar, a la pasión por algo. No debe ser pasión por alguien, porque el peligro radica en convertirse en un acosador, controlador o manipulador en el mejor de los casos. Entonces, el primer atajo para mejorar, es acentuar el síntoma. Sí, agregar a lavarse las manos, escribir una frase resumida de un libro en lo posible (un clásico) y luego sumar al segundo hábito, otro: memorizar la frase o el resumen de la frase. No es conveniente, agregar más de 5 costumbres seguidas porque si la persona trabaja, su labor se verá entorpecida. Pero la idea es producir un desplazamiento racional de un síntoma a otros hábitos. Inexorablemente la psiquis tiende a quedarse con dos o uno, cuando la angustia cede un poco. Este debilitamiento de la ansiedad provocadora de la angustia, se produce muy lentamente haciendo consciente lo inconsciente. Volviendo racional lo irracional. El sujeto elegirá en una situación social, una de sus obsesiones menos llamativa y acorde al contexto donde se encuentre. El límite, es el fracaso de la racionalización. Cuándo la razón no puede transformar en cualidad, un evento molesto y disocial.

(*) Exprofesora de Filosofía secundaria y universitaria.
Especialista en investigación educativa.


Consultas:
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Consultorio privado en: Avda. San Martín 2885. CABA


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