viernes, 26 de diciembre de 2025

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

HISTORIA ECONÓMICA


LOS CORRALITOS EN ARGENTINA


“Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla” George Santayana



En un mismo mes de diciembre que el que vivimos hoy pero de 2001, los argentinos estábamos atravesando un momento bisagra de nuestra historia. Veinticuatro años atrás se estaban luego de la huida en helicóptero del presidente de De La Rúa que abandonaba el poder acuciado por un pueblo que había tomado las calles en medio de una explosión económica y social que terminó detonando el corralito y el corralón declarado pocos días antes. En ese entonces se sucedieron cinco presidentes, uno tras otro, tratando de estabilizar la institucionalidad del país.

Pero aquellos que muchos de los más grandes consideramos como un hito, revisando la historia económica de nuestro país, vemos que no fue el único. Las restricciones al retiro de efectivo en Argentina fueron medidas a la que apelaron muchos gobiernos cuando se enfrentaron con crisis financieras y cambiarias.


PÁNICO BANCARIO DE 1890

Durante la administración del Presidente Conservador Miguel Juárez Celman tuvo lugar el “primer corralito de facto” argentino.

Su causa principal fue la desregulación financiera (ley de bancos garantidos), alto endeudamiento externo, tomado con la Baring Brothers y la baja en los precios internacionales de las materias primas.

Como resultado de ese escenario, se produjo pánico en los ahorristas, el cierre definitivo de bancos extranjeros por insolvencia y el default de la deuda externa.


ESTALLIDO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (1914)

Ante el comienzo de la Gran Guerra, el gobierno de Victorino de la Plaza cerró  la Caja de Conversión, suspendiendo la convertibilidad peso-oro y restringiendo el retiro de oro de los bancos.

A consecuencia de ello, hubo corrida de depósitos, cierre temporal de entidades, suspensión de pagos internacionales y controles de acceso a reservas, priorizando la liquidez del Estado y del comercio exterior.

No fue un corralito por decreto a nivel general, pero sí un “corralito de guerra”: limitaciones selectivas al acceso a activos duros que marcaron el fin del patrón oro argentino hasta 1927.


LA GRAN DEPRESIÓN Y LA DÉCADA INFAME (1930-1940)

Entre 1930-1932, tras el golpe que depuso a Hipólito Yrigoyen, el gobierno de José Féliz Uriburu implementó férreos controles cambiarios y financieros, restringiendo la salida de divisas y el acceso a depósitos en varias entidades tencionadas por la recesión y el desplome del comercio mundial.

El sistema arrastraba desconfianza, menor ingreso de exportaciones y ausencia de autoridad monetaria moderna (el BCRA recién se crearía en 1935)

Hubo intervenciones y cierres de bancos y financieras límites de facto a retiros de fondos duros (oro/divisas) y un congelamiento selectivo del mercado de cambios, socializando tensiones sin un “corralito” general por decreto, pero configurando un cerrojo sistémico de confianza y acceso al crédito que prolongó la inestabilidad hasta la llegada de reformas en 1933-1935.


LA ABRUPTA SALIDA DEL MODELO MARTÍNEZ DE HOZ (1981-1982)

Entre 1981 y 198, durante la segunda etapa del Proceso de Reorganización Nacional, el sistema bancario argentino colapsó por descalce de monedas y deuda privada en dólares, además de un contexto interno deteriorado y externo adverso con bajos precios de commodities.

La caída del Banco de Intercambio Regional detonó desconfianza y efecto dominó: más de 60 bancos y financieras intervenidos o quebrados, retiros de depósitos y crédito congelado.

El BCRA terminó asistiendo depósitos y estatizando deuda privada mediante el Seguro de Cambio que deterioró el balance fiscal. No hubo corralito general pero sí restricciones y corrida de ahorristas que se agolparon en entidades quebradas.


EL COLAPSO DE LA CONVERTIBILIDAD Y EL FIN DE UNA ERA (Estallido 2001)

En diciembre de 2001, el gobierno de una fracturada Alianza de Fernando de la Rua y el ministro  Domingo Cavallo, quien reaparecería en escena como el “padre de la convertibilidad” impusieron el “corralito” para frenar la corrida: limite de retiros , transferencias restringidas y depósitos atrapados, priorizando reservas del Estado y el pago de la deuda externa.

El decreto 1570/01 congeló la liquidez bancaria pero desencadenó el estallido social de una crisis económica que venía madurando desde 1998.

El contexto internacional era dinámico y adverso; bajos precios de los productos exportables argentinos, recesión global tras estallido de la burbuja .COM y el comienzo de la “cruzada” contra el terrorismo pos atentado a las torres gemelas.

El resultado fue catastrófico. El corralito formal hirió de muerte a la economía informal y formal, evaporó el ahorro de la gente y licuó grandes pasivos dolarizados, beneficiando a gran parte de los deudores, acto que se formalizó con la pesificación asimétrica del justicialista Duhalde.


Cuando uno repasa todos estos acontecimientos, encuentra un patrón común: cuando el país empieza a tener falta de liquidez de respaldo en monedas duras o de oro y a eso se agrega déficits gemelos en la balanza de pagos y la balanza comercial, suele hacer entrar en crisis a los gobiernos que en su búsqueda por resguardar el sistema, toman una serie de medidas más o menos parecidas: primero ejercen el control de capitales, si eso no alanza, restringen el retiro de depósitos para más tarde desenvocar en una conversión comulsiva y/o licuación de deuda vía inflación / devaluaciones y/o pesificaciones. La consecuencia es siempre que los argentinos retrocedemos porque el costo de esa “normalización”  se traduce en una brutal transferencia de ingresos con la pérdida irreversible del ahorro de las grandes mayorías que van a parar a las manos de una pequeña minoría (capitales locales o fondos extranjeros especulativos que se garantizan la "salida" con ganancias a través de estas medidas).
 Es una constante que aparece una y otra vez en 1890, 1914, 1930, 1981, 1989, 2001.
 No falla jamás, cómo los cierres lynsa (un chanza que los grandes pueden entender). 


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