viernes, 25 de julio de 2025

AQUÍ VILLA DEL PARQUE

REVISTA INTERACTIVA


JULIO 2025

Información al servicio del vecino



ALGUNOS TEMAS...

EDITORIAL
DESAFÍOS IMPOSTERGABLES
Los niños, niñas y adolescentes deben ser nuestra prioridad

CULTURA Y TURISMO
NUTRIDA AGENDA
A lo largo de las páginas encontrarán múltiples propuestas
para chicos y grandes que se realizan en nuestra comuna,
tanto para aprovechar en estas vacaciones de invierno,
como en el mes de agosto. 
Escapadas a los rincones lindos de la 
provincia de Buenos Aires para disfrutar en familia

LA OPINIÓN DE ESPECIALISTAS
¿QUÉ SUCEDE CUANDO LA PROPIEDAD A 
VENDER O ALQUILAR ESTÁ GRAVADA CON USUFRUCTO?
Escribe: FRANCISCO NIGRO. Martillero Público

SALUD PÚBLICA
HOSPITALES EN PELIGRO
Abrazo al Instituto Roffo
A pesar de la diferencia de contexto, como sucedió hacia
 fines de los años noventa, el hospital de oncología volvió
a recibir embates de una política que pone en jaque
su capacidad de atención, investigación y ejercicio de la docencia.

9 DE JULIO
DÍA DE LA INDEPENDENCIA
Celebraciones en Devoto y Villa del Parque

ACTUALIDAD
RELEVAMIENTO: MÁS ALLÁ DE LAS CIFRAS…
Un censo que interpela a la ciudad más rica del país.

INSTITUCIONALES
PARROQUIA SANTA ANA Y SAN JOAQUÍN
FIESTAS PATRONALES

ENTREVISTA AL DOCTOR JULIO SPINOSO
CeSAC Nº50
Después de 35 años, se hizo realidad el primer
Centro de Salud y Acción Comunitaria 
en el Área Programática del Hospital Zubizarreta.

VILLA DEL PARQUE
OPERATIVO PREVENTIVO
Para mejorar la seguridad y el orden urbano

VILLA SANTA RITA
PICNIC DE CELEBRACIÓN
A tres meses de la inauguración de la plaza

SOLICITADA
CONVOCATORIA A ADHERIR
“El agua es un derecho humano, no una mercancía”

Y Muchísimo más!!!

miércoles, 23 de julio de 2025

SALUD

ENTREVISTA


CeSAC Nº50

Después de 35 años se hizo realidad el primer Centro de Salud y Acción comunitaria en el área programática del hospital Zubizarreta.



Con una inversión de casi 830 millones de pesos, el Ministerio de Salud porteño inauguró en el mes de mayo el CeCAC 50 en avenida Lastra 4180, Villa Devoto.

El mismo está orientado al seguimiento integral y personalizado de la población, promoviendo la prevención y el acompañamiento constante. Cuenta con cuatro consultorios, tres boxes de atención en salud mental, farmacia, enfermería, salón de usos múltiples (SUM), áreas para el personal, sanitarios públicos y espacios de servicios. Veinticuatro profesionales conforman el staff, organizados en tres equipos interdisciplinarios que apuntan a un abordaje territorial, continuo y centrado en las necesidades de la comunidad.

Nuestro medio conversó con el Dr. Julio Cesar Spinoso, jefe de Departamento del Área Programática del Hospital Zubizarreta, quien amablemente nos recibió en su despacho y respondió nuestras inquietudes, tendientes a dar a conocer la importancia que este nuevo centro de salud tiene para los vecinos de la comuna y en la capacidad de acceder a atención médica descentralizada y personalizada.

P: ¿Doctor, cuánto hacía que se venía planteando la necesidad de crear un Centro de Salud Comunitaria dentro del área de atención del hospital Zubizarreta?
R: El pedido lleva aproximadamente 35 años, desde 1990 cuando se crearon las áreas programáticas. A partir de allí, en diferentes momentos se solicitó la creación de un centro de salud para el área programática del Hospital Zubizarreta. En todos estos años se instó, se pidió, se conversó para poder tenerlo y nunca lo habíamos logrado. Recién en esta gestión se pudo conseguir.

P: ¿Qué especialidades se suelen atender en los CeSAC?
Los servicios que se ofrecen están enmarcados en el concepto de atención primaria de la salud. Con esa concepción se crearon todos los centros de salud de acción comunitaria del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Disponen de medicina general. La mayoría incluyen pediatría y ginecología. De manera complementaria, se agregan fonoaudiología, psicología y psicopedagogía. Algunos cuentan con odontología y trabajo social. También pueden disponer de psiquiatría, aunque especialidad ya es de segundo nivel.

P: ¿Qué servicios brinda el CeSAC 50?
Actualmente tenemos trabajo social, psicopedagogía, fonoaudiología, psicología, pediatría, clínica médica, ginecología y farmacia.
Además de todas estas especialidades, contamos con unas horitas para deportología, con un deportólogo pediatra. Es un complemento extra, ya que no hay la obligación de contar con esta especialidad, pero se nos presentó la posibilidad y decidimos brindarla a la comunidad.
Hay que aclarar que estamos abocados a la atención primaria de la salud. Hasta ahí llegamos. Este no va a ser un segundo hospital en el que se vayan a ir sumando más especialidades.

P: ¿En este momento ya disponen de todas las especialidades?
Sí, aún faltan nombrar algunos profesionales, pero estamos atendiendo todas las especialidades. En espacio estamos un poco reducidos y debimos adaptar nuestro staff a esta realidad. En el futuro, dependiendo de la demanda y de la necesidad, seguramente tendremos que plantear ampliaciones.

P: ¿Hay posibilidades físicas para ello?
Por lo que vemos, hay posibilidad, pero la definición no depende de nosotros sino de otras áreas a las cuales tendremos que solicitarlo y habrá que trabajar para conseguirlo.

P: ¿Como médico sanitarista, usted considera que el sistema de salud pública en la ciudad de Buenos Aires está bien organizado? ¿Es adecuado que el paciente recurra en todas las cuestiones de prevención y atención primaria a centros descentralizados, por fuera de los hospitales, como son los CeSAC y los CEMAR (1)?
Me parece que es una organización que está creciendo, que le está dando un marco de contención a la gente, trata de acercar la atención a menos distancia del domicilio de las personas y de esta manera hace una contribución sustantiva. Ahora bien, como toda organización de este tipo, tiene que crecer, estabilizarse y se tiene que modificar la cultura de la gente. La población está muy acostumbrada a recurrir al hospital para toda consulta. Entonces, los hospitales tienen su requerimiento, tienen su necesidad y los CeSAC tienen como objetivo prevenir las enfermedades y brindar el primer acceso al sistema de salud. La población debe empoderarse y modificar ciertos hábitos. De esta manera, los hospitales van a descentralizarse, van a tener menos requerimientos de personas que atraviesan fases de cuidado.

