A 108 AÑOS DE SU FALLECIMIENTO
HOMENAJE A DON ANTONIO DEVOTO
De la Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto
Escribe: SUSANA COSTA
Ex presidenta Junta de Estudios Históricos de Villa Devoto
No himnos, no apologías, solo un hombre de negocios, un economista, un filántropo serán los aspectos que deberíamos nombrar para hablar de Antonio Devoto, quien fuera un agudo, rígido y afortunado hombre de negocios, de empresas agrícolas e industriales, edilicio y bancario. que legará a este barrio su nombre.
Aun resoplan voces que lo ubican como fundador del barrio y me pregunto qué diría don Antonio sobre este error particular. Creo que simplemente expresaría que su papel fue el de proponer crear una nueva” Villa” en estas latitudes al directorio del Banco Inmobiliario que presidía allá por 1889. Luego agregaría que el objetivo del banco era el de realizar un descomunal negocio inmobiliario, aunque los cálculos fallaron debido a la gran crisis económica de 1890. La crisis llevó al Inmobiliario a plantear en un giro hacia otros negocios más rentables. Con disimulada timidez aceptaría que no reniega que aún lo recordemos como un gran personaje y que con orgullo recuerda que dos estaciones ferroviarias, una escuela y una biblioteca llevan su nombre.
Su figura siempre estuvo, está y no me cabe duda que estará envuelta en un halo de romanticismo. Una publicación de época lo describe como un “señor pequeño de estatura, cabellos blancos, arrugada su piel, su rostro llevaba con majestuosidad el paso de los años”.
Originario de Lavagna, provincia de Genova, Italia nacido en 1833, dejará su tierra natal con solo 17 años y permanecerá en Argentina hasta su fallecimiento acaecido el 30 de julio de 1916 en su casa de la calle Reconquista. Dicen que hablaba preferiblemente, instintivamente en castellano; pero si su interlocutor era italiano, él, disimulando, un esfuerzo evidente, hablaba con corrección, pero sin riqueza de vocabulario, la lengua de su país de origen, sin poder, jamás ocultar su acento ligure.
Nunca vivió en Villa Devoto, sin embargo su figura atrajo a muchos italianos a elegir estos lares para fijar residencia. Los pioneros más humildes compraron sus terrenos en cuotas que a veces incluían los primeros ladrillos. Otros en cambio, llegaban del centro con vidas económicamente resueltas y levantaban grandes y señoriales casas. Onorio Stoppani, Ernesto Dellachà, Federico Devoto, Andrea Cremona, Antonio Bagnardi, Antonio Podestá, Tito Meucci, entre otros importantes apellidos italianos del inicio de la urbanización a los que se sumaron personajes como el inglés de las orquídeas, John O. Hall, y los miembros del directorio del Banco Inmobiliario.
Mientras Antonio inexorablemente envejecía, la “Villa” crecía y atraía a grandes instituciones, el Asilo San Vicente de Paul, la Sociedad Italiana Tito a Segno, el Seminario Conciliar, las hermanas de la Misericordia.
Hombre de negocios exitoso supo compartir su fortuna en importantes obras de caridad. Construyó y sostuvo hasta su fallecimiento el Asilo Umberto Primo que ocupaba la manzana comprendida entre las calles Lisboa, Edimburgo, Río de Janeiro y Valparaíso, tal su denominación original, manzana 190 de acuerdo a los planos originales de Villa Devoto. En el acto de la colocación de la piedra fundamental en 1904 Antonio habría hablado “tras los muros de este lugar de fe dedicado a Humberto I resonará eternamente bella y dulce la fábula de Dante y los tiernos huérfanos serán educados en el culto a la querida Patria italiana”.
El asilo dio apoyo, educación y cobijo a miles de niños que fueron acogidos con amor por las hermanas de la Misericordia. lamentablemente a causa de un incendio cerró definitivamente sus puertas en 1953 cuando ya pertenecía al Patronato de la infancia.
Crearía en 1915 el “Comitato di guerra italiano” institución que solventaría de su peculio gastos de instrucción y traslado de los italianos e ítalo-argentinos deseosos de colaborar con la madre patria durante la Gran Guerra. Por ambos eventos, Asilo y Comitato seria distinguido en 1916 con el título de Conde por parte de la Corona Italiana.
Fue su idea completar la construcción de la iglesia San Antonio de Padua, obra planificada en los planos del Banco Inmobiliario y que quedará prontamente abandonada. Acompañado por su segunda esposa, doña Elina Pombo tomará la decisión de incluir, en la ahora Basílica, una amplia cripta. Acuñaba Don Antonio en lo más de sus pensamientos la idea de descansar eternamente en la cripta? Nunca lo sabremos. Solo para el año 1930 sus restos serán trasladados desde el cementerio de la Recoleta hasta Villa Devoto, al igual que lo despojos de sus dos esposas, la ya nombrada Elina y Doña Rosa Viale.
Don Antonio no fundó Villa Devoto, pero en la memoria colectiva de los devotos ocupa el lugar de un patriarca querido y reconocido. Un monumento emplazado originalmente en su asilo Umberto Primo ocupa hoy el centro de la plaza “Santa Rosa”, nombre original de la plaza General Arenales.
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