TALLER LITERARIO
INVITACIÓN A LA ESCRITURA
Escribe: CRISTINA IBAÑEZ Coordinadora del Taller de Lectura y Escritura junto a MILAGROS DÍAZ MARTÍNEZ.
No todos se animan a escribir. En primer lugar, es un desafío no solo para el que lo hace por primera vez sino también tanto para el escritor, periodista, docente, simple lector como para cualquiera de nosotros que de pronto sienta la necesidad de escribir, porque hay que sentirla, y sentarse frente a la máquina o tomar el lápiz para esbozar una idea. Hay algo de grandeza y cierta heroicidad para afrontar las trabas propias y ajenas que nos impone la escritura. Miedo, temor, inseguridad, y todas esas sensaciones que nos provocan equivocarnos, confundirnos, no encontrar la palabra adecuada, tener la idea y no poder darle la forma. Y a veces abandonar la tarea por creerla insuficiente o pobre. Sentirnos mal porque pensamos que no es el camino adecuado.
Sin embargo, para llegar hasta este punto de escribir una carta, un poema, un relato, una dedicatoria… ¡cuántas operaciones mentales hicimos! Tuvimos el deseo, gran motor que no todos tienen, nos dimos el tiempo para sortear el prejuicio y nos sentamos frente a la hoja en blanco. Ordenamos una secuencia, buscamos la palabra adecuada, tenemos ganas de abandonar al primer obstáculo y, sin embargo, volvemos a la carga. Armamos el primer párrafo que seguramente, en un nuevo arranque dará lugar a los siguientes. En medio, vamos por un café, una llamada telefónica, una consulta en el diccionario. Detenerse, leer lo escrito, revisar la puntuación, leerlo en voz alta. Seguir. De estas cosas se compone la tarea de escritura.
El tiempo, ayy esa medición tan occidental, pasará y nosotros ahí, con el texto que nos mira, frente a frente, a veces en una relación amorosa o adversaria, pero íntima. El texto avanza y nosotros también. Lo dejaremos descansar y volveremos a trabajar sobre él y cada vez será para cambiar algún signo porque el que está no nos gusta tanto o dejaremos esa palabra porque es la elegida. Y en un ir y venir se entablará el diálogo entre nosotros y el texto, nuestra obra, nuestro trabajo, nuestra creación.
¡Y qué maravilla!, construimos la ficción casi sin darnos cuenta porque el orden de la creación transgrede los formatos la realidad. Si bien, como es sabido partimos de la realidad cuando escribimos, tenemos la posibilidad única de construirla y reconstruirla a partir de nuestra mirada. Y otra vez el texto y nosotros, nosotros y el texto, en un diálogo que una vez iniciado es imposible detener.
Consultas: 15.5976.9577 / 15.3377.1402
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