domingo, 17 de enero de 2021

EDITORIALES

CIUDAD DE BUENOS AIRES.


ESCUELA PÚBLICA...
¿De caridad o de calidad?
…Esa es la cuestión

¿Vale la pena tener una la educación pública de calidad? La respuesta marcará nuestro futuro como sociedad.

Un análisis a partir de tres ejes: Acceso a la escuela pública de gestión estatal. Evolución presupuestaria del sector educación en la ciudad. Presencialidad, virtualidad o sistema híbrido para el ciclo lectivo 2021.


Escribe: Lic. MÓNICA RODRÍGUEZ - Dirección

La educación pública de gestión estatal en la ciudad de Buenos Aires se ha caracterizado a lo largo del siglo XX por aspirar a estándares de calidad y enorgullecerse de los egresados que salían de sus claustros tanto por su nivel académico que, en general les permitía acceder sin dificultad a estudios superiores como por las oportunidades laborales que se les abrían.
Sin embargo, el devenir de la última década parece replantearse ese paradigma tanto desde las políticas publicas llevadas a cabo por el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Educación de la ciudad como por las señales que se dan desde los altos tribunales de justicia porteños.
Son datos de la realidad que no responden a situaciones aisladas sino que van conformando una constante que se transforma en un compendio que está produciendo un profundo resquebrajamiento del sistema.
Queda por dilucidar si la sociedad porteña pondera hoy como valoró antaño la importancia de mantener en la ciudad un sistema de educación público que aspire a la excelencia, si desea recuperar aquella escuela pluralista donde convergían tanto niños de familias trabajadoras como los hijos de poderosos empresarios o funcionarios para formar parte de un proceso formativo que tenía como Norte la igualdad de oportunidades, la justicia social y la movilidad social ascendente.
Sarmiento sembró las bases de la educación universal que quedó catapultada en la ley 1420 de educación laica, gratuita y obligatoria. De esta manera Argentina obturó cualquier pretensión de una formación de “dos tiempos”: una para ricos, que pudieran pagar la formación de sus hijos y otra para pobres que no les quedara otra que “caer” en la escuela pública, una tendencia que a lo largo del siglo pasado transitaron la mayoría de los países hermanos de Latinoamérica.
La educación de gestión privada siempre siguió siendo una opción que convivió con la educación estatal y quedó librado a las familias elegir el sistema ideal para sus hijos.

Veamos que está pasando en la actualidad. Analizaremos 3 ejes.


ACCESO A LA ESCUELA PÚBLICA DE GESTIÓN ESTATAL.

Parece una verdad de perogrullo, pero siempre vale la pena aclararlo: vivimos en un Estado de Derecho regido por los principios rectores que fijan la Constitución Nacional y la Constitución de la Ciudad. Al respecto, el artículo 24 de la carta magna porteña reafirma y amplía lo reglado en la ley 1420: “La Ciudad asume la responsabilidad indelegable de asegurar y financiar la educación pública, estatal, laica y gratuita en todos los niveles y modalidades, a partir de los cuarenta y cinco días de vida hasta el nivel superior, con carácter obligatorio desde el preescolar hasta completar diez años de escolaridad, o el período mayor que la legislación determine…”.
Una segunda premisa que sabe cualquier ciudadano de a pie es que para que se cumpla el precepto constitucional, las vacantes escolares del sistema público deben crecer conforme al crecimiento vegetativo de la población, de lo contrario, si permanecen iguales o crecen menos, la resultante será que cada vez quedará una mayor demanda insatisfecha, es decir, más niños fuera del sistema público.
Bien, al primer punto, desde que se sancionó la Constitución de la Ciudad el 1º de Octubre de 1996 hasta la fecha, las autoridades, podríamos decir, le hicieron “pito catalán”.
El segundo punto tampoco lo cumplieron y aunque hubo ciertos períodos desde que la ciudad logró su autonomía que se construyeron más escuelas, no fueron suficientes y la realidad es que cada vez estamos más lejos de cumplir la manda constitucional. La falta de vacantes en el sistema público es cada vez mayor siendo el más golpeado el nivel inicial (45 días a 5 años). “Este año los problemas de vacantes en el sistema público de la ciudad afectan a alrededor de 25000 estudiantes distribuidos entre el nivel inicial, primario y secundario que vieron reflejada en la plataforma diferentes situaciones como vacantes en escuelas lejanas, de modalidades diferentes a las elegidas, la separación de hermanos o la NO asignación de ninguna vacante en ninguna institución educativa.” (*1)

En el ciclo 2021, la situación se agrava ante la brutal caída ingresos de un amplio sector de la población que hace que muchas familias tampoco puedan analizar la opción de la escuela privada.

Hay otras señales no menos preocupantes y es un reciente fallo del Tribunal Supremo de Justicia de la Ciudad que parece jugar a “Antón Pirulero” quitándole a la administración de Rodríguez Larreta la responsabilidad de no cumplir con la Constitución y en un fallo inédito le endilga la culpa de la falta de construcción de escuelas a la Legislatura, desconociendo o pasando por alto deliberadamente que la coalición de gobierno desde hace ya largo tiempo cuenta con una amplia mayoría en ese cuerpo colegiado. Pero el fallo además obliga a que la prioridad de las escasas vacantes que hay sean para los sectores populares y la obligatoriedad del Estado de asegurar la vacante ya no debe ser a partir de los 45 días sino de los 4 años, y aún cuando claramente va contra la Carta Magna de la ciudad,  sabemos que los fallos de los máximos órganos de justicia sientan jurisprudencia.
La edad a partir de la cual surge la obligatoriedad escolar puede llevar a confusión. Y es que el Estado no obliga a las familias a incluir en el proceso formativo a los niños hasta los 4 años, pero si por razones de necesidad o convencimiento desean institucionalizar a sus hijos antes, el Estado de la ciudad tiene la obligación indelegable de brindarle una vacante a partir de los 45 días de vida del niño. Esto quedó de manifiesto en un reciente dictamen del juez Reynoso de primera instancia que fue contra lo marcado por el TSJ y falló con estos argumentos a favor de una familia que solicitaba vacante para nivel inicial. El Poder Ejecutivo ya apeló.