P: ¿Cuáles son las conductas que debería modificar la población?
R: En principio, asumir y aceptar la presencia de los centros de salud, consultar en ellos y referirse a su médico o a su equipo sanitario de cabecera dentro de estos centros de salud. Esa sería la modificación que culturalmente las personas debieran empezar a desarrollar.

P: Desde la ciudadanía no se observa que haya una campaña del Gobierno de la Ciudad promoviendo este cambio de hábitos…
Desde el gobierno de la ciudad el hecho de tener hoy 50 centros de salud, dos centros de alta interconsulta para especialidades, es una forma de comunicar a la población que este sistema de salud está activo para ellos. Después, el paso siguiente es que la población quiera y trate de consultar en los centros de salud, insisto, en la fase de cuidado preventivo, en atención primaria. Si hubiera un requerimiento de una atención hospitalaria, el mismo centro o la misma articulación con ese segundo nivel conduce a la persona a ese lugar. El hospital es el que continúa el cuidado hasta que termine esa necesidad y vuelva a su control posterior en el centro de salud. Ese sería el caminito a hacer.
Es cierto que debe haber un cambio cultural y es necesario incentivarlo. Hoy por hoy no hay una campaña abierta, pública, que invite a ir y consultar a los CeSAC. Se han hecho comunicaciones en algún momento, se ha tratado de impulsar esa presencia, de hecho se está fomentando permanentemente creando nuevos centros de salud. Creo que es un cambio que progresivamente la gente lo irá haciendo.

P ¿Cuál es el universo de pacientes que se pueden atender en el CeSAC 50?
R: Tenemos una población referenciada de 120.000 personas aproximadamente, que sería todos los que residen en el área programática del Hospital Zubizarreta, de la cual alrededor del 20% - 25% no cuenta con cobertura de ninguna índole, eso se traduce en unas 25.000 personas sin obra social, prepaga o mutual. El centro de salud prioritariamente debería estar orientado a darle prioridad en la atención a esas 25.000 personas. No obstante, la población que viva dentro del área georreferenciada a este centro, podría atenderse a pesar de tener cobertura.

P: ¿Por ejemplo, personas afiliadas a PAMI o a cualquier otra obra social podrían también venir a atenderse?
R: Los afiliados al PAMI tienen un sistema muy particular. El sistema de PAMI tiene un médico de cabecera establecido en su forma de trabajo y la parte de atención clínica debe ser hecha por el médico de cabecera formal que tiene. Además, porque a través de él, el paciente accede a la prescripción electrónica para PAMI, y necesariamente esa medicación tiene que ser hecha en una receta electrónica por médicos del sistema que trabajan para PAMI y se reconozca el descuento o la gratuidad.

P: Le formulo esta pregunta porque la Comuna 11 tiene la característica de estar habitada por un gran número de adultos mayores. Se suma que en esta coyuntura los afiliados a PAMI encuentran que su obra social restringió en parte el acceso a medicamentos gratuitos que antes estaban cubiertos y sucede algo similar en otras obras sociales. Por eso existen algunos testimonios dan cuenta que en los últimos dos años se incrementó casi un 300% la demanda en los CeSAC?
R: Efectivamente, la comuna 11 tiene un porcentaje importante de población añosa, y obviamente uno no dice que no se pueden atender, pero PAMI específicamente tiene una forma de atención muy ordenada. El médico de cabecera tiene una cápita de pacientes, tiene una funcionalidad clínica con esos pacientes y las derivaciones. Los hospitales atienden a los afiliados de PAMI con la correcta derivación a la especialidad que corresponda.
Entonces, el afiliado de PAMI debería atenderse con su médico de cabecera y ser remitido después y mediante derivación a una especialidad al centro que le corresponde, que cuando están dentro de la cápita del hospital público, serían éstos sus hospitales de cabecera. Eso está muy organizado. Si eventualmente quieren hacer una consulta en el centro de salud, no les vamos a decir que no. Pero claramente... si todos nos adecuáramos a los sistemas organizados de nuestras coberturas médicas, los hospitales y los centros de salud quedarían casi con exclusividad para aquellos que no tienen recursos.
En relación a los remedios, el tipo de medicación que nosotros dispensamos son a pacientes que son atendidos dentro del sistema público, fundamentalmente dentro del CeSAC y que pertenecen al área de georreferencia del área programática que nos corresponde. En todos los casos, la dispensa es gratuita.
Lo que está sucediendo es que el paciente pone en la balanza que el sistema de obra social le prescribe un medicamento y le hace un 40% de descuento y acá le prescribimos la misma droga y se le da en forma gratuita, el requerimiento y el aumento de la demanda que está ocurriendo no pasa porque la obra social no le brinde la medicación sino por llegar a fin de mes. La mecánica termina siendo “voy al centro de salud, me atiendo, me prescriben, voy a la farmacia y me llevo la medicación”. Nosotros ahí no podemos poner un filtro, una limitación, pero sí entendemos que si vamos a dispensar a todos, reemplazando a la cobertura que cada uno tiene, va a haber mucha más dificultad para poder abastecer a la población. Entonces, es todo un desafío poder administrar, gestionar y resolver esas situaciones en este contexto.

P: Fata articulación de los sistemas?
Nosotros no podemos facturarle a las obras sociales la medicación que se dispensa a pacientes con esas coberturas, de manera de poder recuperar ese costo económico y volverlo al sistema. Dentro del sistema público, eso no es facturable, como tampoco podemos facturar una consulta clínica a personas que tienen sus respectivas coberturas médicas. Entonces, uno no le dice que no al paciente, atendemos a todos. Desconozco cuántos afiliados de PAMI de la zona están viniendo a atenderse al CeSAC 50. Hace poquito que arrancamos y todavía estamos en proceso de armado.

P ¿Cómo está evolucionando el centro de salud en estos dos meses de trabajo?
R: Bien!. Vamos completando el recurso humano que tenemos previsto. Nos faltan algunas cosas que van a demorar un poquito más, pero lo básico ya prácticamente lo tenemos al 100%.
Es importante resaltar que cada vez más personas se acercan a consultar, a vacunarse. Poco a poco lo van adoptando y familiarizándose con este nuevo centro de salud.

