sábado, 21 de abril de 2018

EDITORIAL

EMPRESAS & CONSUMO

DE LO NUESTRO, LO MEJOR


Sin saberlo, o sabiéndolo, Arrufat es una muestra de una tendencia que crece en el mundo y puede convertirse en una nueva oportunidad de negocios para nuestras economías regionales y particularmente para las PyMES argentinas, principales generadoras de empleo del país y motores del desarrollo sostenible.

Hoy en día, frente al avance de los robots y de la manufactura automatizada, está surgiendo a nivel mundial (y también local) un nuevo tipo de consumidor en el llamado mercado del  “lucro y consumo responsable”.


Escribe: Lic. MÓNICA RODRIGUEZ - Dirección

En la plácida mañana del domingo de Pascua, me levanté temprano, desayuné y agarré la bicicleta rumbo a la calle Tres Arroyos al 700. 
Movida por el ánimo de ayudar pero también interesada en saber cómo les estaba yendo, fui a la convocatoria realizada por los cooperativistas de Arrufat, a comprar los tradicionales huevitos de pascua.
Como es de público conocimiento, en la semana anterior a esta importante fecha para la cristiandad, la firma había recurrido a los noticieros televisivos y a cuanto medio tuvieron a su alcance para invitar a comprar sus productos.
Parecía un llamado desesperado: las abultadas facturas de servicios públicos particularmente los más de $86.000 que les había llegado de luz los está poniendo en jaque nuevamente, tras haber evitado el cierre en el 2009 cuando con más de 80 años de trayectoria, debió convertirse en cooperativa para sobrevivir.
Cuando llegué, para mi sorpresa, encontré una larga fila que doblaba la esquina y llegaba hasta pasada la mitad de cuadra... no menos de 250 personas estaban delante mío.
Sin apartarme del fin que me había motivado a ir, me dispuse a hacer la “cola”. Después de algunos minutos, como es normal en este tipo de situaciones y para hacer más llevadera la espera, comencé a charlar con las personas cercanas.
Así me fui enterando que algunos estaban allí porque “encontraban verdaderos precios de fábrica”, mientras otros (la mayoría) manifestaba que concurrían porque querían ayudar a los trabajadores a salir adelante. Pronto comprobé que esto último era verdad.
Cuando ya llevaba una hora, avanzábamos lentamente y seguía llegando gente a engrosar la fila, se acercó uno de los trabajadores para anunciar que les quedaba muy poca mercadería, que seguían produciendo pero no podía asegurar que les alcanzara para abastecer la demanda de todos los que estábamos esperando.
Pensé que la gente se iba a dispersar… casi nadie se movió… la gran mayoría permaneció en su lugar con la esperanza de ayudar a que se cumpliera el objetivo: agotar el stock.
Y el objetivo se cumplió. Pasadas las 13 horas los trabajadores habían logrado vender toda su producción!
Yo pude comprar unos cuantos huevitos para mis seres queridos, que esta vuelta tuvieron un sabor especial.
Sin saberlo, o sabiéndolo, Arrufat es una muestra de una tendencia que crece en el mundo y puede convertirse en una nueva oportunidad de negocios para nuestras economías regionales y particularmente para las PyMES argentinas, principales generadoras de empleo del país y motores del desarrollo sostenible.
Hoy en día, frente al avance de los robots y de la manufactura automatizada, está surgiendo a nivel mundial (y también local) un nuevo tipo de consumidor en el llamado mercado del  “lucro y consumo responsable”.
Estos consumidores, en general de poder adquisitivo medio y medio alto, apuntan a productos de mayor calidad, buscan conocer su origen, los procesos de elaboración y quieren tener tranquilidad de conciencia, quieren sentir que ayudan a otro consumiendo artículos que están dispuestos a pagar más si saben que con esto están beneficiando a quienes producen cuidando el medio ambiente, a quienes generan cadenas de valor que se traducen en artículos que salen a la venta a precios justos en función de tener en su haber empleo digno, inclusión y una historia que los hace únicos.
Este nuevo tipo de consumidor no solo se ocupa de consumir el producto sino que también se preocupa por saber, informarse qué está comprando y a quien se lo está comprando. En consonancia con esto pondera todos aquellos productos que provengan de la “economía social”.
Visto esto del lado de las empresas, es indispensable para quienes quieren apuntar a este segmento del consumo incluir en la cadena de valor formas de comunicar que necesariamente deben apelar al uso de las tecnologías de la información y comunicación.

Se estima que en las próximas décadas 2.000 millones de personas más demandarán alimentos.
Y si bien una gran parte se volcará hacia los comestibles industrializados, hay un grupo no menor que podrá elegir alimentos premium, orgánicos, naturales, fitogenéticos, con alto contenido nutricional y con una historia que los avale.
Y todos sabemos que en este rubro Argentina no tiene techo. Pero para que esto sea posible y nuestras PyMES sean capaces de jugar en las “grandes ligas” nacionales y del mundo, se requiere un trabajo mancomunado de los empresarios, los trabajadores, las cámaras empresariales, los sindicatos y fundamentalmente un activo y decisivo rol del Estado que apunte a promover este tipo de políticas públicas orientadas a:
- Identificar cadenas de valor con calidad probada.
- Identificar los mercados a los cuales se quiere llegar.
- Identificar los cuellos de botella, estudiando las formas de superarlos
- Establecer reglas de juego claras y continuas a mediano y largo plazo
- Facilitar los accesos al mercado de capitales a tasas razonables, disminuir la presión impositiva y proteger determinados eslabones de la cadena productiva para ser competitivos.
- Brindar tecnología, capacitaciones y asesoramiento.
- Certificación de proveedores.
- Atraer inversiones genuinas (en la economía real) que apuesten al mediano y largo plazo.
Una buena noticia: el Ministerio de Ciencia y Tecnología está trabajando en esta línea.

El mundo está ávido de alimentos y nos ofrece nichos de oportunidades ideales para el perfil de nuestras pequeñas y medianas empresas. Orientarse a estos segmentos exclusivos tanto en el mercado interno como internacional hará que los productos argentinos, hechos por argentinos sean conocidos y reconocidos por sus signos en los distintos rincones del planeta.

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