EL PRESUPUESTO.


Bajo el manto de la quita de coparticipación se ampara un enorme ajuste presupuestario en la ciudad que no dejó afuera a la educación. El presupuesto asignado en 2021 a este sector alcanza poco más de 105 mil millones de pesos, lo que representa sólo el 17,18% del total del presupuesto de la Ciudad. En términos nominales son 22 mil millones de pesos más que en 2020, pero cuando se realizan los ajustes por inflación en términos reales el presupuesto educativo de 2021 sufrió un recorte del 7,6%.
Por ejemplo, el ítem “Infraestructura escolar” pasa de 3.000 millones de pesos en 2020 a poco más de 1.000 millones en 2021, mientras el gasto en mantenimiento de escuelas también decrece.
El plan Sarmiento, que otorga computadoras a alumnos de escuelas públicas se verá recortado en 370 millones de pesos.
Pero estos ajustes que parecen estar guiados por una decisión coyuntural, en realidad han sido una constante desde hace más de una década. La educación perdió participación presupuestaria en la ciudad de manera sistemática.
Entre 2007 – 2020 el presupuesto total del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires subió unos 5.118%, pero el presupuesto de la función Educación se vio incrementado en un 3.422%, lo que explica el descenso de la participación relativa del presupuesto educativo como función y como ministerio en el presupuesto total de la ciudad.
De esta manera, mientras en 2007 el presupuesto de Educación representaba el 25,95% del total presupuestario, en 2021 será de apenas 17,18%, e invitamos a ver la tabla adjunta con la evolución histórica.

PRESENCIALIDAD, VIRUTUALIDAD O SISTEMA HÍBRIDO PARA EL CICLO LECTIVO 2021.


Escuelas porteñas. Típicos patios techados
con todas las aulas ventilando hacia ellos.

Si bien desde el Ministerio de Educación de la Nación se auspicia y promueve como regla que en este ciclo lectivo los estudiantes vuelvan a la presencialidad, el ministro Trotta advirtió que la vuelta a las escuelas dependerá de la voluntad de los gobernadores.
En este sentido, el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, es el único en todo el país que hasta el momento está empeñado que las clases se retomen el 17 de febrero y en la modalidad 100% presencial.
Y uno se pregunta, ¿Podrá volver 100% la presencialidad el próximo mes cuando la ciudad de Buenos Aires está atravesando un contexto epidemiológico con un ascenso exponencial de contagios? 
El gobierno de la ciudad de Buenos Aires ¿Podrá a partir del 17 de febrero garantizar la integridad física de sus educandos, del personal docente y no docente con la infraestructura escolar existente, con cientos de escuelas cuyas aulas “ventilan” a patios cubiertos con reducida circulación de aire? ¿Podrá el Ministerio de Educación implementar las modificaciones edilicias necesarias en tan poco tiempo y con un presupuesto 2021 disminuido sobretodo en las partidas presupuestarias destinadas a mantenimiento e infraestructura escolar?, ¿Podrá el Ministerio de Educación con este recorte presupuestario reforzar la higiene en los ámbitos escolares dotando con más personal y más artículos de limpieza y desinfección? Y por último, las familias estarán dispuestas a exponer a sus hijos a una presencialidad obligatoria si no están acompañadas con medidas de seguridad que garanticen la integridad física de los niños y jóvenes?
¿Podría el gobierno de la ciudad, llegado el caso, garantizar un sistema híbrido cuando también disminuyó las partidas del Plan Sarmiento que dota de computadoras a los estudiantes? Teniendo en cuenta que ya el año pasado más de 6.000 niños y jóvenes de nuestra ciudad quedaron fuera del sistema por la imposibilidad acceder virtualmente a la escuela.

Pero lo que más llama la atención de este cronista es ver como en esta cuestión, como en tantas otras, se vuelve a polemizar en bandos opuestos, sin la menor intención de apelar a análisis claros y francos donde los actores responsables involucrados se sienten en una mesa de trabajo para encontrar soluciones por el bien de los niños y jóvenes, mientras en conjunto podrían capitalizar toda la experiencia y aprendizajes positivos alcanzados en 2020 y bregar porque este año ningún niño quede fuera de la escuela.

En definitiva, los porteños debemos preguntarnos: ¿Vale la pena sostener una educación pública de calidad? Podemos pensar que sí, que no o también podemos optar por mirar para otro lado con total indiferencia, si creemos que a nosotros no nos afecta directamente. Pero seamos conscientes que más temprano que tarde si el Estado no es capaz de garantizar una educación pública que aspire a la excelencia y garantice el acceso universal desde la más temprana edad, viviremos en una sociedad cada vez más desigual, con menos oportunidades y con un futuro más condicionado por la pobreza y la marginalidad.

Notas:
Cuadro:
(*1) Total alumnado matriculado en todos los niveles de enseñanza (inicial, primario, medio y superior no universitario) y en todas las modalidades (común, especial y adultos)
(*2) Están contemplados los niveles inicial, primario, secundario y superior de educación común; nivel inicial, primario y secundario educación especial y primario y secundario de educación para adultos. (últimas estadísticas 2019). 

1 comentario:

  1. Los que reclaman presencialidad son los mismos que votan a este Gobierno porteño, que hace años desfinancia la educación. Mucha hipocresía en el barrio, y falta de educación

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