P ¿Qué estaría faltando?
R: La farmacia aún no está al 100%, está trabajando a un 50-60% de lunes a viernes, porque nos falta un farmacéutico más. Igual, la gente está muy contenta porque le otorgamos un turno y el día y hora que le corresponde, viene a retirar la medicación sin necesidad de hacer cola ni pérdida de tiempo.

P: ¿Las historias clínicas están digitalizadas?
R: Ya estamos articulados en cuanto a los pedidos de laboratorio, que se hacen por sistema de historia clínica. El pedido de rayos todavía lo hacemos vía papel físico, pero podemos visualizar las imágenes directamente desde acá.

P: Proyectando a futuro, ¿Cuántos CeSAC cree que deberían estar funcionando en el área programática del hospital Zubizarreta para una correcta atención? ¿Alcanza este solo o le parece que quizás harían falta más o incluso algún CEMAR?
R: El CEMAR (1) que va a corresponder a esta zona, estará en el área programática del hospital Pirovano (Comuna 12). En este momento está en construcción. La ubicación exacta es Galván y C. Larralde
En cuanto a los CeSAC, en principio para dar una mejor cobertura a toda la zona, deberíamos contar con dos.

P: ¿En qué horarios atiende?
De 8 a 20 horas. Cerramos a las 8 de la noche y las últimas consultas se toman hasta las 19 horas. El centro está abierto todo el día. Cada especialidad tiene su organigrama de atención.

P: ¿Cómo se pueden pedir los turnos?
Se pueden solicitar a través de la web de la ciudad, BOTI, o directamente a nuestro mail: turnoscopszubizarreta@gmail.com

P: ¿Para vacunación también hay que pedir turnos o atienden por demanda espontánea?
Está la demanda espontánea y los turnos. Se puede optar por cualquiera de las dos opciones. El vacunatorio está abierto de 8 a 19hs. La vacunación es toda la del calendario nacional.

P: ¿Quisiera agregar algo más?
Invitamos a todo el que tenga interés, a venir, consultar y arrimarse.
En un futuro próximo vamos a comenzar con talleres. Todavía están en proceso de elaboración, pero tenemos idea de armar actividades, algunas de ellas ya las estamos promocionando en nuestra cartelera. En todos los casos estarán abiertas a la comunidad.


(1) Los CEMAR (Centro de especialidades médicas ambulatorias de referencia) forman parte de la red de atención primaria de salud pública de la Ciudad de Buenos Aires. Brindan atención especializada y realizan estudios de mayor complejidad, que no requieren hospitalización.

martes, 22 de julio de 2025

EDITORIALES

INFORME ESPECIAL


DESAFÍOS IMPOSTERGABLES

Los niños, niñas y adolescentes deben ser nuestra prioridad.


Escribe: Lic. MÓNICA RODRÍGUEZ. Dirección



Los niños, niñas y adolescentes de hoy se enfrentan a desafíos nunca antes vistos en un mundo que cambia segundo a segundo producto de los avances de la ciencia, la tecnología y de esta cuarta revolución industrial en la que estamos inmersos, que ha traído como novedad la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la robótica y la biotecnología, entre otras.

Así como la aparición de la imprenta y el motor a vapor fueron dos grandes hitos que transformaron el devenir de la humanidad, esta vez el futuro abre un horizonte desconocido, donde gran parte de los saberes y profesiones de hoy serán reemplazados por la automatización y la robótica pero a la vez aparecerán nuevas ofertas educativas y laborales, ya no tan vinculados al trabajo físico sino al conocimiento, la creatividad, la innovación, donde las habilidades más ponderadas son la adaptación al cambio y la flexibilidad a la hora de aportar en equipos de trabajo.

Por supuesto, no menos trascendente es la crisis climática y sus consecuencias, que se impone dentro de una realidad que no se puede ni se debe soslayar.

Estos cambios de paradigma obligan a pensar y repensar constantemente nuestro futuro individual pero también nuestros roles como parte de un proyecto colectivo llamado nación. 

Cada Estado se mueve en pos de no quedar rezagado en esa carrera, los países del denominado primer mundo apuestan a seguir en la "cresta de la ola" y los emergentes aspiran a subirse al tren del desarrollo.

A lo largo del siglo XX pero sobre todo a partir de mediados de la década del ´40, Argentina supo producir una movilidad social ascendente que permitió el acceso de un sector importante de la población a la educación superior de excelencia, que dio como resultado cinco Premios Nobel y tener un papel destacado en áreas de la ciencia y la tecnología que fueron un faro en América Latina. En lo que va del siglo XXI la aparición de universidades nacionales creadas a lo largo ya lo ancho del país, permitió que la cercanía les abriera la puerta al conocimiento a familias que hoy tienen primeras generaciones de profesionales universitarios.

Sin embargo, en los últimos años la deuda externa ha vuelto a tener la centralidad de la agenda pública y se ha vuelto a transformar, como sucedió en décadas pasadas en un condicionante cada vez más pesado para llevar adelante determinadas políticas públicas, principalmente las vinculadas con el desarrollo humano y social. Las exigencias de nuestro acreedor de última instancia como es el Fondo Monetario Internacional, va restringiendo la capacidad de decisión de los gobiernos argentinos. Detrás de la deuda externa se acrecienta otra deuda, mucho más dolorosa, más profunda y que verdaderamente nos interpela como sociedad: es nuestra deuda interna, especialmente con nuestras infancias.

Un reciente informe presentado este mes por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA), analiza la inseguridad alimentaria infantil en Argentina en el marco de la actual coyuntura. Un problema estructural que viene en aumento en nuestro país, pero que en momentos de crisis socioeconómica se agrava y profundiza. Un ancla pesada, capaz de hipotecar definitivamente el futuro de nuestra Patria, si no logramos establecer un sendero virtuoso.

La inseguridad alimentaria (IA) es un índice creado por el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos, luego lo incorporó la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) y sirve para medir lo que sucede en los distintos países.

En esta reciente investigación que lleva como título “Inseguridad alimentaria en la infancia argentina: un problema estructural observado en la coyuntura actual” refleja que en los hogares donde se padece IA, la primera en restringir la cantidad de alimentos ingeridos es la mujer, luego los hombres y por último los niños. Cuando la limitación de los alimentos llega a los más chicos estamos frente a familias que padecen IA severa, ya que todos los miembros poseen una nutrición deficitaria. La primera comida que suele suprimirse son las cenas, luego, cuando los recursos siguen siendo insuficientes, pasa a suspenderse también el desayuno.

