jueves, 24 de septiembre de 2015

SALUD PÚBLICA

DENUNCIA

HOSPITAL GARRAHAN

La falta de asignación presupuestaria de la ciudad está poniendo en peligro la calidad de atención en un nosocomio que se distingue por su excelencia y donde se realizan el 80% de los trasplantes pediátricos del país.

El Dr. Aldo Haimovich, prestigioso pediatra y uno de los Jefes de
Terapia Intensiva del Hospital leyó el reclamo de la comunidad hospitalaria
Ayer se realizó un abrazo simbólico al Hospital Garrahan, organizado por sus trabajadores, quienes denunciaron un recorte presupuestario llevado a cabo por el Gobierno de la Ciudad, que en los últimos 18 meses llega a la cifra de 453 millones de pesos.
Hay que decir también que la Ciudad no está cumpliendo con el decreto 815/89, según el cual, el Garrahan es un ente autárquico con un consejo de administración integrado por la Nación y la Ciudad de Buenos Aires y su financiamiento proviene de los aportes de ambas jurisdicciones, en partes iguales. 
El hospital atiende la mitad de las cirugías cardíacas complejas y a un tercio de los pacientes pediátricos con cáncer del país. Sólo en 2014, se recibieron 500.000 consultas y se realizaron más de 10.000 cirugías y 131 trasplantes.
“No estamos hablando sólo del número de consultas e internaciones sino de resultados a la altura de los mejores centros pediátricos del mundo en una institución pública”, explica el comunicado emitido por los trabajadores, donde se describen las principales consecuencias del recorte presupuestario: imposibilidad de incorporar camas de internación, la no apertura del centro de atención integral para el paciente oncológico, falta de tecnología en el equipamiento de las terapias intensivas, falta de nuevos quirófanos y consultorios, entre otros.
En un hospital en que se realizan casi el 80% de todos los trasplantes infantiles del país.
Las historias detrás del ajuste muestran que, en el fondo, el problema excede a la designación presupuestaria y se sustenta en la escala de prioridades que el Gobierno de la Ciudad le da a la Salud Pública. Del mismo modo que deniega presupuesto a este hospital, también lo hace en otros donde no incorpora la tecnología necesaria, no se realizan los nombramientos necesarios y toda la atención queda resentida.
Una realidad que está debajo de la superficie y que solo ven a diario quienes trabajan en estos centros o los que deben recalar para hacerse atender o acompañar familiares.
A pesar del esfuerzo de los médicos, enfermeros, personal administrativos y auxiliares por cubrir las deficiencias hay una realidad que los supera.
Los diferentes actores sociales de la Ciudad de Buenos Aires (Gobiernos, Ongs -sectoriales y territoriales-  y Vecinos) nos debemos un serio debate, abierto y participativo.  En general, para determinar cuáles van a ser nuestras prioridades y sobre el particular, deberemos definir qué tipo de Salud Pública queremos, si seguir apuntando a la excelencia que nos ha caracterizado y ha sido orgullo de nuestra nación,  por tener centros de formación, atención de calidad e investigación o transformar a nuestros hospitales en meros centros de caridad donde la variable de ajuste indefectiblemente será la salud de nuestros conciudadanos. Por supuesto que en esta última opción el costo a largo plazo será mucho mayor.

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