50º ANIVERSARIO
Perfil de un hombre multifacético
EDUARDO ARZAC
Alma, corazón y vida… en Villa del Parque!
(De izq. a Der.) Eduardo Arzac, Daniel, Ángela y Eduardo (h) en Heladería Venezia |
Maestro heladero por vocación y de profesión, Eduardo hizo de su oficio un arte que supo transmitir y enseñar en los más recónditos lugares del mundo, desde Medio Oriente hasta varios países de Europa y América Latina. Pero los que realmente disfrutamos a pleno la calidad de sus helados fuimos los vecinos de Villa del Parque cada vez que acudíamos a Heladería Venezia.
Este año Eduardo celebra 50 años en Villa del Parque y esto ha sido una linda excusa que nos permitió reunirnos con él y repasar parte de una historia de vida multifacética que se forjó con esfuerzo y trabajo.
Proveniente de una familia de origen vasco-francés, Eduardo nació en el ex hospital Salaberry (Mataderos) en el año 1939. Uno de siete hermanos, se crió en la localidad de Ciudadela que fue testigo de sus primeros juegos y andanzas pero también de una infancia condicionada por la necesidad de trabajar desde muy pequeño para ayudar a la familia.
Eduardo recuerda aquellos años con alegría y rescata los aprendizajes que le brindaron quienes lo guiaron… “A los 9 años empecé a trabajar. En los veranos hacía los mandados para Heladería Gino, que estaba ubicada en Avenida General Paz y Ramón Falcón. En invierno me iba a trabajar de lechero con el “Bebe” Suárez, que era uno de los que proveía a la heladería”.
“Cuando fui un poquito más grande Gino me preguntó ‘Dónde preferís estar, en el mostrador o en la cocina?´. Enseguida me decidí por la cocina porque quería aprender a hacer helados. En aquel entonces cocinábamos alrededor de 700 a 800 litros de leche por día”.
“…La gente consumía al “rolete”… las señoras salían a las 7 de la mañana a hacer las compras, pasaban con las bolsas del mercado y de paso entraban a tomarse un “cuartito” de helado…”
Eduardo en plena elaboración de helado |
“Cuando tuve 15 años ya manejaba 3 y hasta 4 máquinas. Yo cocinaba prácticamente todo con dos o tres ayudantes que el dueño dejaba a mi cargo. Ahí aprendí bien el oficio”.
Rememorar aquellos tiempos, lo emociona… “Gino me enseñó todo. Fue como un padre para mi. Con él aprendí el oficio y a hablar el italiano del Véneto, la región de donde provenía. Estuve con él hasta el año ´57…”.
Ya formado y con aspiraciones, en el año 1958 aceptó la propuesta de Julio Faccini –que conocía a Eduardo desde chiquito-. Don Julio le ofreció trabajar en una importante heladería en Belgrano.
No fue una decisión fácil para Eduardo porque amaba a Gino. Pero el nuevo trabajo era una oportunidad de progreso que su mentor le recomendó aprovechar.
Luego de acumular experiencia laboral, con Eduardo Bernal llegó una oportunidad de negocios que marcaría un antes y un después en la vida de Arzac. Bernal le ofreció comprar el 50% de su negocio en Villa Pueyrredón. Fue una valiente decisión… “Mi único capital era una casa. Vendí la propiedad y me embarqué en el nuevo emprendimiento. Con Bernal congeniamos muy bien. Él me enseñó cómo administrar una empresa y yo le enseñé el oficio”.
Pero en la vida no todo es trabajo. En el año ‘66 conoció a Ángela Serafino, una joven napolitana que vivía muy cerquita de su local. Fue un amor a primera vista y no esperaron mucho para formar una familia. En el año ‘71 nació su primer hijo Eduardo César y años después Daniel.
Pero la vida le tenía deparado un nuevo destino… y nos cuenta… “En el año ´68 tuve que venir a un dentista a Villa del Parque, el barrio me sorprendió, me encantó su centro comercial que parecía en plena expansión. Averigüe por un local.