Del estudio se desprende que, en la Argentina actual, casi 4 e cada 10 niños, niñas y adolescentes padecen algún grado de IA, esto se traduce en alrededor de 4,3 millones de chicas y chicos que se enfrentan a reducir sus porciones de alimentos o en casos muy extremos hay días que hay ausencia total de ellos. Pero la alimentación no solo se refiere a la cantidad de alimentos para llenar la panza, sino también a la calidad. En ciertos hogares llegar a una alimentación con calidad nutricional, donde se incluyan carnes y pescados, frutas, verduras, lácteos y legumbres es prácticamente una quimera y la ingesta se va viendo reemplazada con cada vez más porciones de farináceos, grasas y carbohidratos complejos con poco contenido proteico.

A esto hay que sumarle las desigualdades regionales que se presentan en las distintas zonas de nuestro país.

Este informe que hoy traemos a nuestras páginas pone de relieve que lejos de ir hacia una solución, el problema de nuestras infancias se va agravando año tras año especialmente a partir de 2018. El seguimiento de los mismos niños y niñas entre 2022 y 2024 muestra que más de la mitad atravesó al menos un episodio de inseguridad alimentaria en ese período. Solo el 44,5% logró mantenerse siempre en situación de seguridad alimentaria. Dentro de esta dinámica, mientras en 2024 la inseguridad alimentaria afectó al 35,5% de los chicos, hoy muchos más pasaron por al menos un momento de privación.

Luego de un análisis exhaustivo de las distintas variables vinculadas a la frecuencia con que han sufrido privación de alimentos, los segmentos socioeconómicos que más sufren, cómo se vincula la inseguridad alimentaria con la situación ocupacional de los jefes y/o jefas de hogares, qué diferencia existe entre los hogares biparentales y monoparentales, cómo influye el número de miembros de una familia a padecer situaciones de restricción de alimentos, qué incidencia tienen los niveles educativos de la familia y el impacto de la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar, el trabajo llega algunas conclusiones que compartimos en este espacio.

De la investigación surge que hay un vínculo que une determinados factores estructurales a la inseguridad alimentaria, que en determinadas coyunturas se profundiza.

• Los hogares monoparentales, numerosos, con vínculos débiles con el mercado laboral, de estratos socioeconómicos más bajos y con menor vinculación de los niños, niñas y adolescentes con la escuela y de residencia en el área metropolitana de Buenos Aires, tienen más riesgo de padecer inseguridad alimentaria.

Sin embargo, a lo largo del tiempo se observan cambios en la incidencia de ciertos factores como el pertenecer a un hogar numeroso, el tener déficit de asistencia escolar o residir en el AMBA con asociaciones que en algunos períodos se debilitan o incluso se revierten. Por ejemplo, se pudo constatar que pertenecer a hogares numerosos en épocas en el que hay oferta laboral, suele disminuir los riesgos de inseguridad alimentaria porque más miembros de la familia pueden acceder a un trabajo, por el contrario, cuando el desempleo aumenta, estos hogares suelen ser más frágiles porque hay más bocas que alimentar.


LA CLASE MEDIA, LA MÁS AFECTADA EN ESTE ÚLTIMO AÑO Y MEDIO

El estrato socioeconómico, la condición de empleo del jefe/a del hogar y el ingreso presentan un patrón estable, con una peor situación respecto a la seguridad alimentaria entre los niñas, niños y adolescentes pertenecientes a hogares en situación de desventaja estructural, lo que refleja la centralidad del acceso sostenido a recursos para garantizar una alimentación adecuada.

Frente a la pérdida del empleo, el congelamiento de salarios y en los trabajadores autónomos e informales la disminución de la demanda de trabajo, son los sectores medios y medios bajos los que tenido a lo largo de 2024 y en 2025 un limitación en los ingresos que los obligó a restringirse. Ante la imposibilidad de poder suspender ciertos gastos fijos comprometidos como son expensas, alquileres, cuotas de colegio y/o obras sociales, apelan a modificar conductas alimentarias. Si bien en estos sectores no pasan hambre, la principal variable de ajuste han sido los alimentos. Se pasó de primeras a segundas y terceras marcas y en ciertos casos también se limitan los consumos de carnes, frutas, verduras y alimentos saludables. En ciertos casos, eligen achicar las porciones o, directamente pasar por alto algunas comidas.

Entre los chicos y chicas que pertenecen a hogares de clase media, encabezados por adultos con nivel secundario o superior, que les permite acceder a empleos de mejor calificación, la proporción que padeció inseguridad alimentaria representa al 5,9%. Pero hay un dato llamativo, ese valor es algo más del doble que el registrado en 2023, cuando alcanzaba apenas el 2,8%.

Entre los chicos de clase media empobrecida, el valor registrado el último año fue levemente más alto al registrado en 2023 (22,8%) y superó, incluso, a los números de la pandemia: en 2020 había sido del 21,7%. Se trata de hogares donde Los adultos tienen trabajo, pero no así derechos laborales. Esto quiere decir que carecen de obra social para ellos y sus familias y si tienen trabajos formales, las actualizaciones de los gremios no los alcanzan.


CONCLUSIONES DEL ESTUDIO

• La inseguridad alimentaria en la infancia es un problema estructural en Argentina y se agrava en coyunturas de crisis socioeconómicas. Entre 2010 y 2024, la inseguridad alimentaria infantil mostró una tendencia sostenida al alza, con picos en 2018, 2020 y 2024. En este último año el 35,5% de las niñas, niños y adolescentes atravesó situaciones de inseguridad alimentaria y un 16,5% padece IA severa.

Está comprobado a lo largo de todos estos años, la influencia positiva que ha tendido la Asignación Universal por Hijo y la Tarjeta Alimentar como un factor que contribuyó a equipar a trabajadores en relación de dependencia con aquellos que desempeñan labores en una mayor informalidad.

La escuela también ha jugado un rol preponderante , toda vez que los niños institucionalizados que asisten a los comedores escolares tienen un menor riesgo de padecer IA o al menos es un paliativo.

