jueves, 26 de junio de 2014

EDITORIAL

PARTICIPAR
Para ser protagonistas
Escribe: Lic. Mónica A. Rodríguez



Gracias al desarrollo científico y tecnológico, la comunicación planetaria y el acceso a información de diversa índole es directa e instantánea. Estos avances ponen en manos del hombre común un poder inusitado, nunca antes experimentado a lo largo de la historia de la humanidad.
Así, desde un simple teléfono celular además de comunicarnos con nuestros afectos y utilizarlo a diario para el trabajo, también nos  enteramos de inmediato  de las últimas noticias a nivel mundial. A la rapidez con la que se esparcen las novedades se suma la multiplicidad de fuentes  que permiten a cada uno elegir aquellas que le resulten más confiables.
Vivimos  permanentemente conectados y esto implica cambios de comportamiento, costumbres y formas de vida que afectan al individuo pero también tienen su correlato en el ser colectivo. Surgen nuevos valores universales que por imitación, necesidad o convicción se van haciendo carne en los pueblos que aspiran a condiciones de vida dignas:  se multiplican las banderas del respeto por el medio ambiente, la promoción del desarrollo sustentable y la exigencia de la inclusión social.
Sin duda estos procesos se vieron fogoneados por la incidencia de una economía mundial que basada en el imperio del mercado trajo aparejada enormes desigualdades producto de la falta de regulación de los Estados y el debilitamiento de éstos en el cumplimiento de sus funciones más esenciales: salud, educación, seguridad, etc.
Así fue surgiendo un nuevo “imperativo participativo”. Y hoy vemos que desde los países que están experimentando la llamada “Primavera Árabe” hasta en las democracias más desarrolladas el ciudadano común va tomando cada vez más protagonismo en la medida que se interesa e involucra en el devenir histórico de su pueblo para ser partícipe y agente de cambio.
En lo político, las consecuencias de la globalización se tradujeron en la crisis de las estructuras tradicionales de representación como únicas instituciones capaces de resolver los asuntos públicos. Por eso estas nuevas formas de participación no suelen incorporarse a organizaciones tradicionales como los partidos políticos, sino que se canalizan a través de nuevos modelos de participación ciudadana como son los autoconvocados, colectivos territoriales o sectoriales con mayor o menor grado de formalización, ONGs… que además  poco a poco se van interconectando en redes más amplias que tienen la particularidad de estar conformadas por individuos formados e informados en los temas que les preocupan y ocupan, concientizados de que no quieren ser manejados y con  enorme capacidad de movilización en post de los objetivos trazados y de las decisiones que consideran ilegítimas.
Es por ello que… “La legitimidad de una decisión no puede basarse sólo en la legitimidad de la autoridad que la toma, sino que debe apoyarse también en la legitimidad del proceso que condujo a tomar esa decisión”,  dice Blondiaux, autor de “El nuevo espíritu de la democracia”, libro recientemente lanzado.
Hasta ahora hay experiencias puntuales que en nuestro país han tenido disímiles resultados: desde el referéndum ó el plebiscito, plasmados en nuestra Constitución Nacional hasta el Presupuesto Participativo.
Pero no alcanzan. Está a la vista que una parte de la ciudadanía ha iniciado un camino de no retorno. Sabe que quiere ser artífice de su propio destino y en esta construcción se va abriendo paso de manera creativa, a partir del diálogo,  la confección de lazos de confianza, comunicación y elaboración de proyectos con sus pares que luego son contrastados con las autoridades hasta el punto que éstas deben ceder ante la presión y contundencia de los reclamos.

El desafío de la época es transformar la democracia representativa en una verdadera democracia participativa institucionalizando estas expresiones que conllevan un empoderamiento real del ciudadano de a pie para que sea posible una co-construcción entre los representantes, técnicos y ciudadanos tanto en el proceso de toma de decisión, como en la ejecución y control de gestión de políticas públicas de corto, mediano y largo plazo, generando para ello espacios de encuentro para el debate de las problemáticas e inquietudes que nos afectan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario