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martes, 23 de abril de 2024

EDITORIALES

NOTA DE TAPA


SI SE PIERDE LA SALUD, LO DEMÁS NO IMPORTA NADA


Escribe: Lic. MÓNICA RODRÍGUEZ - Dirección


La Organización Mundial de la Salud (OMS) define que “la salud no sólo es la ausencia de enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico y mental, en un contexto ecológico-social propicio para su sustento y desarrollo. La salud descansa en la esfera de prácticamente todas las interacciones, sociales y culturales y es, con ellas, un componente sinérgico de bienestar social”.

Visto de esta manera, la salud es un concepto amplio, complejo, dinámico, abarcativo de las diferentes dimensiones de la vida humana y componente esencial en términos de cantidad y calidad de vida, a la vez que contribuye de manera fundamental en la realización de nuestros proyectos individuales y colectivos.

El derecho a la salud, como derecho humano, está reconocido en numerosos convenios internacionales y regionales y puede ser definido a partir de una serie de elementos que deben estar presentes para lograr su efectividad: derecho de acceso a los servicios de salud y asistencia médica, como así también el derecho a condiciones esenciales y determinantes de la salud (acceso al agua potable, adecuada nutrición, vivienda digna, condiciones sanas de trabajo y el medio ambiente, acceso a la educación y derecho a la información sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva). Hay cuatro elementos que no pueden estar ausentes:
  • 1) Disponibilidad. Se deberá contar con un número suficiente de establecimientos, bienes y servicios públicos de salud, así como de programas de salud.
  • 2) Accesibilidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles a todos en cuatro dimensiones: no discriminación, accesibilidad y económica (asequibilidad) y acceso a la información;
  • 3) Aceptabilidad. Todos los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser respetuosos de la ética médica y culturalmente apropiados, a la par que sensibles a los requisitos del género y el ciclo de vida.
  • 4) Calidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser apropiados desde el punto de vista científico y médico y ser de buena calidad.

El reto es lograr que los Estados articulen su legislación, políticas públicas y acciones tendientes a asegurar un sistema de salud pública que incluya todos estos elementos.

Desde la recuperación de la democracia, nuestro país hizo importantes avances en materia de reconocimiento del Derecho de la Salud, pero los resultados concretos aún son insuficientes, están lejos de alcanzar estándares adecuados para el desarrollo. Y los giros que desplazan al Estado en las políticas públicas de salud pueden producir estragos sobre inmensas capas de la población.

La pandemia de COVID-19 demostró la importancia del Estado al momento de la atención de los enfermos como la relevancia de la prevención a través de sistemas de vacunación universales que protejan a la comunidad de males mayores.

Hoy atravesamos otra encrucijada frente a una epidemia de dengue que ya acumula más de 269.000 casos confirmados y los muertos superan los dos centenares en un brote que no registra antecedentes. Aquí nuevamente la decisión que tome el Estado Nacional, los Estados provinciales y la ciudad de Buenos Aires son determinantes. Introducir la vacuna del dengue en el calendario oficial puede para muchos que han tenido la enfermedad y para ciertos segmentos de mayor riesgo, ser la diferencia entre la vida y la muerte frente a nuevos brotes en los próximos años.

Tampoco podemos obviar que los embates que la crisis económica y el superlativo ajuste está golpeando a las familias. Los aumentos desmesurados de las prepagas, los descomunales aumentos de medicamentos, la pérdida de fuentes laborales que dejan a una porción de la sociedad sin obras sociales y a monotributistas que se atrasan en los pagos sin la posibilidad de acceder a sus coberturas son también parte de una realidad que termina recayendo en el sistema de salud pública, que debe estar preparado para atender a una mayor demanda.

Una sociedad que piense con visión de futuro, no puede ignorar el papel determinante que la salud tiene como derecho humano fundamental y el vínculo estrecho y sinérgico que entre ellos hay.

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