• Sin embargo, la profundización de la precariedad laboral, una distribución regresiva de los ingresos y el desempleo de los adultos sigue siendo el factor determinante. De manera que para enfrentar eficazmente la IA infantil es crucial implementar políticas públicas integrales centradas en la inclusión laboral, el fortalecimiento de programas de transferencia de ingresos como AUH + TA y la construcción de sistemas de protección social intersectoriales. Estas estrategias deben priorizar a los hogares más vulnerables, revalorizar el rol de la escuela como espacio de contención y diseñarse con un enfoque territorial y federal.

lunes, 21 de julio de 2025

SALUD

SALUD PÚBLICA


HOSPITALES EN PELIGRO

Abrazo al Instituto Roffo

A pesar de la diferencia de contexto, como sucedió hacia fines de los años noventa, el Hospital de oncología volvió a recibir embates de una política que pone en jaque su capacidad de atención, investigación y ejercicio de la docencia.


Dicen que solemos valorar lo que tenemos, cuando corremos el riesgo de perderlo.

La salud pública argentina, con sus más y sus menos, con sus virtudes y sus defectos, siempre ha sido un faro dentro de nuestro continente y en materia de investigación, docencia y tratamiento del cáncer, particularmente el Hospital “Dr. Ángel H. Roffo” es un referente indiscutido a nivel mundial por la calidad de sus profesionales y la atención que brinda.

Quienes ya tenemos años de experiencia acumulada y nos dedicamos a la información, presenciar y compartir este nuevo llamado a abrazar simbólicamente al Instituto Roffo en un intento de visibilizar un deterioro presupuestario, que de seguir avanzando y profundizándose podría traer consecuencias mucho más graves de las que ya está atravesando, es una especie de déjà vu, un volver a vivir aquellos días de los años 1998 y 1999, cuando la comunidad hospitalaria, universitaria y vecinal se unió en pos de evitar un intento de cierre por parte de las autoridades nacionales de aquel entonces.


AQUÍ VILLA DEL PARQUE
EDICIÓN ENERO 1999
¿QUÉ SUCEDIÓ EN AQUELLOS AÑOS?

Ejercitar la memoria colectiva puede ser un buen ejercicio para evitar que políticas destructivas y de desmantelamiento de los sectores públicos que funcionan de manera virtuosa puedan seguir llevándose a cabo en nuestro país.

En enero de 1999, el periódico Aquí Villa del Parque bajo el título “Ataque al Roffo, ataque a la vida”, comunicaba una movilización para impedir el intento de cierre por parte del Poder Ejecutivo Nacional.

En el cuerpo de la nota se describía “…Vecinos, instituciones y pacientes se han sumado a la defensa del Instituto de Medicina Experimental Ángel H. Roffo, que hoy se ve subestimado y con visos de pretender su cierre o privatización, anulando así un establecimiento modelo en América, que ha honrado al país por la labor trascendente en la lucha por el tratamiento del cáncer y su cura, sin discriminación alguna” … A renglón seguido agregaba: “Por supuesto, la modalidad más usada para debilitarlo ha sido la falta de presupuesto y la mora en los pagos, que ciertas obras sociales, algunos dicen, usan como herramienta política para debilitar al Hospital público, como parte de una campaña muy bien orquesta, que inspirada en una seudo libertad de mercado quiere incorporar la atención de la salud en una filosofía estrictamente monetarista y cotizable, en detrimento de su función eminentemente humanitaria”. Y el artículo periodístico concluye: “Atacar al Roffo, es atacar a la vida y no podemos creer que en nuestro país, se haya perdido el sentido de la solidaridad. Y si algunos persisten en sumergir al sistema de salud, o venderlo al mejor postor, quizás reciban el merecido castigo de la justicia de los hombres, o la que a veces se pretende ignorar que es la divina, aún para los agnósticos o incrédulos. Defender al hospital es y será justicia”.


TODO PARECIDO CON LA ACTUALIDAD… ES MERA “COINCIDENCIA”

Por supuesto los contextos y las formas hoy no son las mismas que antaño, pero sabemos que las políticas de abandono y desfinanciamiento pueden conducir al mismo fin.

Escuchar las palabras que pronunció su directora, la doctora Roxana de Ávila ante una multitud que se congregó el pasado 10 de julio para acompañar y defender al instituto en este momento crítico, da verdadera dimensión del problema: “La situación económica del país de un tiempo a esta parte hace que el hospital no cuente con los recursos necesarios para su correcto financiamiento, además no disponemos de presupuesto asignado desde 2023”.

Y continuó… “A esto se suma el incremento excesivo de los valores de todos los insumos que se utilizan a diario, de los medicamentos, de los servicios que se contratan y del equipamiento médico, afectando también la infraestructura hospitalaria”.


No menos compleja es la situación del personal y en este sentido De Ávila señaló “los salarios de los trabajadores de la salud aumentan muy por debajo de la inflación, esto provoca la deserción de profesionales altamente capacitados y la imposibilidad de contar con personal que los reemplace”.

Y todo en definitiva repercute en los pacientes: “Esta falta de recursos afecta a más de 100.000 pacientes con cáncer que se atienden anualmente, cuyos tratamientos son costosos y prolongados en el tiempo, al padecimiento de la enfermedad se agrega la incertidumbre y angustia y muchas veces la impotencia en los trabajadores de la salud”.

Acto seguido hizo un llamado: “le pedimos a las autoridades nacionales y a los legisladores que reflexionen y presten especial atención a la situación que está viviendo este centro de excelencia…”

Finalmente recordó una reflexión del Dr. Roffo: “El instituto representa a la que vez que una casa de estudios y ciencia, un oasis para aquel que el destino lo ha señalado brutalmente” y cerró su alocución diciendo “Si bien hoy gracias a gente como el doctor Roffo el cáncer es una enfermedad tratable, crónica e incluso curable, estos son los motivos que nos guían para que sigamos abrazando estos principios, día a día sin bajar los brazos”.

Luego de un cerrado aplauso, se inició esta marcha multitudinaria que dio la vuelta al hospital al son de “El Roffo no se toca” y “unidad de los trabajadores… y al que no le gusta, se jode, se jode”.


Los pacientes acompañaron esta
movilización y no dudaron en 
dejar su testiomonio 
TESTIMONIO DE MÉDICOS, AUXILIARES Y PACIENTES

En esa mañana nuestro medio también pudo recoger otros testimonios como el doctor Roberto Rodríguez, director del Área Técnica. El galeno se refirió a los costos de las terapias… “un paciente oncológico de cualquier diagnóstico es de alta complejidad y tiene alto costo, porque más allá de los insumos que se requieren en caso de cirugías, se requiere también cierta aparatología. Las internaciones de los pacientes están alrededor de los 200 y 300 dólares. A esto hay que sumarle otros costos que son los estudios por imágenes, el tipo de alimentación (…) Y los pacientes que llevan a cabo tratamientos de quimioterapia también suelen bajarles las defensas, empieza la fiebre y se infectan y se deben internar en salas de aislamiento y los costos de antibióticos en los esquemas de aislamiento son carísimos, puede rondar entre los 20.000 y 30.000 dólares por quince días de tratamiento."

