lunes, 19 de diciembre de 2022

VILLA DEVOTO

PREOCUPACIÓN VECINAL


AVES RAPACES A LA VISTA

¿Plaga o controladores del ecosistema?


En los últimos días vecinos de Villa Devoto se mostraron preocupados por la presencia de aves rapaces en la zona y temen por sus animales domésticos. Muchos de ellos dicen haber avistado caranchos.

Desde AQUÍ VILLA DEL PARQUE hicimos una somera investigación para conocer un poco más acerca de esta realidad.

El carancho es una de las 14 especies de aves rapaces que podemos ver sobrevolando en la ciudad de Buenos Aires.

Muchos creen que fueron introducidos por el Gobierno de la Ciudad porque en 2011 y 2012 contempló la posibilidad de realizar controles de palomas, principalmente exóticas, que son abundantes en al ciudad, pero esta medida política nunca se concretó.

Lo cierto es que que en nuestra ciudad viven más de 32 especies de aves rapaces diurnas y noctunas y ninguna de ellas ha sido introducida.

Se pueden clasificar en cuatro grandes grupos: jotes; águilas, aguiluchos, gavilanes y otros; halcones, caranchos y chimangos; y lechuzas, caburés, alilicucúes, lechuzones y ñacurutú.

Las rapaces controlan principalmente poblaciones de otras aves, pequeños mamíferos e insectos. Incluso algunas se alimentan de carroña y por esto se las considera reguladores naturales de otros componentes de los ecosistemas.

Por ejemplo, los halcones peregrinos se especializan en cazar aves en vuelo. En términos generales, la lechuza de campanarios se alimenta de ratones, ratas, murciélagos y aves; el caburé, de aves y pequeños reptiles; el gavilán mixto y el taguató, principalmente de aves, ratones y ratas, pequeños reptiles, ranas y sapos e insectos. Por su parte, el halconcito colorado y la lechucita de las vizcacheras se alimentan principalmente de insectos y también de ratones, aves, sapos y ranas, pequeños reptiles; el carancho y el chimango, además, incluyen carroña en su alimentación; y, por último, los jotes solo comen carroña.

La transformación de las ciudades trae aparejado en muchos casos la extinción local de ciertas especies y en otros favorece que otras se hagan más comunes. En CABA, por ejemplo, este último caso pudo suceder con las palomas torcaza picazuró y la cotorra. A esta realidad, se le suma la introducción de especies exóticas por mano humana que, en determinado momento, tienen una explosión poblacional. Así, se introdujeron desde Eurasia la paloma casera (típica de las plazas); el estornino pinto; y, desde el norte argentino, loros y cotorras, como la catita cirirí, el calacante ala roja, el chiripepé cola parda, el ñanday, entre otros.

Algunas rapaces consumen estas aves, y la abundancia de alimento pudo haber sido un factor clave para que sean aún más frecuentes que antaño.
Las áreas protegidas de la ciudad son los sitios ideales para observarlas y donde se pueden encontrar especies que no se verán fácilmente en otros espacios. No obstante, los grandes parques de la ciudad y las plazas son espacios donde comúnmente se observan algunas especies más generalistas, como el gavilán mixto, el carancho, el halconcito colorado y el caburé. También en zonas con grandes jardines y en áreas con frondoso arbolado público.

EL CARANCHO PORTEÑO

De la familia de los halcones, lejos de conformarse con restos de residuos es un ave que persigue palomas, pezuña ratas, busca carne viva. Es fuerte, tiene garras y un pico que le da autoridad. Por largos ratos se posa en lugares altos –una terraza, la antena de luz, un cable en la altura, la cruz de una iglesia, el cartel de una esquina poco transitada–, y desde allí mira pacientemente. Busca la presa con su vista privilegiada, o convoca a su pareja con un graznido de largo alcance.

Desde la ONG AVES ARGENTINAS aclaran que el carancho es un ave rapaz que habita en todo el territorio de nuestro país y de casi toda Sudamérica. Al igual que otras especies, se ha adaptado muy bien a vivir en las grandes ciudades, donde encuentra alimento (principalmente ratas y palomas) y sitios para nidificar (grandes árboles, antenas y edificios altos).

Como el resto de las rapaces urbanas con las que convivimos a diario (como el gavilán mixto, el halconcito colorado, el chimango y hasta el pequeño caburé) es un excelente e indispensable controlador biológico. Se alimenta de pequeños animales (como dijimos, ratas, ratones, palomas, cotorras, o pichones) a los que caza o cuyos restos carroñea. No son para nada peligrosos para las mascotas o para las personas.

Por ello, tener caranchos cerca, en los parques, plazas o en nuestros jardines es una buena señal y una excelente noticia. Lo mejor que podemos hacer si vemos un carancho es dejarlo tranquilo, observar su comportamiento, fotografiarlo, aprender de ellos.

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