En aquella época se pagaban fortunas de llave. Encontré uno en Cuenca al 3300 que pedían una suma razonable.
Recuerdo que lo comercializaba la inmobiliaria Izquierdo. Después de algunas tratativas decidimos alquilarlo e inauguramos…
“Al principio los vecinos me tenían lástima porque pensaban que no iba a poder sobrevivir ya que del otro lado de la vía había una heladería muy famosa. Era lógico, nadie sabía que yo era un heladero profesional.
Y continúa diciendo: “Al principio entraba muy poca gente… pero poquito a poquito comenzaron a probar el helado… gustó… y el negocio empezó a crecer”
Nuevamente lo invade la emoción cuando rememora aquellos días… “Ángela me acompañó en todo, fue una compañera de fierro, puso el hombro para que salgamos adelante. Fueron años de mucho sacrificio, no solo para mi sino para toda la familia… Cuando los chicos ya fueron grandes también me acompañaron en la atención y fabricación, sobre todo Daniel. Eduardo, el mayor de mis hijos, cuando terminó sus estudios, eligió dedicarse a su profesión.”
Y el esfuerzo dio sus frutos. La familia Arzac llegó a tener una de las heladerías más importantes en Villa del Parque. A fines de los ´80 pudieron adquirir toda la propiedad y en los ´90 emprendieron una reforma integral que transformó al local en un espacio moderno y acorde a las mejores heladerías de Buenos Aires.
Al promediar la primer década del nuevo milenio, decidieron dar por terminado el ciclo y destinar la propiedad a alquiler, hoy en ese lugar funciona una exitosa cadena de heladerías.
Como comerciante, Arzac no solo se preocupó por hacer crecer su negocio, también se abocó junto a sus pares a promover el centro comercial y trabajar por mejorar las condiciones de vida del vecindario. Integró comisiones directivas de la Unión de Comerciantes y participó activamente del Consejo de Prevención Comunitaria de la Comisaría 47º. De aquellas experiencias guarda gratos recuerdos…
“Cuando llegué al barrio, el primero que me dio una gran mano fue Rogelio González (padre). También participé en estos ámbitos junto a Jorge Saab, Juan Nuñez y Rodríguez Nanni, todos hombres íntegros, que hicieron mucho por el barrio y las empresas de nuestra zona.”
Y si de agradecimientos se trata, Eduardo no se guarda nada… “A quienes más tengo que agradecer es a mis vecinos que me ayudaron a crecer, confiando en mis productos. Yo me siento parte de este barrio. No me voy a ir nunca. Amo Villa del Parque”.
Eduardo y sus otras pasiones...
El tango forma parte de su ser. Lo aprendió a bailar de chiquito y lo redescubrió en su juventud cuando solía ir a sacarle viruta al piso en… “el Club Buenos Aires.
Había un ambiente de milonga tremendo. Allí conocí a los grandes monstruos de la época…”
Y a su habilidad supo sumarle su vocación docente. Así, desde hace más de diez años se dedica a enseñar a nativos y extranjeros tango de salón, milonga y vals en la Academia Nacional del Tango (Av. De Mayo 833). Enseña junto a la maestra Danitza Mattos. Paralelamente y para quienes lo soliciten, da clases individuales y a domicilio.
Eduardo Arzac también es un reconocido periodista deportivo que ejerció en Italia y aquí. Durante muchos años condujo un programa de radio junto a uno de sus hermanos dedicado al fútbol y al cuadro de sus amores: Vélez Sarsfield. En la actualidad, cada tanto participa en alguno de los programas de sus amigos periodistas que acuden a él para que brinde su opinión calificada.
En lo personal, quien hoy más le quita el sueño es su pequeña nietita Luana... «un regalo que me dio la vida”.
Consultas: 11.6608.8018
Una grande storia de vita un uomo che ha dato l anima al lavoro e alla familia
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