Alejandra es técnica de laboratorio y trabaja hace más de 36 años en el hospital: “tenemos mucho menos recursos, estamos haciendo un gran esfuerzo humano, porque tratamos que con lo que tenemos seguir funcionando de la mejor manera” y fue muy gráfica… “en estos 36 años que trabajo aquí hubo épocas en las que el hospital estuvo mejor, se lo dotó del equipamiento y hubo alguna etapa que no estuvo tan bien, pero como esta no recuerdo ninguna otra”.

Finalmente conversamos con Silvia que es paciente del hospital: “Soy docente jubilada y una de las afortunadas en tener obra social en este país. Cuando me diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3 hace siete años, mi obra social (IOMA) no supo darme respuesta con el tratamiento que necesitaba. Yo era muy consciente que cada día perdido para mi era tiempo valioso para mi vida. Gracias a la obra social de mi marido (UAS) comencé a atenderme en el Roffo y acá me salvaron la vida (…) 
Y continúa contándonos: "Después de la pandemia me volvió la enfermedad. Esta vez tenía metástasis, tengo metástasis en mediastino, en pulmón, en vértebras de la columna y acá, en el hospital, me vuelven a salvar la vida, porque yo ya no tenía esperanza de vida. No tenía buen pronóstico. Pero ellos consiguieron hacerme un tratamiento de protocolo con un laboratorio. Me evaluaron y pude entrar en el programa. Hoy, después de cinco años, puedo decir que sigo, el cáncer se redujo a la mitad y vengo desde Cañuelas [donde reside] cada 28 días a atenderme. 
Y emocionada concluye: "Pero para mi lo más importante es que cuando entrás, ya entrás sanándote, porque ellos te sanan el alma, los trabajadores te sanan el alma, nosotros no solamente necesitamos una cura terapéutica, necesitamos contención, los pacientes que vienen acá son pacientes especiales, entramos sabiendo que nosotros venimos a tratar de ganar un poquito más de vida, nada más. Y acá nos dan ese amor y esa esperanza que necesitamos. Nunca me dejaron caer en el hospital, en esos días que tuve que hacer las quimios, cuando perdía el pelo y las chicas me decían, `dale que vas a ganar la batalla, vas a ganar la batalla´. Y aquí estoy. Hoy no vengo por mi, vengo a darle la mano a todos estos trabajadores porque por el amor que ponen, para ellos no es solamente un trabajo”.

CIUDAD

RELEVAMIENTO



MÁS ALLÁ DE LAS CIFRAS…

Un censo que interpela a la ciudad más rica del país.


Lo que antes eran casos aislados, hoy es una compleja realidad que impacta en los barrios: el número de personas es estado de indigencia palpamos que se incrementa año tras año. 

El tercer censo popular, con una rigurosa metodología, corroboró que casi 12.000 personas viven en situación de calle en nuestra ciudad. Esta realidad requiere gobiernos que diseñen soluciones acordes a la magnitud del problema, tanto para quienes no tienen techo como para el resto de la ciudadanía.





Cuando recorremos las calles de nuestros barrios resulta habitual encontrarnos a personas en situación de calle, incluso algunos de ellos ya forman parte de la vecindad, asentados en puntos fijos cuando no encuentran oposición de quienes viven en las proximidades.

En nuestra zona, lo que en el pasado eran casos aislados y ocasionales, se ha transformado en una problemática profunda y compleja. Cualquier observador medianamente atento reconoce que el número de personas en estado de indigencia es cada vez mayor. Las entidades intermediarias que les brindan ayuda constante dan cuenta de ello.

Frente a esta realidad, no todos los vecinos reaccionan de igual manera. Están quienes comprenden el contexto de lo que está pasando y tratan de aportar paliativos para que el sufrimiento de no tener un techo y de todas las consecuencias que ello trae aparejado sea menos doloroso, siendo conscientes que son el último eslabón de la cadena, que no han creado esta situación, pero no están dispuestos a mirar para otro lado ante el drama del desamparo. Otros optan por la indiferencia. Pero también hay residentes que exponen su rechazo de manera manifiesta, actitud que suele tener su correlato en denuncias policiales y en reiterados reclamos a las autoridades para que los “saquen” , pedidos que suelen escucharse una y otra vez en las reuniones mensuales de seguridad o con funcionarios de la ciudad, por suerte son muy minoritarios los que llegan más lejos, con insultos y/o actos de violencia directa. Y en existe la creencia por parte de un sector de la población de que estas personas en extremo estado de vulnerabilidad no son habitantes de nuestra ciudad, sino que provienen del conurbano, de otras provincias o son extranjeros y por lo tanto exigen que se los “devuelva” a sus lugares de origen. A la par, se los suele tildar de delincuentes, algo que no es habitual, aunque no menos cierto es que hay personas que terminan en estas situaciones extremas que padecen problemáticas de salud mental y/o adicciones y bajo ciertas circunstancias disparan conductas violentas que despiertan miedo y rechazo.

La situación de calle no es una elección, es el resultado de una crisis social profunda -que parece ir agravándose día a día-, del deterioro de un sistema de salud pública que fue desprotegiendo a aquellos que padecen cuadros de salud mental, de la ruptura de redes familiares y comunitarias de contención y de un Estado que desde hace años no acierta en las políticas públicas que lleva adelante en esta materia.

Es decir, la situación de calle no tiene que ver solo con no tener un techo donde cobijarse cada día. Esta problemática social es multidimensional y por lo tanto el abordaje debe realizarse desde la integridad de la vida y la proyección de la misma. Sin salud mental, educación, techo y trabajo es imposible pensar en “erradicar la situación de la calle”.

Para poder plantear una solución, hay que partir de datos reales y fehacientes. Ese debe ser el punto de partida, la herramienta fundamental que permite elaborar un diagnóstico. Luego, desde el Estado y con el aporte de diferentes actores sociales se podrán diseñar nuevas políticas acordes a la dimensión del problema, que sean capaces de dar respuestas al conjunto de la ciudadanía que reside en nuestra ciudad.


