DESCENTRALIZACION
UNA MIRADA SOBRE LAS FUTURAS COMUNAS
La Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, sancionada en 1996 establecía que las comunas deberían estar funcionando a más tardar en el año 2001, pero a 15 años de esa proyección eso todavía no ha sucedido.
Durante el 2010 el Gobierno de la Ciudad a través de los respectivos CGP y C impulsó reuniones vecinales que pretenden ser la antesala a la constitución definitiva de las comunas.
Pero de conformarse este año finalmente las comunas... ¿Los vecinos de la ciudad de Buenos Aires viviremos dentro de un sistema político local innovador que implique una gestión participativa sistematizada en la toma de decisiones , en la ejecución y en el control de las políticas públicas implementadas y donde el Estado asuma un verdadero rol articulador o seremos protagonistas de una reorganización “formal” que viene a sumar más burocracia?. Por otro lado, ¿estamos los vecinos y las instituciones preparados y organizados para asumir el rol protagónico que deberemos tener en esta nueva forma de organización descentralizada?
La Universidad FLACSO viene estudiando las diferentes alternativas de descentralización en la ciudad de Buenos Aires desde principios de la década del ´90 hasta la fecha y de un trabajo presentado por ellos hemos extraído algunos conceptos que nos parecen interesantes para el análisis y la reflexión.
En el mismo se expone que “las políticas públicas (en este caso de descentralización) podrán ser participativas siempre que sea participativo el mecanismo y proceso de elaboración que la produce. La etapa de elaboración-formulación es el necesario e imprescindible ensayo práctico de la gestión participativa que se propone establecer, para evitar que la alternativa que se pretende construir no termine reproduciendo el tipo de estado y de relaciones sociedad-estado que se quiere sustituir.
Es sorprendente, que al final de una y media década, atravesada por impactos transformadores como la Constituyente de la Ciudad y la gigantesca movilización asambleísta de los ciudadanos en 2001, el Estado se siga manejando con criterios que no conforman sistemas participativos amplios, abarcativos y efectivos en los cuales se apliquen programas consensuados y metodologías que aseguren la conformación de un nuevo tipo de relación Estado-sociedad para que las comunas puedan ser organizaciones políticas verdaderamente descentralizadas y viables.
Lo paradojal es que desde hace muchos años se están observando verdaderos procesos transformadores a nivel de la sociedad, pero éstos aún no son suficientemente extendidos aun disponiendo de método que le asegura reproducción, o siendo extendidos agotan, por falta de método, su capacidad de reproducción, como es el caso de las asambleas barriales que presionaron al Estado por la ley de comunas hasta que perdieron la potencia inercial de la rebelión y comenzaron a desaparecer.
A partir de este análisis de situación el estudio dice: “O el funcionamiento de las futuras comunas recoge lo que hoy constituye la experiencia de gestión urbana y agregan los nuevos actores sociales (sean los movimientos sociales emergentes o sean las redes socio gubernamentales de gestión socio urbana) y se constituyen como escenarios de democracia participativa o, simple-mente, las comunas reproducirán el modelo actual de gestión en un Estado no reformado, reiterando escenarios de democracia representativa o delegativa, insuficientes para gestionar la crisis urbana derivada de la inequitativa globalización reurbanizadora.
En cambio, si las futuras comunas resultaran finalmente de un proceso fundacional cultural y político asentado en un Programa de Transición entroncado con las nuevas prácticas de los movimientos socio-urbanos, se aumentaría la probabilidad de asistir a la emergencia de nuevas concepciones del desarrollo urbano y significaría la oportunidad de recoger todas esas experiencias y saberes acumulados para enriquecer la política pública, reorientándola y poniendo al Estado en la posición articuladora que se espera que asuma.
Finalmente, después de tantas promesas, idas y venidas en los últimos quince años, los autores del trabajo manifiestan cierto escepticismo con respecto a la descentralización porque… “como en los cuentos infantiles la descentralización de las comunas en Buenos Aires es una historia de nunca acabar: siempre se está próximo del final, pero nunca se llega”.
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