martes, 17 de enero de 2023

EDITORIALES

NOTA DE TAPA


EL RUIDO

El enemigo invisible


Escribe: Lic. MÓNICA RODRÍGUEZ
Directora

La contaminación sonora es uno de los factores que más atenta contra nuestra calidad de vida. El hecho de habitar en una gran ciudad como Buenos Aires, que actúa como una gran caja de resonancia casi de forma permanente, nos hace naturalizar convivir en ciertas condiciones sin que percibamos las verdaderas consecuencias y daños que los ruidos ocasionan en nuestra salud.

El tema está suficientemente estudiado, actualmente se dispone de herramientas que brindan datos y permiten evaluar qué está sucediendo y establecer políticas al respecto.

Técnicamente el ruido es el sonido no deseado. Un mismo sonido que puede dar placer a quien lo produce, puede convertirse en un suplicio para otros.

La Organización Mundial de la Salud considera ruido a cualquier tipo de sonido que supere los 65 decibeles (dB) durante el día y 55 dB durante la noche. Lo que esté por encima de esos parámetros es perjudicial para un buen descanso y comunicación. El punto de los 90 db es el límite de lo nocivo y por encima de los 130 db ya es doloroso para el ser humano.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, la ciudad de Buenos Aires tiene un promedio de ruido durante el día varía entre los 75 y 80 dB y por las noches, entre 65 y 70, lo que la convierte en una de las ciudades más ruidosas del mundo.

Una de las principales fuentes generadoras de ruidos es el transporte automotor, que además se agrava según el grado de congestionamiento, tipo de vehículo y formas de conducir. Otros responsables también son las sirenas, martillos mecánicos, obras en construcción, aparatos domésticos, transporte aéreo, estaciones de trenes y subtes, centros comerciales y camiones recolectores de residuos.

Pero además, en la ciudad de Buenos Aires hay vecinos que denuncian que deben convivir con otro tipo de ruidos que antes no lo padecían. Estamos hablando de eventos musicales masivos, distritos de consumo que avanzan de manera descontrolada en el uso y abuso del espacio público (bares nocturnos, boliches al aire libre, decks gastronómicos). Estos residentes no solo reclaman su derecho al descanso nocturno sino que también argumentan que hay una extrema laxitud en los controles que debiera ejercer la autoridad pública.

La multiplicación y masificación de estas circunstancias ha provocado que muchos hayan comenzado a movilizarse y apelar ante la justicia tras verse sometidos a ruidos que sobrepasan los límites de lo tolerable y tornan sus vidas insoportables.

Es el caso de los vecinos de Palermo que se manifestaron el pasado 16 de diciembre y cortaron avenida Del Libertador al son de “Basta de boliches y recitales a todo volumen. Queremos dormir”. Aducen que la contaminación sonora producida por los boliches y bares del polo musical y bailable de la zona, conformado principalmente por el Campo Argentino de Polo, el Hipódromo y el Paseo de la Infanta se extiende prácticamente todos los días de la semana. Por eso han decidido recurrir también a la Justicia.

Por su parte, los vecinos de Villa Crespo denuncian que desde el segundo semestre de 2022 se vienen realizando en el mega estadio Movistar Arena eventos masivos todos los días que originan ruidos, concentraciones de personas, contaminación lumínica, cortes de calle, caos de tránsito, saturación de estacionamientos, autos estacionados sobre las veredas, quedando los residentes como rehenes en sus domicilios.

Similar resulta la protesta que llevan adelante vecinos del barrio de Villa General Mitre que juntaron más de 1600 firmas y elevaron una petición a la Comuna y al Gobierno de la Ciudad donde solicitan que no se realicen más recitales musicales en la cancha de Argentinos Juniors, fundamentando el pedido en “que la cantidad de personas que se nuclean varias horas antes del evento, comiendo, bebiendo, defecando y originando en la calle y en las puertas de nuestras viviendas, la cantidad de basura que generan, la destrucción de bienes públicos, el nivele elevado de sonido que impide el desarrollo de actividades al interior de las casas y sus vibraciones afectan las estructuras de las casas más antiguas (…) inconvenientes para la vida cotidiana del barrio que es varias veces superior al que generan cuando hay partidos de fútbol”.

Organizaciones no gubernamentales como el Observatorio del Derecho a la Ciudad se han hecho eco de estos reclamos y están acompañado los reclamos judiciales porque a partir de su propia investigación han constatado que en numerosos casos estos mega eventos musicales se concretan excediendo sus habilitaciones o en algunos casos directamente trabajan sin ninguna habilitación y/o incursionan en una violación fragante al Código Urbanístico.

En este contexto, se sumó el reciente Decreto Nº466/2022, promulgado el 29 de diciembre y publicado en el Boletín Oficial de la Ciudad el 2 de enero de 2023, mediante el cual se concentra en la Agencia Gubernamental de Control la habilitación de recitales y eventos musicales y la facultad de controlar y verificar que no haya contaminación acústica. Es decir, el mismo organismo que otorga las habilitaciones será el encargado de hacer cumplir la ley.

Y en su texto dice el artículo 4º: “…la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desarrollará las acciones de control, inspección y vigilancia de la contaminación acústica proveniente de actividades económicas desarrolladas en establecimientos públicos y privados; obras civiles, públicas y privadas comprendidas por el Código de la Edificación; estadios y/o espacios de uso público y privado donde se desarrollen eventos deportivos, espectáculos artísticos y culturales y de cualquier otra índole al que concurra público masivamente, de acuerdo a su ley de creación".