CONTRAPUNTO EN LAS CIFRAS:

Los números que maneja el Gobierno de la Ciudad parten de sus propios relevamientos anuales. Estos han sido cuestionados y refutados tanto en 2017 como en 2019 por censos populares que demostraron que la cifra de personas que vivían en la calle era mucho mayor.


Nuevamente, los números que surgieron de la información oficial que dio a conocer la ciudad de Buenos Aires en noviembre de 2024 cuando contabilizó que 4.049 personas en situación de calle (1236 en plena calle y 2.813 en paradores), fueron puestos en duda, principalmente por aquellos grupos y entidades que recorre el territorio permanentemente y brindan ayuda a diario.

La estadística del Gobierno de la Ciudad:

Desde 1997, el gobierno porteño realiza un conflicto. En 2017, el Gobierno de la Ciudad evaluó 1066 personas en calle efectiva (sin contabilizar paradores ni refugios). En 2019 lo elevó a 1734 y en noviembre de 2024, afirmó que había 4049 en situación de calle.

Los censos de las organizaciones sociales:

El primer censo, realizado en 2017, consideró 3.560 personas desamparadas. El segundo se llevó a cabo en 2019 y el número se había duplicado, pasando a ser 7.251 personas. Este año, se contabilizaron casi 12.000 personas que padecen situación de calle.

A pesar de la disparidad de los números, hay una constante en los dos relevamientos: en todos se muestran incrementos sostenidos de las personas sin techo que habitan la ciudad de Buenos Aires.

Este dato por si solo ya podría ser una señal de alarma.

No menos dramático son las sesenta y tres personas que murieron de frío en nuestro país en lo que va de 2025, por el hecho de tener que permanecer a la intemperie. Trece de ellos habitaban en la ciudad de Buenos Aires.

Más allá de que a algunos el sesgo ideológico los llevan a sospechar que detrás de la minimización de las cifras se esconde la intención de invisibilizar un problema y sea una manera de justificar la ausencia de políticas públicas que deben ser más eficientes y eficaces, otros sostienen que en el fondo es la metodología la que lleva a resultados diferentes.

Así, mientras el Gobierno realiza relevamientos anuales solo por las avenidas principales de la ciudad y en un solo día, los censos populares se ajustan a una metodología más rigurosa y una meticulosa organización que les permite obtener datos mucho más precisos y cercanos a la realidad.


¿CÓMO SE REALIZÓ EL TERCER CENSO POPULAR?

Cincuenta y cuatro organizaciones de la sociedad civil de los más diversos sectores (sociales, políticos, sindicales, religiosos y vinculados a los derechos humanos) decidieron organizarse para llevar adelante el censo en 2025.

Se propusieron cumplir varios objetivos:

• Contar el número total de personas que se encuentran en esta situación

• Saber en qué barrios se ubican.

• Conocer con más detalle la realidad de cada uno: nivel educativo, estado de salud, el tiempo que hace que están en la calle.

• Generar un acercamiento con una actitud solidaria. No solo se trata de obtener datos sino también ayudar en las urgencias más inmediatas. Por ejemplo, conseguirles una frazada, ropa de abrigo, colaborar con algún trámite, orientarlos sobre centros y lugares de asistencia, obtención de medicamentos, turnos médicos, etc.).

Los días 26, 27 y 28 de junio, los más fríos del año y en medio de una ola polar, más de trescientos voluntarios se abocaron a rastrillar las calles de la ciudad en busca de aquellos que viven a la intemperie.

¿Cómo se aprendió?

Este año la encuesta se dividió en siete apartados.

Las censitas contaban con una planilla observacional para registrar información básica de cada persona y poder contarlas, más allá de si querían o no responder la encuesta. Luego, se sumó una información más detallada como: características demográficas, si tenían niños, niñas o adolescentes a cargo; trayectoria en la calle; salud y violencia institucional.

Una novedad de esta edición fue la incorporación de una aplicación móvil, que permitió agilizar la carga, el procesamiento y el cruce de los datos relevantes.

Los voluntarios recibieron varias horas de capacitaciones para saber cómo proceder, usar la aplicación y estandarizar el procedimiento de recolección de información.

La ciudad se dividió en 6 zonas:
La zona 1 corresponde a la Comuna 1
La zona 4, principalmente la Comuna 4
La zona centro, formada por las Comunas 3, 5, 6 y 15.
La zona oeste, formada por las Comunas, 9, 10 y 11
La zona norte, formada por las Comunas 12, 13 y 14
La zona sur, formada por las Comunas 7 y 8

Cada zona a su vez se subdividió en cuadrículas. Se hicieron relevamientos sobre los mismos territorios en tres turnos: mañana, tarde y noche. La razón es que las personas en situación de calle suelen desplazarse a lo largo del día por una cuestión de supervivencia y en búsqueda de resolver sus necesidades básicas: bañarse, comer, buscar ropa, dormir…

Para evitar la superposición o repetición de encuestados, los censistas debían subir a la aplicación algunos datos básicos como iniciales de sus nombres y apellidos y fechas de nacimiento, de manera de preservar el anonimato pero evitar dobles cómputos. La aplicación a su vez también permitió georeferenciar a las personas, con un margen de error menor a cinco metros.



LA EXPERIENCIA DE UN VOLUNTARIO

Nuestro colega Daniel Giovannini , director del medio de comunicación “Hormigas y Cigarras” fue uno de los encuestadores que recorrió parte de nuestra comuna y tuvo la amabilidad de transmitirnos cómo fue esa vivencia.

Él pudo participar dos de los tres días e hizo el relevamiento junto a otros compañeros en dos cuadrículas. La primera estuvo conformada por la avenida Gaona – San Blas – avenida Nazca - Joaquín V. González, la segunda la componían las calles San Blas - avenida Gaona – avenida Nazca y Gavilán.

Algunos aspectos que le llamaron la atención a Daniel fueron que “nos encontramos con personas en situación de calle en el barrio profundo, bastante alejados de las grandes avenidas” , y un segundo aspecto que resaltó es que “…las personas están bastante bien asentadas, en el sentido que estaban adaptadas al entorno”. Y dio un ejemplo, "la primera pareja que encuestamos estaba ubicada en un garaje en desuso de un edificio. Ellos nos contaron que salvo dos o tres, el resto de los vecinos tenía gestos de amabilidad, les daba agua caliente, comida... en fin, había una buena interacción con los residentes de la cuadra y ello les permitía tener una relativa tranquilidad, podía dormir (...) esa pareja llevaba alrededor de seis años en esa situación". Pero lo que más le impactó fue saber la edad de la mujer "Cuando me dijo la fecha de nacimiento, me di cuenta que había nacido unos días después que mi hija menor. No pude evitar que la imagen de mi hija se me representara. Tenía poco más de cuarenta años, pero si me hubiera dicho que tenía 59 ó 60 años lo hubiera creído. Su mirada y sus ojos transmitían una tristeza infinita..."

