jueves, 16 de octubre de 2014

EDITORIAL

LA FAMILIA EN TIEMPOS DE CAMBIO

A lo largo de la historia de la humanidad la forma de concebir la familia fue modificándose. De los grandes clanes, necesarios para las primeras economías agrarias paulatinamente se pasó a núcleos más reducidos, adecuados para la revolución industrial y las formas de vida que se prolongaron hasta gran parte del siglo XX, en el que no faltaron aquellos ideólogos que anunciaron una crisis terminal y futura desaparición de esta primera unidad social.
Lejos de aquellos pregoneros, la familia hoy vuelve a ser valorizada como núcleo básico y eslabón fundamental e insustituible para la construcción de una sociedad mejor, más humana y más feliz. 
Sin embargo, producto de cambios en las concepciones y formas de entender la pareja humana y la modificación de los roles asumidos tanto por el hombre como por la mujer,  en la actualidad conviven diferentes formatos de familia:
- El modelo tradicional, conformado por un matrimonio proyectado para toda la vida e hijos engendrados en esa relación.
- Las familias ensambladas, consecuencia directa de parejas que se disuelven y de personas que deciden volver a apostar a una nueva unión convivencial sumando, cuando los tienen, hijos de las experiencias anteriores y actuales.  Estas configuraciones familiares sin duda son más complejas y establecen mayor multiplicidad de lazos y vínculos. 
- El matrimonio igualitario formado por personas del mismo sexo.
- Concubinato
- Familias monparentales cuando por distintas razones uno de los progenitores desaparece y el grupo queda a cargo de uno solo (padre o madre).
Estos vínculos, tan reales unos como otros y la ponderación del valor de la familia en el mundo actual, obliga a los Estados y a los distintos credos a asumir renovados desafíos, para reconocerlos e incluirlos en todas sus dimensiones.
Desde la perspectiva económica, social, cultural y legal no debe eludirse la trascendencia del Estado -y de la sociedad en su conjunto- para contribuir a crear las condiciones de equidad y justicia para que las familias puedan desarrollarse e ingresar en los circuitos de la producción, bienestar y trabajo, en un contexto que garantice la igualdad de oportunidades en materia educativa, salud y desarrollo social.
En Argentina, con la reciente sanción del nuevo Código Civil -que entrará en vigencia en el año 2016- se introducen cambios sustantivos, respecto a la normativa actual:
- Incluye de manera amplia a todos los tipos de familia (matrimonio tradicional, familias ensambladas, matrimonio igualitario, concubinato)
- Reconoce nuevos lazos y nuevos vínculos, distinguiendo entre hermanos bilaterales (tienen los mismos padres) y unilaterales (tienen un mismo ascendiente en primer grado, difiriendo en el otro), progenitores “afines” (cónyuge o conviviente que vive con quien tiene a su cargo el cuidado personal del niño o adolescente).
- Divorcio Express
- Contratos prenupciales
- Adopción
- Reproducción humana asistida

Por su parte,  la Iglesia Católica vive del 5 al 19 de octubre un acto de enorme trascendencia histórica: el Tercer Sínodo Mundial Extraordinario de obispos dedicado a las familias. Allí participan 253 obispos, que escucharán la opinión de parejas matrimoniales invitadas y estarán presentes líderes de Iglesias Cristinas y de otras religiones. Los prelados intentarán mediante el diálogo constructivo encontrar la manera de hacer que las enseñanzas de la iglesia sobre la familia se discutan abiertamente,  sin censura previa y tratando de asimilar la realidad del aumento de los divorcios, de las familias monoparentales, de las convivencias extramatrimoniales y de las uniones de parejas homosexuales que hoy conforman un panorama “fuera de las reglas”.
Francisco está convencido que  la familia es esencial a la hora de enfrentar los grandes desafíos del mundo actual: la violencia de género, y cualquier tipo de violencia, las conductas criminales y por ende la inseguridad, el problema de las adicciones y el narcotráfico, las conductas discriminatorias y excluyentes, la pobreza, la tristeza y la falta de horizontes, todos son males que tienen menos posibilidades de crecer si hay vínculos familiares sanos y contenedores.
No es objetivo de este sínodo llegar a conclusiones definitivas ahora, sino establecer una  agenda para otro mayor mundial que se celebrará en octubre de 2015, en la que ya surgirán las recomendaciones del Papa.

Más allá de todo y como decía un eslogan de una vieja comedia televisiva “no hay nada más lindo que la familia unida” y para ello se hace imprescindible no perder de vista aquello que  José César Rodriguez Nanni pregonaba desde estas páginas:  “el valor imponderable  de `Volver a la Mesa Familiar' perdida en parte con la globalidad incentivada del individualismo que se constituye en el germen de conflictos a escala, que en muchos países degrada a la comunidad y faculta la incertidumbre”.

Lic. Mónica Rodriguez
Dirección

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