Y continúa diciendo... "Asimismo, la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desarrollará las acciones de control, inspección y vigilancia de la contaminación acústica provenientes de las fuentes fijas con exclusión de las más arriba detalladas, y las fuentes móviles.”

Desde el Observatorio de Derecho a la Ciudad consideran que la reciente normativa dictada por el Poder Ejecutivo de la ciudad es inconstitucional e ilegal porque cambia la ley 1540 por decreto, pero además consideran que “esta medida responde más a una actividad puramente recaudatoria (…) que a una política pública que permita regular el ruido nocivo que tanto atenta al sueño y la paz de los y las vecinas de la CABA.”

EL RUIDO

¿Qué es?
Técnicamente el ruido es el sonido no deseado. Un mismo sonido puede dar placer a quien lo produce y convertirse en un suplicio para los demás.

¿Cómo se mide?
El sonido se mide en decibeles. La intensidad sonora alcanza un punto de peligro por encima de los 90 db y se convierte en dolor para los humanos a partir de los 120 db.

Causas del problema:
Las causas del aumento del ruido provienen del crecimiento de las ciudades.
La principal fuente generadora de ruidos es el transporte automotor y tiene efectos que lo agravan, como ser la velocidad, congestionamiento de tránsito, etc.
También inciden las alarmas, sirenas, martillos mecánicos, obras en construcción, espectáculos al aire libre, música de bares y discotecas, transporte aéreo, camiones recolectores de residuos, centros comerciales.

¿Por qué enferma?
El ruido genera contaminación ambiental y trae consecuencias para la salud. Cuando los decibeles pasan de determinados niveles repercuten en el organismo.
Además, también hay que considerar la combinación de la intensidad, la frecuencia y la duración.
Entre las consecuencias que acarrea para la salud física y mental, podemos clasificarlas de la siguiente manera:
  • Efectos auditivos, como interferencia en la comunicación oral, desplazamiento permanente del umbral de audición y en casos extremos, sordera.
  • Efectos no auditivos, a estos se los puede agrupar en distintas categorías:
    • Efectos físicos: aumento de la presión arterial, taquicardias y jaquecas. La exposición prolongada a más de 85db, también puede traer consecuencias como síntomas de gastritis, colitis, aumento de la glucemia y la colesterolemia.
    • Efectos psicofísicos: irritabilidad, agresividad, pérdida de la atención, insomnio, fatiga y estrés.
    • Efectos sobre los niños: recibir educación en un ambiente ruidoso dispersa la atención y retarda el aprendizaje, la comunicación oral y la habilidad para la lectura. En casos extremos se observa aislamiento y poca sociabilidad en los niños.

Y muchísimo más dañino puede resultar para aquellas personas que tienen cuadros orgánicos como los del espectro autista.

Señales de alarma:
  • Sensación de oído ocupado
  • Zumbidos
  • Disminución de la sensibilidad auditiva
  • Fatiga
  • Alteración del sueño
  • Pérdida de la memoria o irritabilidad

Teléfonos útiles a la hora de denunciar:
  • Dirección General de Control de la Calidad Ambiental: 4805-9958 / 480-6549.
  • Fiscalías Contravencionales: 0800-333-47225 / 4959-1400/1405/1406.
  • Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT): 0800-333-0300.
  • Centro de reclamos e información ciudadana: 0800-222-48323 / 0800-888-32466.
  • Centros de Gestión y Participación (CGP): 0800-222-2247.
  • Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires: 4338-4900.
  • Comisarías.

EL MAPA DEL RUIDO DE LA CIUDAD

Para dimensionar la contaminación acústica de fuentes móviles (automotor y ferrocarril) en la ciudad, la Agencia de Protección Ambiental desarrolló el primer mapa del ruido de CABA.

El Mapa se realizó mediante un método de simulación a través de un software específico que luego fue validado con mediciones sonoras de largo plazo. Para desarrollarlo, la Ciudad dispone de 5 estaciones de monitoreo de ruido que permiten medir de manera simultánea, registrando un total de 162 puntos geográficos.

A partir del mencionado relevamiento, se obtuvieron dos resultados. Por un lado, el Mapa de período diurno, que representa los niveles de ruido registrados en la Ciudad para el horario de 07:01 a 22:00 y, por el otro, el Mapa de período nocturno, que muestra los niveles para el horario de 22:01 a 07:00.

El mapa del ruido está abierto a la ciudadanía y permite analizar mediante diferentes colores cuáles son los accesos o zonas más ruidosas de la ciudad, en un rango que va de los 30-35 decibeles a los 85-90, y también seleccionar entre las mediciones diurnas y las nocturnas. En verde, el nivel más bajo, apenas pueden verse pintada alguna que otra calle. La mayoría aparece en rojo, que marca de 60 a 65 decibeles, o en la gama de los azules que van desde los 75 a 90 db.

Toda esta medición sirve para realizar un diagnóstico y analizar políticas que ayuden a bajar el nivel de ruido que afecta a la salud y al medio ambiente en general.

1 comentario:

  1. Muy interesante pero el problema principal (a mi entender) son los vecinos que ponen su música y hacen compartir al resto de los vecinos sus gustos, aún cuando están solos y podrían escuchar con auriculares

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