Daniel también nos contó que "Hubo quienes, con todo derecho, se negaron a responder. Por ejemplo, un señor que vive en un auto. Estaba convencido de que éramos del Gobierno de la Ciudad y no hubo forma de que entendiera que no éramos empleados públicos... otros estaban durmiendo... y en todos esos casos hicimos un relevamiento observacional".

En los días en los que participó Giovannini pudo contabilizar alrededor de 40 personas en el territorio que le tocó recorrer y de su muestra obtuvo algunas impresiones interesantes: “no encontramos extranjeros… había gente que había nacido en provincias de nuestro país pero viven en la ciudad desde chiquitos; la mayoría nos manifestó que hasta hace dos años podía pagarse una pieza pero que en el último año y medio eso se tornó imposible; también hay gente que lleva 3 ó 4 años que viviendo en la calle; en todos los casos tenían los vínculos rotos con sus familiares, tenían algunos hijos, y los más jóvenes tenían a sus padres vivos aunque alguno de ellos mencionó `mi viejo me echó de la casa'”.

En cuanto a consumos problemáticos “solo uno o dos reconocieron que bebían alcohol o fumaban cigarrillos”. En este punto Giovannini se permitió dudar “esto hay que tomarlo de manera relativa porque hay que ver si realmente es así”, pero lo que sí le llamó la atención es que todos mencionaron “que consumían menos desde que están en situación de calle”.

Otra pregunta que se formuló en la encuesta es si eran objeto de situaciones de violencia y de dónde provenían?. Daniel aquí percibió aspectos a analizar: “la mayoría lo que más teme es ser atacado por otras personas en situación de calle…” no reconocen la violencia institucional como tal… “Hay una especie de naturalización de la violencia policial o institucional… nos decían `la policía conmigo no se mete´ pero cuando le preguntábamos si les sacaban sus cosas nos relacionaban `son unos #~–…, a la mañana pasaron unos y me dieron una frazadita, a la noche pasaron otros, me sacaron todo y me cagaron a palos´. Es decir, no registran la violencia institucional como violencia, ya lo tienen asumido como parte de su realidad. Aunque luego en el diálogo, se percataban que estos comportamientos no correspondían por parte de agentes de la ciudad”.

Otro dato que particularmente Daniel reconoce como positivo es que "todas las personas encuestadas tenían nivel primario completo, algunos secundario parcialmente cursado y otros secundario terminado. No encontramos analfabetos. Es decir, no es gente que tenga una profesión pero tampoco son personas sin ningún tipo de formación". En su recorrido no se cruzaron con familias con niños menores de edad.

Por último, le preguntamos a Daniel , cuáles eran a su entender las mayores urgencias que sufrían las personas en situación de calle con las que charló: “Cuando les preguntamos que es lo que más necesitan, nos respondieron: vivienda y trabajo. pagarse una pieza y comer”. Y suma “Los que hace mucho tiempo viven en la calle ya saben donde ir a retirar alimentos, conseguir indumentaria, bañarse, lavar su ropa… Esas necesidades las tienen relativamente cubiertas, lo que no pueden solucionar es acceder a un trabajo ya un techo”.

Daniel concluye: “otro de los problemas de estas zonas es que el Gobierno de la Ciudad no dispone de centros de inclusión social (CIS), tampoco hay refugios de organizaciones civiles para que la gente pueda pernoctar en un lugar seguro”.


LOS PRIMEROS NÚMEROS QUE ARROJÓ EL CENSO

El lunes 7 de julio, en la sede del Sindicato de Trabajadores del Subte, las entidades de la sociedad civil que organizaron el tercer censo popular convocaron a una conferencia de prensa donde dieron a conocer los datos preliminares que arrojaron la encuesta: un total de 11.892 personas están en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires. Estos números muestran una gran disparidad y casi triplican las cifras oficiales que en noviembre de 2024 develaban que 4049 personas viven a diario este drama social.


EL INFORME:

Si bien ya están a disposición los primeros datos que recientemente se dieron a conocer, como es el número global del relevamiento, aún falta que se tome conocimiento del desagregado de este trabajo. La tarea ha quedado en manos del CELS y se espera que tarde alrededor de 30 días en procesarlo. Una vez terminado, el trabajo se convertirá en un insumo que tendrá enorme valor para conocer en profundidad la situación real de este sector de la sociedad, pero también como una herramienta para diagramar políticas que estén más acordes a la dimensión del problema y que tengan como propósito erradicar la situación de las calles en nuestra ciudad.


PETICIÓN A LAS AUTORIDADES

Las organizaciones que participaron del tercer censo popular, han elevado un petitorio a las autoridades y exigen:
1. Instalar el estricto cumplimiento de la Ley 3.706.

2. Garantizar la demanda espontánea para el ingreso a todos los dispositivos de CABA.

3. Jerarquizar el decreto 690/06, transformándolo en una ley de asistencia habitacional.

4. Decretar la emergencia en situación de calle y adicciones en todo el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

5. Prohibir el uso de lenguaje y adjetivos ofensivos, descalificantes, discriminatorios, estigmatizantes, por partes de cualquier funcionario.

6. Solicitar el cese inmediato de represión, persecución o formas violentas de intervención por parte de las fuerzas de seguridad.

7. Informar la cantidad de frazadas guardadas en los depósitos que dependen del Ministerio de Capital Humano, exigiendo su inmediata distribución y entrega.

8. Derogar del Decreto N° 373/25, volviendo a poner al Gobierno Nacional a través del Ministerio de Capital Humano, como autoridad de aplicación de la Ley N° 27.654. Este decreto trasladó a las jurisdicciones subnacionales la responsabilidad de aplicación de la Ley 27.654 de Situación de Calle y Familias sin Techo. Asimismo es necesario actualizar el presupuesto adecuadamente a la población actual y con una distribución equitativa para cada jurisdicción.
9. Realizar el relevamiento anual federal de personas en situación de calle, riesgo de situación de calle y familias sin techo.